La Secretaría de Delitos Complejos del Ministerio de Seguridad santafesino, en colaboración con más de 200 gendarmes, realizó ayer 30 allanamientos simultáneos en cinco localidades del sur provincial a fin de desbaratar una banda dedicada a la venta de estupefacientes. El megaoperativo fue ordenado por el Juzgado Federal Nº 3, a cargo de Carlos Vera Barros, y para su concreción fueron puestos a disposición 50 vehículos y 350 efectivos federales y provinciales que se desplegaron en las ciudades de Rosario, Pérez, San Lorenzo, Arroyo Seco y Chabás. Voceros del caso no informaron con exactitud la cantidad de personas detenidas –trascendió que había una decena– y drogas incautadas, pero dijeron que entre los apresados se encontraba el presunto líder de una red dedicada al narcotráfico, identificado como Walter Rivero, además de su esposa y algunos miembros de la sindicada organización. La presunción es que la banda tiene vínculos con el célebre Esteban Alvarado, preso en provincia de Buenos Aires. Uno de los allanamientos fue efectuado en la Alcaidía Mayor de Jefatura, donde fueron incautados teléfonos celulares en poder de internos.
“Se logró desbaratar una banda importante que se dedicaba a la distribución de estupefacientes en puntos minoristas”, dijo una fuente del caso, quien no supo especificar cuánta droga fue secuestrada, pero aclaró que los investigadores prefieren no hacer tanto “hincapié en la cantidad, sino en la detención del principal investigado”. Agregó que algunos de los allanamientos fueron realizados en búnkers, mientras otros se llevaron a cabo en lugares de acopio, donde se “estiraba” la droga que era “trasladada desde el norte del país” ya que las “cocinas” no estarían en el rubro de la sindicada banda. La referencia es que se presume que la banda se dedicada a contrabandear marihuana desde Paraguay, pero también a la distribución de cocaína.
La investigación fue iniciada hace más de un año por la Fiscalía Federal Nº 1 de Rosario, a cargo de Marcelo Di Giovanni. El epicentro de su fase operativa fue la vecina localidad de Pérez, donde ayer por la tarde se realizaron casi la mitad de los allanamientos, en tanto que otros cuatro tuvieron lugar en Rosario, uno de ellos en la Alcaidía de la UR II, donde el operativo estuvo a cargo de la Tropa de Operaciones Especiales y Gendarmería.
“Uno de los miembros de la banda se encontraba detenido y operaba desde el penal. Por eso realizamos un allanamiento en el interior de la cárcel donde secuestramos varios celulares que serán peritados en la causa”, dijo un vocero. Otra fuente refirió que uno de los internos investigados cumple condena por el crimen del jefe de la barrabrava de Newell’s Roberto “Pimpi” Camino.
“Todavía no terminamos de hacer el recuento, pero estamos hablando de unos diez detenidos en total”, confió un vocero del caso al cierre de esta edición.
Por medio de un comunicado, el ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, destacó el procedimiento realizado por la Secretaría de Delitos Complejos (que incluye a la TOE y las direcciones de Drogas y Trata de Personas) además de la participación de Gendarmería. El ministro aclaró que el procedimiento de ayer fue complementario con las acciones llevadas adelante por las fuerzas provinciales y federales relacionadas con los llamados búnkers.
Por su parte, una fuente del Ministerio de Seguridad de la Nación informó que el propio Sergio Berni participó de la planificación del operativo junto con el gobierno provincial, aunque no estuvo ayer en Rosario. Según este vocero, muchos de los puntos allanados eran búnkers, como en Pérez, donde se desbarataron cuatro bocas de expendio. “En uno de los búnkers, muy bien acondicionado, había un tipo metido en lo que parecía un pozo”, dijo este portavoz. En Rosario, en avenida de los Inmigrantes sin número, llamó la atención de los uniformados que el búnker tenía piso de cemento que, al ser levantado, descubrió bolsitas con droga enterradas. “Básicamente, más de 200 efectivos de Gendarmería actuaron en irrupción y seguridad en cada uno de los domicilios allanados. Y el efecto sorpresa anuló cualquier tipo de reacción”, cerró el vocero.
El taller de calle Chiavarini
El 11 de octubre de 2007 la sección Sustracción de Automotores allanó un local ubicado en Chiavarini 470 de Pérez, donde detuvo a Walter Rivero, por entonces de 39 años. Según la investigación, allí funcionaba un taller de chapa y pintura donde los detectives hallaron autopartes, entre ellos el larguero de una Chevrolet Miriva sustraído unos meses antes, además de un Renault 19 con pedido de secuestro por haber sido robado en 2004 en el barrio Saladillo. Durante el allanamiento, dijeron entonces las fuentes, llegó Walter Ramón Bucci, quien se presentó como dueño del lugar.
Bucci está preso en provincia de Buenos Aires acusado como miembro de la famosa Banda de los Rosarinos dedicada al robo de autos en el norte del conurbano bonaerense, cuyo liderazgo se le atribuye a su compañero de celda, el rosarino Esteban Lindor Alvarado. En octubre del año pasado, el fiscal de San Isidro Patricio Ferrari ordenó allanar las celdas de ellos dos y un tercer procesado en la causa, Gabriel García. Les secuestraron teléfonos (en total 10 smartphones con mensajería instantánea y acceso a internet y equipos de radio tipo Nextel), con los que, según escuchas, la banda seguía operando desde la cárcel en el negocio de vehículos mellizos y autopartes ilegales en Rosario, aunque también había referencia al tráfico de estupefacientes.
En la celda, los detenidos tenían dos freezers llenos de comestibles (corderos incluidos), tevé, una play y aire acondicionado, según se difundió en ese momento. Alvarado, supuesto socio del sindicado empresario Luis Medina en el tráfico de drogas en la zona noroeste de Rosario, es uno de los sospechosos en el crimen de este último, ocurrido sobre fines del año pasado.
Búnkers en la mira
Hace poco menos de un mes, el 9 de abril, el desembarco en Rosario de dos mil uniformados de las fuerzas federales marcó una jornada histórica que cambió la fisonomía de la ciudad hasta estos días, en concordancia con casi 90 allanamientos simultáneos bajo la tutela del secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni. Se desbarataron decenas de búnkers distribuidos a lo largo y ancho del territorio local. Ese megaoperativo fue la fase “residual” de causas de mayor envergadura que en los últimos meses habían dejado tras las rejas a los cabecillas de organizaciones narcocriminales más importantes de la región: Reina Quevedo y Delfín Zacarías.
Esas investigaciones llevadas adelante por la Procuraduría contra la Narcocriminalidad (Procunar) desde Buenos Aires recayeron en los dos juzgados federales de Rosario. El objetivo buscado fue generar un shock económico a sus regentes: “Cortar con las cadenas de compra y pago para dar un golpe a la financiación de estas bandas”.
El martes de la semana pasada, otros cinco allanamientos realizados por la Policía Federal, Gendarmería, Prefectura y Seguridad Aeroportuaria se desarrollaron en las zonas sur, oeste y norte de la ciudad. El juez Carlos Vera Barros explicó entonces que las medidas fueron “una continuación del megaoperativo anterior llevado a cabo para terminar de manera definitiva la actividad de los búnkers que se cerraron y los nuevos”.
El procedimiento de mayor resultado fue en Cuzco al 1500, donde se secuestró cocaína y marihuana, celulares y dinero en efectivo. Hubo cuatro detenidos: un vendedor y tres compradores, todos mayores de edad. En tanto, en Esmeralda al 1900 fueron arrestadas dos personas, una mujer que vendía y el encargado del lugar, donde hallaron un kilo de cocaína. También se realizaro operativos en búnkers ubicados en Sabattini al 3400, Magaldi 9300 y Roque Sáenz Peña al 200, este último en Villa Gobernador Gálvez.