El equipo económico de Axel Kicillof confía cada vez más en un factor clave en las negociaciones con el Club de París para llegar rápido a un acuerdo definitivo, no más allá de la reunión del próximo 28 de mayo en la capital francesa.
Según los datos que maneja el Palacio de Hacienda, que asumió toda la responsabilidad del éxito o el fracaso de las gestiones, muchas multinacionales europeas están ejerciendo presión sobre los gobiernos de los países acreedores para que haya un rápido acuerdo con la Argentina y que se liberen los créditos del Banco Europeo de Inversiones (BEI), con intereses que no superan hoy el 2 por ciento anual en euros. Esa entidad, dependiente de la Unión Europea (UE), tiene abiertas líneas de préstamos a muy baja tasa para inversiones directas en América latina, dinero que desde el default de 2001 está vedado para el país.
La región es, desde la profundización de la crisis en Europa, una especie de meca para algunas compañías que reorientaron su foco hacia Brasil, México, Colombia, Perú, Chile, Uruguay y hasta Bolivia; y son muchas las que demandan esas líneas para reforzar sus posiciones en el país. Para que aquellas puedan acceder a los euros del BEI, una de las condiciones indispensables es que la Argentina llegue a un acuerdo con el Club de París.
Aliados de peso
Lo más importante de todo, para la Argentina, es que las multinacionales presionan con un acuerdo “con o sin el FMI”, según una fuente de Bruselas, donde tiene la sede la UE. Se dice que hay al menos una automotriz alemana, una empresa de comunicaciones española, un fabricante de aeronaves multinacional europeo, una química alemana, empresas satelitales francesas y, fundamentalmente, petroleras y varios oferentes de servicios energéticos dispuestos a invertir en Vaca Muerta que presionarían para que haya acuerdo rápido.
Según la información extraoficial que circula por Buenos Aires, muchas compañías europeas estarían ya presionando a sus gobiernos para que se aceleren las negociaciones, luego de la firma del acuerdo con Repsol por la renacionalización de YPF, alertadas por la velocidad con que otras petroleras de diferentes lugares del mundo (desde Estados Unidos hasta Malasia, pasando por México) están cerrando acuerdos con la Argentina para comenzar las exploraciones en ese yacimiento.
Afinar el lápiz
Una de las cuestiones que se deberá resolver en la reunión del 28 de mayo, donde las partes se verán las caras en un comienzo formal de las negociaciones, es el monto exacto de la deuda que se mantiene con el Club de París. Según fuentes del organismo, superaría ya los 10.000 millones de dólares desde los originales 6.750 millones de dólares en el momento del default de diciembre de 2001.
Para la Argentina, la deuda sería de unos 1.000 millones de dólares menos, y no superaría los 9.000 millones de la divisa estadounidense. Otro punto es el monto a liquidar al contado, condición indispensable para un acuerdo. En su momento, el equipo económico ofertó unos 250 millones de dólares que rápidamente fueron rechazados desde París.
Para la Argentina, el monto máximo a liquidar en un primer pago no deberá pasar de los 1.000 millones de dólares.
Socios difíciles
De los 19 socios del Club de París, el país les debe dinero a 15, de los cuales Alemania y Japón son de los principales acreedores. Ambos Estados consideran que es imprescindible la participación del FMI, aunque sea a partir de una revisión mínima dispuesta en el artículo IV de la Carta Orgánica. La decisión de aceptar o no esta alternativa, en el caso de que no haya otra opción, la tomará personalmente la jefa del Estado y se esperará hasta último momento. Obviamente, éste será después del encuentro previsto para el 28 de mayo en París, donde las partes comenzarán formalmente las negociaciones y se verá abiertamente qué tan pétrea es hoy la decisión de los Estados acreedores más importantes sobre la intervención del organismo que maneja Christine Lagarde.