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Desayuno para cien con inclusión

“Ni más ni menos”, el servicio de catering de la Asociación de Padres por la Igualdad tendrá hoy a su cargo la atención en la actividad empresarial de la Mutual de la Asociación Médica. En lo que va del año ya tuvieron 20 convocatorias de trabajo.

El servicio de catering “Ni más ni menos”, de la Asociación de Padres por la Igualdad (Applir), será el encargado de atender hoy un desayuno empresarial para unas 100 personas en la Mutual de la Asociación Médica de Rosario. Próximo a cumplir cuatro años de existencia, el emprendimiento cristalizó uno de sus grandes objetivos: crear un espacio de trabajo en el que los propios jóvenes son los protagonistas. Así, cada vez más clientes contratan al equipo para atender y organizar todo tipo de eventos.

Con un espíritu plenamente inclusivo, la iniciativa surgió en 2010 para responder a las necesidades de trabajo de jóvenes con capacidades especiales. Actualmente, 16 chicos forman parte del proyecto que, tal como su nombre lo indica, no es “ni más ni menos” que un servicio como cualquier otro.

María Rosa Julián, miembro de la comisión de Applir, explicó que hace poco más de tres años desde la organización que integra pusieron en marcha un taller de capacitación en asistente de mozo. El objetivo del curso era que los chicos adquirieran herramientas para así trabajar en distintos locales gastronómicos de la ciudad. Sin embargo, admitió que el  objetivo de inclusión que buscaban llegaba, pero en cuentagotas, y fue entonces cuando pensaron en tener su propio emprendimiento.

“Empezó como una experiencia y con el tiempo fue creciendo. Están al nivel de cualquier servicio de catering”, aseguró. También contó que todos los años “Ni más ni menos” se encarga de un almuerzo anual que organiza una importante aseguradora de Rosario, al que asisten unas 200 personas y que es íntegramente atendido por los chicos con discapacidad que adquirieron formación específica para ello.

Respecto al cupo laboral del 4 por ciento para personas con discapacidad en el Estado –y que deberían atender privados– Luján explicó que no es tan sencillo, al menos para los jóvenes con capacidades intelectuales especiales. “Muchas veces se necesita contar con estudios secundarios y no todos los chicos los tienen, y entonces parece que siempre van a pérdida. Nosotros estamos bregando para que todos puedan acceder al cupo laboral. Por supuesto y como todos, los chicos necesitan una capacitación. También hacemos lo posible para que tengan igual capacitación e igual oportunidad”, remarcó Julián.

Nilda Rossi es la mamá de Leonel,  uno de los mozos del catering. Para ella, “Ni más ni menos” es un emprendimiento propio “y realmente muy importante, ya que les permite contar con una salida laboral”. “Como  miembro de Applir y como madre puedo decir que es algo muy lindo, como a cualquier persona, el tener trabajo dignifica, eleva la autoestima y así lo toman ellos, con la responsabilidad de un trabajo”, subrayó.

Nilda también contó que con el sueldo que su hijo cobró por el primer servicio de catering que hizo la invitó a cenar. “Al disponer de la plata puede tomar su propia decisión de cómo la gasta. Fuimos a una pizzería y hasta pidió la cuenta. Fue para él una alegría total y le contó a todo el mundo que me había llevado a comer afuera”, relató, con emoción.

“Ni más ni menos” lleva trabajados unos veinte eventos en lo que va del año, lo que promedia entre tres y cuatro por mes. No obstante, las madres destacaron que es necesario difundir permanentemente la tarea que llevan adelante los chicos para que tengan continuidad laboral. “Hay que promocionarlos, la idea es que trabajen al menos una vez a la semana”, finalizó.

“El espacio de incluir”

María Rosa Julián dice que la experiencia con el trabajo de su hija María Emilia en el servicio de catering fue más que positiva. Ella es una hermosa joven de 27 años con síndrome de Down. Hace unos años realizó la capacitación de asistente de mozo y hoy integra el equipo de “Ni más ni menos” y además, asiste a un taller de cine. “Ella es autónoma en su vida, elige la ropa que se compra y decide lo que se va a poner. Pero para lograr todo eso hay que generarle el espacio para que puedan hacerlo”, dijo. Como ejemplo, recordó que primero no dejaba que su hija lavara los paltos porque tardaba mucho, pero después la dejó hacerlo. “Ése un poco el espíritu de incluir y generar sus espacios para que sepan desenvolverse. También aprendió a cocinar, pero para todo lo que quieran hacer, necesitan que se les de la oportunidad para que lo hagan”, contó orgullosa.

También explicó que dentro de la organización de trabajo cada joven tiene una tarea. “A María Emilia, por ejemplo, no le gusta bandejear. Si lo tiene que hacer, lo hace, pero es muy detallista y por eso prefiere estar en la mesa de apoyo, que es en donde se prepara todo lo que se va a servir y que los mozos van a llevar”, concluyó.

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