La segunda jornada de actividades oficiales en esta ciudad tuvo un inesperado giro en el mediodía de este lunes cuando la comitiva oficial fue recibida por Alexander Turnbull, managing director para América Latina de Fonterra, la cooperativa láctea neoceladensa convertida en una multinacional de la lechería y responsable de que Nueva Zelanda haya conquistado el 33 por ciento del mercado de exportación del sector a pesar de que sólo produce el 3 por ciento de la leche mundial. Tras las presentaciones de rigor, en la que el embajador argentino en Nueva Zelanda Fernando Escalona abrió el juego, Alex, como lo llamaban todos, fue al grano y sin vueltas: “Fonterra está viendo siempre dónde producir más leche porque no tenemos más superficie en nuestro país y te-nemos que abastecer un mercado mundial con alta demanda. Pero nuestro problema con Argentina es la estabilidad”. Dicho eso, todos los que estaban en la sala de amplios ven-tanales lavados por constantes chaparrones percibieron que esa no iba a ser una reunión más, sobretodo con el antecedente de que Fonterra acaba de irse del país.
Así nomás: semanas atrás Fonterra disolvió DPA SA, la sociedad que tenía con Nestle para operar plantas industriales en Firmat y Sauce Viejo. La alianza seguirá adelante en Brasil, pero no en Argentina. Con ese contexto, no parecía muy oportuna la presencia de funcionarios, productores e industriales que habían llegado has-ta allí para tentar a Fonterra.
Siguió Turnbull: “Les cuento un caso. Teníamos 6 toneladas de leche en polvo para exportar. Hacemos el negocio con el comprador, firmamos los con-tratos y cuando tenemos que entregar nos dicen que no podemos exportar. ¿Cómo es? Son billetes verdes! ¿No es eso lo que necesitan?”, protestó visiblemente contrariado.
En ese mismo momento el gobernador Antonio Bonfatti, los propietarios o representantes de La Sibila, Pampa Cheese, Apymil, Corlasa y Carsfe, y el embajador Escalona sacaron los remos. La reunión acababa de iniciarse y estaba claro que tendrían que remarla desde atrás.
Franco y crudo
El encuentro fue de lo más interesante. Bonfatti le agradeció de inmediato tanta franqueza y crudeza. Turnbull se atajó. Se quitaba los anteojos, se pasaba las manos por el pelo entrecano y rogaba que no se lo malinterprete, que él respetaba al país y sus decisiones, pero que no estaban dispuestos a invertir en esas condiciones. El embajador Escalona se sintió en la necesidad de defender al gobierno nacional y citó los recientes acuerdos con el Club de París y Repsol como señales de cambios muy propicios a las inversiones de empresas extranjeras, además de la presencia de un millar de grandes empresas internacionales en el país. “¿Cómo no me contactaron por este problema puntual, yo podría haber informado a nuestro gobierno para buscar soluciones”, reprochó con cuidada amabilidad e incómodo. Sin embargo el neocelandés hacía rato que había renunciado a la diplomacia y devolvió otra áspera ironía: “¡El mundo se mueve más rápido que eso!”.
Turnbull, de esposa brasileña, no parece ser un ejecutivo cualquiera. Cada vez que los empresarios santafesinos le mencionaron un producto, marca o empresa del sector, sea grande o pequeña, demos-traba saber de qué se trataba y en qué lugar del tablero juega. Conoce de memoria el mercado lácteo de Sudamérica, en especial Chile (al que elogió por la reclamada estabilidad) donde Fonterra compró la principal láctea, Soprole; Brasil, donde vienen desarrollando la sociedad con Nestlé con perspectivas modestas para un país que tiene mucho por crecer internamente pero difícilmente pueda jugar en el mercado externo; y Venezuela, donde apuesta a un desarrollo lechero que está en pañales.
La semilla plantada
En un momento la reunión se fue ablandando. Luis Contegiani, subsecretario del Sistema Agroalimentario y de Biocombustibles de la provincia le sugirió “no mirar la coyuntura si no el largo plazo”, que la demanda mundial de lácteos crece y es enorme, que Nueva Zelanda tiene escaso espacio para crecer por sí y necesita asociarse con otros actores mundiales para abastecer mercados como China (Nueva Zelanda tiene un acuerdo de libre comercio con China); que Santa Fe tiene calidad, tecnología, historia productiva, investigación y más de 4 mil tambos para expandirse; que Argentina hoy produce 11 millones de litros anuales, de los cuales con 8 mil millones abastece el mercado interno y el resto es excedente exportable. En definitiva, que tenga en cuenta que “en ese nuevo eje mundial del mercado lácteo la Argentina va a jugar” y que es una oportunidad para Fonterra.
Luego fue el turno de los empresarios. Santiago Aguirre, de Pampa Cheese (quesos muzarella); Federico Boglione de La Sibila (leches nutricionales); Francisco Pérez Mazás de Corlasa (quesos y leche) y Francisco Moyaraz de Carsfe, fueron preguntando, presentándose y desplegando el diverso mundo de emprendimientos que funcionan en Santa Fe. Contaron sus experiencias, admitieron que también ellos viven en mayor o menor medida dificultades como las que enfrentó Fonterra. Con sutileza matizaron el escenario pintado por el ejecutivo: “Quizás ustedes, por ser una empresa grande, buscan asociarse con otras empresas grandes. Y a lo mejor no tuvieron el socio adecuado, porque estas empresas pequeñas conocen mejor las políticas locales por cercanía, saben dónde hacer gestiones, conocen a los funcionarios y también a los productores”.
El cierre se lo reservó el gobernador, cuando el encuentro llevaba una hora o más y era evidente que Turnbull había bajado la guardia; o al menos se había sacado las ganas de decir lo que tenía atragantado y estaba más receptivo: “Hemos plantado una semilla, vamos a regarla entre las dos partes para que vaya creciendo”. El ejecutivo, que un rato antes había mencionado sin vueltas el tiempo que restaba para las elecciones presidenciales, soltó palabras finales que fueron música para los oí-dos de la delegación: “Si hay futuro para Fonterra en Argentina, es en Santa Fe. No hay duda”. Entonces todos se saludaron y la comitiva visitante salió a la calle. Llovía a cántaros. La semilla sembrada en terreno árido ya estaba siendo regada.
Cooperación
En el inicio de la misión comercial e institucional en Nueva Zelanda, el gobernador Bonfatti estuvo además con el titular de la Cámara de Comercio de Auckland, Michael Barnett, con quien analizó distintas posibilidades de cooperación entre Santa Fe y la ciudad insular. “Se abrió una puerta de cooperación muy importante con la que se acordó llevar adelante una agenda de trabajo identificando una serie de temáticas y una gran oportunidad de insertarnos en un mercado sumamente estratégico como es el del Asia-Pacífico», según detalló María Julia Reyna, subsecretaria de Relaciones Internacionales.
La comitiva participa a partir de este martes de la National Agricultural Fieldays (Días de Campo de Agricultura Nacional), “la exhibición de intercambio agrícola más grande el hemisferio sur”, y donde la provincia tendrá un stand institucional.
Esta muestra atrae a más de mil expositores y 120 mil visitantes y funciona como plataforma para el lanzamiento y exhibición de productos y servicios agrícolas en Nueva Zelanda y el mundo. Durante su estadía, Bonfatti será recibido por el ministro de Industrias Primarias del país, Nathan Guy; el ministro de Desarrollo Económico, Ciencia y Tecnología, Steven Joyce; y el director ejecutivo y secretario de Relaciones Exteriores y Comercio del Ministerio de Relaciones Exteriores, John Allen.