El agente acusado de matar a su cuñado, incinerar el cadáver y dejarlo en un basural a mediados de junio de 2011 fue condenado a 15 años de prisión por la jueza de Sentencia 2ª al considerarlo autor del delito de homicidio simple. La resolución fue apelada y en los próximos días se fijará una audiencia oral para revisar el caso.
Sebastián Martín Tedesco tenía 31 años y su trágico final comenzó a desencadenarse la tarde del martes 14 de junio de 2011. Ese día, Tedesco se subió a su moto Kawasaki Ninja 650 de cilindrada para encontrarse con su cuñado, el agente Maximiliano Cristian Irusta, para cobrar una deuda de dinero. Pasaron varias horas y como el hombre no aparecía su familia comenzó a preocuparse. En particular, Yesica –novia de la victima– y hermana del hombre, quien le insistió al condenado por el paradero de su hermano para saber qué había pasado porque estaba enterada de la reunión. Irusta sólo le contestó con evasivas.
El padrastro de Tedesco hizo la denuncia por la desaparición del muchacho la mañana siguiente. El pedido de paradero no había terminado de pasarse a todas las dependencias cuando cerca del mediodía el cuerpo mutilado del hombre apareció en un basural de Presidente Perón al 7900, en la zona oeste.
En simultáneo, la Policía halló la moto de la víctima con las llaves puestas en la zona noroeste, jurisdicción de la subcomisaría 21ª.
Desde un primer momento, la investigación apuntó al agente Irusta, quien se quebró y reconoció el crimen cuando la policía científica encontró rastros de sangre en el interior de su casa.
En su descargo,el joven sostuvo que el desencadenante del crimen fue una fuerte discusión por la plata que le debía a Tedesco. La pelea se transformó en una lucha violenta donde ambos se agredieron con armas blancas. De acuerdo con el relato del acusado, la víctima tomó un cuchillo y él, una sartén en una mano y un cuchillo en la otra. Tedesco lo atacó y el acusado le clavó el cuchillo en el cuello.
Sin embargo, el fiscal del caso, Carlos Covani, descartó la hipótesis de defensa que describió el agente con el resultado del informe del personal de Reconstrucciones Integrales. En su argumentación, Covani remarcó que los pesquisas concluyeron que la causal de la muerte de Tedesco fue la herida punzo penetrante que tenía en el cuello del lado derecho, por lo que para apuñalarlo el agresor lo sorprendió por atrás, lo que descarta la actitud de ataque de la víctima y derriba el argumento de legítima defensa.
Irusta declaró que al darse cuenta de que le había dado muerte a su cuñado, entró en pánico y decidió levantar el cuerpo, embolsarlo y arrojarlo en un basural. Además, reconoció que abandonó la moto de la víctima con las llaves puestas en otro lugar.
A su vez, de las causas de la muerte, el médico forense constató lesiones con “armas con filo” y que el cuerpo había sido seccionado por acción de un elemento obtuso cortante y arrancamiento.
A finales de noviembre de 2011, la jueza de Instrucción 2ª, Alejandra Rodenas, procesó al agente Maximiliano Irusta, al tener en cuenta las múltiples declaraciones sobre un encuentro entre la víctima y el imputado el día del hecho, las comunicaciones telefónicas, los mensajes del celular del imputado, el testimonio de la hermana de Tedesco, los restos de sangre encontrados en el domicilio y en el auto del imputado, las heridas que sufrió el acusado –que concuerdan con la lucha que reconoció haber tenido con la víctima– y la confesión del mismo.
En ese marco, el fiscal Carlos Covani pidió en sus conclusiones 20 años de prisión para el imputado por el delito de homicidio simple y señaló que le pena solicitada tuvo en cuenta como agravantes “la relación personal y casi familiar existente con la víctima, la calidad de empleado policial junto a la inexistencia de conflictos anteriores entre victimario y víctima. Todo ello lleva a confirmar la hipótesis de que el móvil no fue más que una cuestión económica”, expuso el fiscal.
En ese sentido, en febrero pasado la magistrada a cargo del juzgado de Sentencia 2ª, María Isabel Más Varela, dictaminó condenar a Irusta, de 27 años, a la pena de 15 años de prisión. La medida fue apelada, por lo que se realizará una audiencia oral donde se hará en los próximos días una revisión del caso.