La Justicia autorizó a realizarle una intervención quirúrgica y transfusión de sangre a Lucía G., de 10 años, que se encuentra internada en el Sanatorio de Niños. La chica es hija de un matrimonio perteneciente a la iglesia de los Testigos de Jehová, quienes por razones religiosas habían expresado, a último momento, su negativa a que se le realizara la transfusión. Frente a la urgencia del caso, apoderados del centro de salud solicitaron en Tribunales poder llevar a cabo esa práctica médica, lo que fue aprobado.
“El Estado puede y debe inmiscuirse en la vida privada de estos progenitores, priorizando la ciencia por sobre la conciencia cuando se trata de salvaguardar la vida de su hija menor, más allá del credo religioso o de la ideología en virtud de la cual se intente justificar el hecho”, expresó el juez Ricardo Dutto, del Tribunal Colegiado de Familia Nº 5.
La niña padece osteosarcoma de fémur, por lo que necesita ser operada; además se le tiene que realizar una transfusión de sangre y de hemoderivados. Ante la negativa de la madre, representantes del sanatorio efectuaron una presentación de urgencia en la Justicia y plantearon una medida autosatisfactiva.
El magistrado actuante consideró que “si bien existe el derecho de todo niño a ser escuchado, consagrando en la ley de derechos del paciente la posibilidad de participar en la toma de decisión, ello debe ser valorado teniendo en cuenta la capacidad de comprensión de un menor de 10 años”.
Por otra parte señaló que “aún cuando pretendan hacerse prevalecer los atributos de la patria potestad, dado que ésta es reconocida por la ley para la protección y formación integral de los hijos”, es “contrario a los fines de la institución prevalerse de ella para impedir que la niña sujeta a su imperio reciba un tratamiento médico adecuado”.
Dutto intimó a los padres al ejercicio efectivo de su responsabilidad parental en todas sus manifestaciones, debiendo hacerse presente en el Sanatorio de Niños asistiendo, vigilando y cuidando a su hija menor. “De lo contrario la niña será considerada en estado de abandono y se notificará a la Dirección Provincial de Promoción de los Derechos de la Niñez, Adolescencia y Familia”, dispuso el magistrado, quien además ordenó “comunicar esta resolución al fiscal en turno para que investigue la presunta comisión de un delito por parte de los padres de la menor”.
Ventana de oportunidad
El director del sanatorio de Niños, Eduardo Javkin, explicó que se trata de un “caso muy particular”.
“La paciente recibió quimioterapia intensiva y está en lo que se llama una ventana terapéutica, que es un momento en que el efecto de la quimioterapia se ha ido y en consecuencia no tiene contraindicación por sus plaquetas, ni por su número de glóbulos blancos y es en este momento, precisamente, con los pocos días que nos quedan, en que se puede efectuar la intervención quirúrgica”, informó.
“La intervención quirúrgica es muy compleja, hay que reemplazar todo el fémur y la cadera de esta criatura con una prótesis de elevadísimo costo (está alrededor de los 300 mil pesos) y si se pierde esta oportunidad se pierde una posibilidad seria de salvarle la vida” a la niña.
Única alternativa
“El padre de esta chiquita no es testigo de Jehová pero sí la madre. Hay una posibilidad en estos pacientes de utilizar un equipamiento que permite reutilizar la sangre propia, con lo cual quedaría zanjada la cuestión religiosa, pero en este caso es materialmente imposible porque estaríamos reinsertándole células malignas. Por eso es que la única alternativa es la cirugía con transfusión de sangre de otra persona”, indicó Javkin.
“Esto es una cosa que se viene charlando con la familia hace más de dos meses. Se habló con el cirujano, se consiguió la prótesis. No es una cosa novedosa”, añadió.
“En el último momento la madre tuvo una crisis de conciencia y se opuso. Hubo que recurrir al juez el sábado al mediodía para solicitarle una autorización de urgencia. Nosotros ni denostamos, ni criticamos, ni adherimos a ninguna concepción religiosa. Para nosotros lo prioritario es curar al enfermo. Lo primero a no dañar es nuestro compromiso hipocrático”, concluyó el médico.