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Ópera con sensibilidad y virtuosismo

Este fin de semana, con 60 actores en escena y una orquesta en vivo, pasó por El Círculo la ópera “Don Carlo”, de Giuseppe Verdi, el célebre compositor del siglo XIX.

Uno de los espectáculos que brilló y cautivó a los rosarinos este fin de semana fue la ópera Don Carlo, del compositor italiano Giuseppe Verdi que, con entera producción local, se presentó la noche del sábado en el Teatro El Círculo. La obra comenzó con una demora de una hora a causa de una contingencia que sufrió el tenor Fernando Chalabe antes de salir a escena (sufrió una caída en la que se golpeó la espalda) que obligó a retrasar el comienzo hasta verificar las posibilidades vocales del músico.
Con más de 60 cantantes-actores en escena y bajo la dirección del maestro Nelson Coccalotto, director del coro Ópera Studio de Rosario, junto a una orquesta sinfónica en vivo compuesta por medio centenar de músicos a cargo del maestro César Tello, la polifacética puesta concedió un pase libre para remontarse al Siglo XVI a través de una historia que, desde la temática de la lucha de la libertad contra la opresión política y religiosa, también se permitió hablar de otras temáticas como el amor y la lealtad.
La historia de Don Carlo sigue al príncipe Carlos de Habsburgo –heredero del trono español– después de que su prometida, Isabel de Valois –hija de Henri II de Francia–, en lugar de casarse con él lo hiciera con su padre, el rey Felipe II, como parte de un tratado de paz que pondría fin a la guerra italiana de 1551-1559.
Afrontando con eficacia las dificultades vocales, escénicas y orquestales que plantea esta ópera en cuatro actos de Verdi, los roles protagónicos encabezados por la soprano Haydeé Da Busti (Isabel de Valois), la mezzosoprano Anabella Carnevali (Princesa Eboli), el tenor Fernando Chalabe (Don Carlo, infante de España), el barítono Leonardo López Linares, (Rodrigo, Marqués de Posa) y los bajos Luciano Straguzzi, (Felipe II, rey de España) y Marcelo Boluña (Gran Inquisidor), brillaron y transmitieron su profundo virtuosismo con performances de alta sensibilidad artística.
En cuanto a la puesta en acción, la escenografía enfatizó las formas de apropiarse de los espacios visibilizando grandes estructuras como estatuas y un Cristo crucificado de cinco metros de altura, que fue exaltada por el vestuario a cargo de la Ópera Estudio Rosario y de un correcto trabajo lumínico que permitió instituir diferentes atmósferas y jugar con climas heterogéneos.
Durante las más de tres horas y media que duró la función –que por su extensión culminó en las primeras horas de la madrugada de ayer– los rosarinos fueron testigos privilegiados de una obra musical colosal, de las más interesantes del repertorio italiano y de las más extensas de las óperas de Giuseppe Verdi.
En octubre, otra obra del ilustre compositor volverá a engalanar el escenario de El Círculo cuando cobre vida la famosa ópera Nabucco en el marco de la Temporada Lírica del coliseo local.

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