A pocos días del inicio del torneo local, Sebastián Abreu se entusiasma con las posibilidades de que Central sea un equipo “competitivo”. Y asegura que hay material para dar pelea. Pero el uruguayo habla con mesura, no promete títulos. Pero tampoco se siente con derecho de acotar la ilusión del hincha auriazul, que anhela la obtención de un campeonato en el corto plazo.
—¿Cuáles son las expectativas para el inicio del torneo?
—Las mismas que teníamos la semana pasada. Obvio que nos vino muy bien ganar el partido de Copa Argentina. Eso redujo la ansiedad. Dimos un buen primer paso en la competencia. Pero ahora nos toca afrontar algo diferente. Entre otras cosas, tenemos que saber manejar la localía.
—¿Qué significa manejar la localía?
—Ser inteligentes para no jugar al ritmo que trata de imponer nuestra gente. Hay que jugar al ritmo que el partido necesita, sabiendo que los rivales van a tratar de achicar los espacios para complicar tus opciones ofensivas. Esto es algo que, durante algunos momentos del torneo pasado, nos costó mucho resolver.
—¿Cómo ves a Central respecto del torneo pasado para afrontar este semestre?
—Lo veo bien, competitivo.
—¿Mejor?
—Eso no lo sé. Se irá viendo con el correr de los partidos. Pero hay una base sólida, que sabe lo que quiere. Además, los jugadores que se sumaron ele-van la jerarquía y el prestigio del grupo. Lo que tiene que quedar en claro es que, por lo que se vio en estos partidos de Copa Argentina, no habrá nada fácil para nadie.
—De cara a lo que viene, ¿para qué está Central?
—Nosotros no le podemos quitar ninguna ilusión al hincha. Seríamos incapaces de hacer eso. Ahora, con los pies sobre la tierra, y con mucha humildad, proponemos ser un equipo competitivo. A través de la competencia, uno siempre está cerca de los objetivos que se plantean. De ahí, a prometer, o ilusionar con algo más… No soy político, y, normalmente, el político falla. Desde lo personal, prometo dedicación, honrar la camiseta, ser competitivo, respetar un paladar, una identidad futbolística; y a partir de allí habrá que lograr los objetivos que se ha planteado este grupo.
—Además, ¿hay algún objetivo en lo personal?
—No, ninguno. La alegría pasa por los logros grupales. Sólo de esa forma la satisfacción es completa. Puedo ser goleador del torneo, y ganarme la tapa de los diarios; pero eso, a esta altura de mi carrera, no me da nada.
—¿Cómo los afectó este retraso de una semana que tuvo el inicio del torneo?
—Creo que fue beneficioso. Nos permitió que se puedan acoplar con algo más de tiempo los jugadores que llegaron como refuerzo la semana pasada. Y, además, que lo hagan sin la necesidad de un resulta-do. Me parece que, en ese aspecto, fue positivo el retraso del arranque.
—¿Imaginás un torneo diferente a los que venimos observando en los últimos tiempos?
—Hay un común denominador táctico y futbolístico que no va a cambiar. Lo único que lo puede alterar es que haya un gol rápido. De lo contrario, prepárense para ver partidos aburridos, friccionados, de buscar mucho la segunda pelota, y acciones con pelota quieta. No creo que nada salga de allí. Hasta que un partido no se abra, no creo que haya espacios para explotar.
—Un juego ideal para futbolistas con tus características.
—Seguramente. El que tenga el pivot buscará ese juego. Y el que no, apostará por los cajones para tratar de explotar la velocidad de los que vayan por afuera.
—Durante el último Mundial de fútbol se vio árbitros aten-tos a sancionar con falta los agarrones dentro del área. ¿Pensás que esto se puede trasladar al torneo local?
—Por lo que tengo entendido, una de las primicias que tienen los árbitros para este torneo es estar más atento a lo que sucede en el área durante la ejecución de pelotas detenidas.