El reclamo de la familia de Claudio Colli, el adolescente asesinado de un tiro por la espalda el día de la primavera de 2011 luego de que subiera a un colectivo en barrio Tablada, fue atendido luego de casi tres años de reclamar justicia: Nahuel O., de 22 años, fue detenido ayer en Villa Gobernador Gálvez y puesto a disposición del Juzgado de Instrucción 15ª. La víctima, apodada Caio y quien soñaba con ser cineasta, fue ultimada en el marco de una disputa entre dos sectores del llamado Cordón Ayacucho: los de Ameghino versus los de Centeno.
El homicidio ocurrió a las cuatro de la tarde del 21 de septiembre de 2011 en un colectivo de la línea 143 roja que se detuvo en la esquina de 1º de Mayo y Centeno para levantar pasajeros, entre los que había unos diez muchachos que planeaban celebrar el Día de la Primavera en La Florida. Caio, de 17 años, fue el segundo en subir al ómnibus pero en pocos segundos cayó despedido a la vereda tras recibir un disparo por la espalda que le causó la muerte, en tanto el chofer continuó la marcha. En el ínterin, su matador había ingresado por la puerta trasera del colectivo, gatillado, y vuelto a bajar para escapar en una moto conducida por un chico de la misma edad que la víctima. Un día después del crimen de Caio, decenas de personas atacaron a tiros e incendiaron la casa de Nahuel O. en Ayacucho al 4200.
“Es una burla, la Policía lo está encubriendo. El asesino de mi hijo va a visitar a su nene todos los días, lo lleva a la escuela (un jardín ubicado en inmediaciones de Grandoli y Gutiérrez) y pasa por mi casa y amenaza a mis otros hijos. Estoy segura de que hay complicidad policial de los efectivos de Homicidios y de las comisarías 11ª y 16ª. Sabemos que Nahuel O. tiene un familiar en la Policía y por eso lo protegen. Por eso y porque es soldadito –custodio de un búnker– de la Gringa” (una mujer que vive en la villa del Tanque), dijo Cristina, la mamá de Colli, al cumplirse el primer aniversario de su muerte, en relación con la boca de expendio de drogas que funcionaba en Patricias Argentinas (la continuación de Colón) y Ameghino.
“Mi hijo no se drogaba. No fumaba, no robaba. Había empezado a trabajar en el Proyecto Joven de la Municipalidad. Él quería sacar a los chicos de la droga, de la delincuencia y los llevaba a los talleres. Iba casa por casa a despertarlos para ir a trabajar. Tenía el pelo hasta la cintura y esperaba que Central salga campeón para cortárselo. Quería estudiar cine y estaba por filmar con los chicos del taller una película en parque Sur; no tuvieron tiempo”, dijo Cristina.
Ayer por la mañana, en cumplimiento de una orden de la jueza de Instrucción Patricia Bilotta (quien heredó la causa que instruía Alejandro Negroni tras la implementación del nuevo sistema penal), efectivos de la Tropa de Operaciones Especiales detuvieron a Nahuel O. en San Rafael al 3100 de Villa Gobernador Gálvez, luego de que el fugitivo chocara contra el vehículo policial cuando pretendió eludir a los detectives.
Ameghino vs. Centeno
El crimen de Caio –por el cual en principio hubo un adolescente detenido– profundizó las diferencias entre bandas barriales separadas por 200 metros: los de Centeno y los de Ameghino. En el medio, calle Garibaldi como frontera de ambos territorios: divide las jurisdicciones de la seccional 16ª (al norte) y 11ª (al sur). Meses atrás, Municipalidad y provincia abrieron calle Centeno entre Ayacucho y Patricias Argentinas (lugar conocido como “la u”), con lo cual el territorio de cinco manzanas al que sólo se ingresaba por pasillos delimitado por Ayacucho, Patricias Argentinas, Doctor Riva y Uriburu quedó separado. Tras el desembarco federal del pasado 9 de abril, una patrulla de Gendarmería está apostada en Ayacucho al 4100/4200, en un sector donde se han producido numerosos homicidios (el último en junio pasado) como resultado del enfrentamiento entre estas dos bandas.
Leandro, hermano mayor de Nahuel O., fue asesinado a tiros por tres atacantes junto con su hijastra Triana, de cuatro años, en octubre de 2012 mientras se trasladaban en moto por Ayacucho al 4700. “Esto viene desde hace mucho. Es una pelea entre bandas por lo de Caio, pero nosotros no tenemos nada que ver. Como tampoco tenía nada que ver Leandro y la hijita. Ahora nos amenazaron y nos mandaron a decir que si seguimos hablando van a venir a matarnos a todos y no les va a importar que haya pibes. No sabemos qué hacer. Tampoco podemos mandar a los chicos a la escuela”, se quejaron tras el doble homicidio mujeres del barrio.
“La noche que mataron a la nena y al papá, iban tres en la moto: el Moco, uno de los Monedita y el Gordo Pastel. Después que pasó todo (por el doble crimen), el Gordo pasaba en la moto y aceleraba como para reírse de la muerte de Leandro y la nena. Igual que el día del velorio: los de la banda de Centeno tiraron cuetes y fuegos artificiales mientras la familia lloraba a la criatura”, dijeron estas vecinas. Por el caso los dos primeros –sindicados como parte de la banda de Centeno– fueron detenidos, mientras que Nahuel O., el sospechoso de ser asesino de Caio, quedó detenido ayer a la espera de ser indagado por la magistrada Bilotta por homicidio agravado.