Paisajes, postales para recorrer sin moverse del sillón o, por demás, para viajar con la imaginación mojándose los pies en la orilla del mar, donde el compositor escribe sus poesías. Temas universales. Sentimientos y estados que brotan y se reproducen para hablar de cosas que tocan a todos: soledades, amores, sueños, pero también de la memoria, el paso del tiempo, el preciso momento y las vitales ilusiones.
Satisfecho, el músico y poeta Pablo Grinjot recorre esa ruta en Grinjot, su quinto disco de estudio, surtido por diez canciones que conmueven con palabras justas y melodías precisas. Y, atención, llega a destino porque logra atravesar el ruido diario y entrar en el universo de la emoción, la apertura de nuevos horizontes y el autoreconomiento de las complacencias.
Grabado en 2013 junto a invitados de la talla de Pablo Dacal, Fernando Cabrera y Ana Prada, Grinjot será presentado esta noche, a las 21, en el Túnel 4 del Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río). Y para la ocasión, músicos amigos del compositor como los locales Pol Nada, Julián Venegas, Damián Verdún, Mercedes Borrel y Vicky Virgolini se darán cita en el escenario.
“Las giras implican algo contrario a lo que sucedió en el estudio cuando grabamos el disco porque allí me pongo la mochila al hombro y salgo a mostrar versiones de fogón donde el resultado son conciertos inesperados. En Rosario habrá una especie de ronda de amigos y nos permitiremos la intimidad y alegría de las pequeñas reuniones”, anticipó el músico en diálogo con El Ciudadano.
—Las letras atraviesan emociones universales pero muy sentidas subjetivamente…
—Con las letras conseguí una cosa que me alegro haber logrado pero que ya es hora de revertir. Las canciones, todas, tienen una anécdota que las provocaron pero que, como vos decís, tienden a una generalidad: la de parecer haber sido escritas en términos generales como por la voz de una sociedad o un colectivo. Me siento contento de haberlo logrado pero necesito, que es lo que estoy haciendo para un nuevo disco, volver a lo particular, que no abran tanto el corazón sino que expliquen, aunque sea metafóricamente, cosas individuales que me están pasando a mí, que me duelen o me hacen gozar.
—A veces, cuando uno se mete muy adentro y llega bien al fondo, logra salir por el otro lado: sin intenciones vuelve a hablar del mundo ¿Cómo imaginás ese canal inverso?
—Estoy volviendo mucho para atrás. Grinjot fue una avanzada muy intensa para mí y donde cambié mis orígenes más clásicos hacia una situación más pop. Fue una experiencia buenísima pero necesito volver a mi círculo cerrado, a mi máxima intimidad, al centro de mi corazón. Es algo que estoy buscando porque ahora estoy como lastimado al haber abierto el cuerpo y la cabeza.
—¿En qué instancia se encuentra ese disco?
—Estoy empezando a juntar material, grabando algunas cosas. Hace pocos días tuve la visión del disco en formación.
—¿Guardás las composiciones o el escribir responde a una urgencia por publicar?
—Hago acopio de material, compongo espontáneamente y de pronto se van empezando a juntar las canciones como en un disco. El disco que pienso ahora tiene un poco de urgencia porque la mayoría de los temas los hice este verano.