Vecinos y comerciantes de la zona de Riobamba y Ayacucho, donde el último viernes un automóvil atropelló a una joven ciclista, salieron a hacer oír su queja porque aseguraron que en los últimos meses se fue incrementando de manera notoria el número de accidentes en esa zona a raíz de la presencia de la ciclovía doble mano.
Gladys, que hace 25 años que tiene un comercio en la esquina de Riobamba y Ayacucho, le contó a El Ciudadano que los vecinos del barrio no están de acuerdo con la bicisenda de doble sentido de circulación.
“Los conductores tienen que mirar hacia los dos lados y no están acostumbrados. También hay imprudencia de parte de los ciclistas. Tendrían que tener un timbre, para avisar a los otros que van a pasar”, advirtió.
La mujer expresó que los conductores, los ciclistas y también los motociclistas tendrían que aminorar la marcha y mirar hacia los dos lados de la calle.
“El otro día también se llevaron a una chica por delante: la bicicleta quedó hecha un ocho, y ella por suerte se salvó. No tiene que ser doble mano, es muy peligroso. Que se busque la mejor solución porque esta fue desacertada. ¿Qué vamos a esperar, que maten a alguien?”, se preguntó Gladys.
Mirta trabaja en el Club Atlético Temperley, vive hace casi 20 años en el barrio, y aseveró que es una locura la bicisenda bidireccional. “Trae más problemas que soluciones: dos o tres veces a la semana hay un choque. Cerrito es una calle muy peligrosa y no ponen seguridad. Por Cerrito, entre Necochea y Chacabuco, entre las 12 y las 14, no se puede pasar. Todos los días escucho gritos y no son ni de bromas ni de chicos jugando, sino que están robando. El sentido común no es más el común de los sentidos”, afirmó.
Otro de los vecinos que vive en el barrio desde hace varios años es Héctor, quien le contó a este diario que los conductores no están acostumbrados a mirar hacia ambos lados, y la bicisenda en doble sentido es un peligro permanente.
Valeria vive en la zona y asegura que cuando sale de su casa con el auto prende las balizas y usa la luz de giro. “La mayoría de los ciclistas no frenan. En muchas de las oportunidades que salí de la cochera de mi casa no pasó a mayores porque mi auto tiene un sensor y me avisa que está pasando alguien, si no ya hubiese sucedido algún accidente. Evidentemente falta educación vial”, protestó.
Eduardo es estudiante de arquitectura, utiliza la bicisenda diariamente y, claro, cuestiona el comportamiento de los automovilistas: “Todos los días hago el mismo recorrido. Cuando vengo de este a oeste nadie te da el paso, ni se respeta el cartel de Pare; si pueden, te llevan por delante”. Para él la bicisenda tampoco es segura: “Es muy angosta. La solución es que la cambien a una sola mano”.