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Efecto soja: ajustan peso, superávit y PBI a la baja

Casi al unísono, economistas y bancos de la región comenzaron a reajustar las proyecciones para éste y el próximo año a raíz de la caída de los precios de los granos, en particular, de la soja.

Casi al unísono, economistas y bancos de la región comenzaron a reajustar las proyecciones para éste y el próximo año a raíz de la caída de los precios de los granos, en particular, de la soja. El consenso del mercado vislumbra precios bajos para lo que resta del año y 2015. Y considera que sólo una catástrofe climática, principalmente en Estados Unidos y en menor medida en Brasil, podría atemperar lo que por ahora se perfila como un 2015 con mayor escasez de divisas.

Esto ha dado lugar, en época de confección de presupuestos en empresas y bancos, a rediseñar las proyecciones ajustando los niveles del tipo de cambio, el superávit comercial y el crecimiento esperado.

La abundante oferta proyectada del poroto y una suave, pero irreversible alza del poder adquisitivo del dólar explica el retroceso de la cotización de la soja. La demanda mundial de soja sigue firme con un incremento del 5,4 por ciento interanual, pero no alcanzaría para absorber el aumento del 10 por ciento de la oferta, por lo que se prevé un aumento del 35 por ciento anual del stock de soja, hasta alcanzar 90 millones de toneladas. En cinco meses, el precio cayó más del 33 por ciento, o unos 200 dólares.

Commodities en baja

A esto se suma que en 2015, tarde o temprano, la Fed (autoridad monetaria de Estados Unidos) comenzaría a subir la tasa de interés de corto plazo (hoy en mínimo histórico del 0,25 por ciento anual), potenciando el poder adquisitivo del dólar y por ende deprimiendo el valor, en dólares, de los commodities.

“Por lo tanto, a partir de hoy la economía argentina se deberá adaptar a precios de soja en torno a los 380 dólares la tonelada, un 25 por ciento más bajos que los 513 dólares promedio registrados entre los años 2011 y 2013”, advierte la consultora E&R.

Así, el mercado cambiario local ha incorporado dos nuevos factores de presión que con los niveles de brecha alcanzados (79 por ciento) constituyen una amenaza de un nuevo ajuste del dólar oficial como en enero pasado. Ocurre que, por un lado, la caída del precio de la soja en Chicago parece no detenerse y por otro, la liquidación de los agroexportadores se encuentra en los mínimos diarios para lo que va de 2014.

Economía sojadependiente

Finalizado el ciclo de fuerte liquidación de dólares del campo, que no logró aprovechar el Banco Central, y ahora que cae la oferta por factores estacionales, el panorama se agrava por el nuevo default, la brecha y la caída de la soja. “Todo indica que no podrán pasar muchos días más sin que el gobierno reconozca la devaluación que le está mostrando el mercado”, sostiene la consultora Invecq.

Antes de la reciente caída de precios, el Estudio Broda advertía que perder 6.000 millones de dólares (estimación de menos exportaciones del complejo sojero en 2014 –1.500 millones de dólares y en 2015, 4.500 millones de dólares–) era mucho para un país sin reservas.

No hay duda de que la actividad sojera resulta relevante para la economía real y clave para las economías regionales vinculadas a la producción y la transformación en harina y aceite, y para el resto de los sectores asociados, como el transporte, el comercio, la industria y la intermediación financiera.

Lo que importa, y cuesta

“En términos macroeconómicos, los dólares provenientes de las exportaciones de soja resultan fundamentales para financiar la demanda de dólares del resto de la economía y sobre todo, el déficit externo de la industria y del sector energético. La soja también es fundamental para los ingresos fiscales del gobierno nacional, que recauda el 35 por ciento del valor exportado. Y para las provincias, que reciben el Fondo de la Soja”, explica E&R.

Por ende, una soja por debajo de 350 dólares implicaría una caída del valor de las exportaciones que conduciría prácticamente a la desaparición del superávit comercial, que el gobierno, con más trabas y menor actividad, lograría sostener por debajo de 3.000 millones de dólares en 2015.

El cóctel de caída de la soja y menores chances oficiales de financiamiento en los mercados complica el panorama 2015.

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