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Intérpretes de señas para incluir

El Iset 18 fue el primer instituto del profesorado donde se reconocieron horas cátedra en 2012 y abrió las puertas para que ocurriera lo mismo en otras instituciones educativas donde se busca integrar a personas sordas.

Desde tiempos inmemoriales, las manos han sido objeto de análisis de distintos profesionales y disciplinas. En el campo de la literatura, Miguel Hernández escribió: “La mano es la herramienta del alma, su mensaje, y el cuerpo tienen en ella su rama combatiente”.

La ciencia sostiene que las manos “son el principal órgano para la manipulación física del medio y fuente de información táctil sobre el entorno, por eso, el sentido del tacto se asocia inmediatamente con las manos”.

En la filosofía, George Thompson dice que la superioridad humana respecto a los animales se debe al desarrollo paralelo de la mano y el cerebro. En la medida que el cerebro se perfeccionó, pudo someter a las manos a un control cada vez más exacto.

En el documental “La Isla de las Flores”, el escritor y guionista Jorge Furtado sostiene en términos irónicos que los hombres son animales mamíferos, bípedos, que se distinguen de otros mamíferos por dos características: el encéfalo altamente desarrollado y el pulgar de la mano oponible, que con un movimiento distinto de los dedos le permite realizar un sinfín de mejoras en su planeta, entre ellas, cultivar tomates.

A través de la historia las manos han curado, se han leído, se alzaron en puño, han llegado al patio desde temprano y han abrazado, pero por sobre todas las cosas hablan, leen el mismo libro, dicen las cosas que otros dicen.

Julieta Depaoli trabaja con las manos, las que hablan lo que otros dicen. Es profesora en Educación Especial de Personas Sordas e Intérprete de Lengua de Seña Argentina.

Trabaja en la escuela especial 1303 y en la carrera de sordos del Profesorado N°16.

Interpreta en el noticiero del mediodía de Cablehogar y coordina un equipo de profesionales que trabajan en el Instituto de Educación Superior N°18 (Iset 18).

La lucha de los sordos

Sostiene que los sordos han luchado en el mundo, no sólo por el reconocimiento de la lengua de señas como lengua, sino también por el de sus derechos, entre ellos, el de la interpretación en dicha lengua.

“Para que la interpretación se realice es necesaria por lo menos la participación de dos actores que quieran comunicarse. Al tener códigos de comunicación diferentes precisan de una tercera persona que conozca ambos códigos y sus respectivas culturas, este es el trabajo del intérprete”, dice Depaoli.

—¿Cómo definirías la interpretación?

—La interpretación es como el puente entre dos culturas dice Gabriela Bianco. La misión es que la interpretación sea precisa y eficiente, que valore el vínculo y la idiosincrasia que cada cultura expresa a través de su lengua, donde siempre hay que priorizar la comunicación. Hay que tener en cuenta que se traduce no sólo una lista estructurada de vocabularios, sino también cultura, estilos, textos, lenguas con gramáticas propias.

“Las personas sordas –dice Depaoli– muchas veces se sienten y de hecho son excluidas de diversas actividades, porque no comparten el mismo canal comunicativo que el resto. Hasta ahora eran vistas sólo desde una mirada terapéutica, pero actualmente están empezando a ser reconocidas como personas bilingües, como participantes activos y capaces de apropiarse de los mismos saberes que cualquier oyente”.

“La erradicación de las barreras a la comunicación que hoy afectan a las personas sordas no solamente será en su beneficio, que podrán tener un mejor disfrute de sus derechos y mayores posibilidades de inserción social, sino también redundará en favor del conjunto de la población, porque ayudará a reducir las distancias y a facilitar la interrelación entre esas personas, generalmente marginadas, y los demás. Una de las maneras de eliminar estas barreras de comunicación es incorporando intérpretes de lengua de señas en diferentes espacios de la comunidad”.

—¿Cómo se da la interpretación en los ámbitos educativos?

—En el caso de una persona sorda ante un profesor oyente, que tienen un código de comunicación diferente, precisan de un tercero que conozca ambos códigos, en este caso el intérprete es el profesional adecuado para realizar esta tarea. La mayor parte del trabajo en el aula se da de lengua oral a lengua de señas. Los profesores dictan sus materias en la manera que acostumbran y el intérprete simultáneamente va interpretando. Normalmente los temas están pautados con anticipación, lo que nos permite un estudio previo y la posibilidad de resolver algunos aspectos de la interpretación. Muchas veces los profesores adelantan textos que nos facilitan mucho el trabajo. Otra forma en la que se puede dar la comunicación en el aula es de lengua de señas a lengua oral, en este caso se trata de oralizar lo que los alumnos sordos opinan o quieren preguntar. Puede darse también de lengua escrita a lengua de señas. Este tipo de trabajo se realiza para facilitar la comprensión de consignas o de textos de gran complejidad.

Horas cátedra para intérpretes

El desempeño de los intérpretes en los distintos niveles de la educación no está totalmente garantizado, muchas veces esta función es cubierta por docentes integradores, que a pesar de su esfuerzo, no alcanzan a cubrir las necesidades comunicativas de una persona sorda. En el año 2012 y luego de un largo reclamo institucional, la Dirección de Educación Superior de Santa Fe reconoció horas cátedra para intérpretes de señas que se asignaron al Instituto N°18 de Rosario. En la actualidad, el equipo de profesionales que interpreta en el Instituto está integrado por Leticia Gaglianese, Melisa Fazio, Elisabet Merlo y Emilce Pajón.

“La experiencia recorrida por el Iset 18 y su comunidad educativa –dice Depaoli– abrió las puertas para lograr el reconocimiento de horas cátedra en otras instituciones educativas, como el Instituto del Profesorado N°16 y el Eempa N°1147”.

La ley nacional de educación N°26206 sostiene la necesidad de priorizar el principio de igualdad en todos sus actores. También debe garantizar la inclusión educativa de las personas con discapacidad, en la educación primaria y secundaria y el acceso a los niveles superiores.

“Quien tiene una discapacidad no es sólo una persona que en algún momento puede llegar o no a curarse, es una persona con todos los derechos como cualquier otro ciudadano, y a la que hay que darle todos los elementos para que pueda desarrollar sus derechos en plena libertad y con toda su potencia”, sostiene Depaoli.

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