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“Es un inútil el que no termina en seis meses con el hambre”

De Gennaro lanzó en Rosario su precandidatura presidencial y fustigó a sus oponentes, los del gobierno y los de la oposición. "Planteamos una alternativa a este modelo que aspire no sólo a resistir sino a transformar", dijo el candidato de Unidad Popular

“Si asumimos, en seis meses hay que terminar con el hambre, si no hay que renunciar. Es un inútil el que en la Argentina no termina el hambre en ese período porque es organizar la llegada de la comida”, dijo Víctor De Gennaro. El diputado nacional visitó Rosario para lanzar su precandidatura presidencial por Unidad Popular y cuestionó al gobierno nacional y los principales precandidatos presidenciales por sostener un modelo “para los de arriba y los de afuera”.

“En el congreso de Unidad Popular que se realizó en Buenos Aires, luego de hacer interna por voto directo, surgió presentar una propuesta diferente al pacto de gobernabilidad reinante. Este modelo que no transforma la realidad más acuciante que es el hambre, la pobreza, la falta de trabajo, la precarizad laboral, la falta de futuro para los jóvenes y el castigo para nuestros viejos con una jubilación indigna”, dijo el dirigente de origen gremial en una entrevista con El Ciudadano.

“Entonces planteamos una alternativa a este modelo que aspire no solo a resistir sino a transformar. Lo asumí con alegría, entusiasmo, siendo consciente de las dificultades pero también con la fe de plantar una alternativa seria, diferente, al «no se puede» que nos plantean como lo único posible”, agregó.

De Gennaro formaba un espacio más amplio de fuerzas de centroizquierda, el FAP, que abandonó en 2013 cuando esta coalición se acercó al radicalismo. “No se puede volver para atrás y volver a plantear que las alternativas son el PJ y la UCR. Se volvió a perder una esperanza, por querer supuestamente alcanzar el gobierno se termina delegando y manteniendo el gobierno económico que hoy es para los de arriba y los de afuera”, agregó.

Además, De Gennaro cuestionó al gobierno nacional: “No creemos que haya que aceptar que no existe otra posibilidad que pagarle al Club de París, a Repsol, como hace el gobierno y todos aplauden, sino que al contrario hay que asumir la transformación en un modelo diferente”.

—¿Considerás que hay una diferencia entre lo que son las políticas que lleva adelante el kirchnerismo y lo que se denomina “el relato”?

—El pueblo argentino no entra en esas categorías, esas son discusiones, una entelequia si es de centroizquierda, de derecha. En la práctica siete de cada diez hogares no llegan a fin de mes y tres de esos diez hogares viven bajo la línea de pobreza. Y en los últimos dos años, al contrario que los primeros años del kirchnerismo, ya hubo tres paros generales. La clase trabajadora dijo basta, ya no la convence más nadie, sabe que esto no camina y que va para peor. Y es un grito con marchas, movilizaciones, luchas, que están mucho más organizadas y con mejores respuestas que hace diez años. Hoy hay un salto organizativo muy importante en el campo popular.

—Una de las posturas del gobierno nacional es decir que combate a las corporaciones, sin embargo han sido las más beneficiadas en estos últimos años.

—Son gerentes de las corporaciones, no tengo ninguna duda. Con (el ex presidente Carlos) Menem en 1997 las 200 empresas que más producían en el país eran 104 extranjeras y producían el 11,5 por ciento del PBI y en la actualidad de esas 200 empresas, 119 son extranjeras y producen el 20,6 por ciento. Casi el doble. Lo más increíble es el proceso de concentración de la distribución del ingreso interno: en 2012 la mitad de lo que consume la población económicamente activa se divide en dos, la mitad la consumen el 5 por ciento, es decir 800 mil personas; y los que vivimos de un salario, más de 16 millones y medio, consumimos la otra mitad. Este es el “modelo”. En una Argentina donde sobra comida y recursos, es una inmoralidad que haya hambre, que no haya distribución del ingreso y que sobre todo a los jóvenes se los castigue con la precariedad laboral. Ese modelo los argentinos no lo queremos y hay que mostrar una fuerza capaz de gobernar de una manera distinta.

—¿Cuáles son sus propuestas?

—Nuestro planteo es un shock para terminar el hambre en seis meses. Cualquier intendente, gobernador y presidente, si lo asumimos, en seis meses hay que terminar el hambre, si no hay que renunciar. Es un inútil el que en la Argentina no termina el hambre en ese período porque es organizar la llegada de la comida. Segundo, cambiar el hambre por trabajo, hacer un shock de trabajo. Sobra trabajo, lo que no quieren es pagarlo. Ahora, claro, te tenés que meterte con las cinco rentas como los sojeros, la minería y el petróleo. Y para eso necesitás millones de gente organizada, para eso necesitás la democracia, participación popular, presupuesto participativo, elecciones en los sindicatos.

 

La violencia y el poder

De Gennaro habló del incremento de la violencia, que a su criterio no se genera desde la sociedad sino que “se impone desde los sectores de poder”.

“La mayor violencia la genera la instalación del saqueo de los recursos desde los sectores de poder, el autoritarismo, la falta de democratización. Hay una violencia de este sistema que se impone y por supuesto alimenta ese «sálvese quien pueda» y presiona y genera una cultura de terminar con el que tiene uno al lado. En el campo popular tenemos que trabajar mucho para transformar esa bronca por la injusticia en organización popular”, expresó. “Si no, nos terminan haciendo enfrentar a pobres contra pobres. Pero la violencia no es social en abstracto, es violencia de un sistema que inventó el hambre y a partir de eso tiene intereses como la inseguridad individual. La inseguridad individual se tiene que curar no calzándose un arma en el bolsillo sino con seguridad social”, dijo.

 

“Se tiró por la borda el modelo sindical tradicional”

Víctor De Gennaro, uno de los fundadores de la CTA, destacó que en estos últimos años se produjo un mayor “grado de organización y respuesta de los trabajadores”, incluso se crearon “más de 2 mil organizaciones sindicales nuevas”. En ese sentido, el gremialista que forma parte de la CTA opositora que conduce Pablo Micheli cuestionó a las demás centrales obreras: “Se tiró por la borda el modelo sindical tradicional. El gobierno nacional no quiere cambiarlo, defiende a las estructuras tradicionales. Las cuatro centrales, la de Antonio Caló, Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y la CTA de Hugo Yasky, defienden el modelo sindical actual, no quieren cambiarlo”.

“La única central que apoyó la presentación que hicimos en el Congreso de democratizar los sindicatos, de elección de delegados en las empresas, de previsión y reparación de accidentes y enfermedades laborales, fue la CTA que encabeza Micheli. O sea que te das cuenta que en la superestructura hay dos posturas muy claras, cuatro centrales están de un lado y una del otro”, agregó el líder de Unidad Popular.

“En las últimas luchas que a mí me tocó participar, ves que hay jóvenes de 35 años para abajo que son los nuevos militantes y dirigentes de esas nuevas organizaciones sindicales: los tareferos de Misiones, los rurales de Chanear, los trabajadores de la comunicación de Río Cuarto o Paraná o la nueva construcción de la Ucra. Era imposible pensar que hubiera nuevos sindicatos y los hay”, destacó el diputado nacional.

“Hay mejores respuestas al conflicto social, que por supuesto es un ajuste y todo indica que hay un compromiso muy grande de mantener la tasa de ganancias para los sectores financieros, para el minero, para el sojero, para el ictícola y para el sector petrolero. Si ése es el modelo que defiende el gobierno nacional y los provinciales…”, cuestionó De Gennaro.

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