El centro de San Pablo se vistió de color ayer al mediodía cuando la presidenta y candidata a la reelección por el Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff, junto con su antecesor, Lula da Silva, recorrieron a bordo de una camioneta descapotada unas cuadras de la peatonal, a poco más de un día de los comicios del país más grande de América latina. La actual mandataria llega a su cierre de campaña con una importante diferencia sobre sus rivales que disputan el segundo puesto.
La céntrica plaza Ramos de Azevedo, frente al Teatro Municipal paulista, fue el punto del encuentro de militantes políticos y sindicales de todo el país que se agruparon para darle el impulso final a la presidenta antes del desafío que tendrá el domingo cuando enfrente las urnas en los 27 estados brasileños en busca de su reelección.
La espera, enmarcada entre nubes, viento y repentinos rayos de sol, estuvo rodeada también de seguidores del PT, funcionarios, miembros de agrupaciones y sindicatos que levantaban banderas y coreaban el jingle presente en toda la campaña “Dilma, Corazón Valiente”, mientras repartían gorros y calcomanías con la cara de Dilma y Lula.
“Creemos que el gobierno brasileño va bien y tenemos que darle continuidad”, explicó a Télam Marlene Clementino, de 42 años, representante de los trabajadores químicos mientras repartía banderas.
Según encuestas, Rousseff se despega cada vez más y su principal rival, Marina Silva, del Partido Socialista de Brasil, habría descendido e incluso puede quedar tercera tras el candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña, Aécio Neves.
Un total de 142 millones 800 mil ciudadanos están habilitados para votar mañana en las elecciones presidenciales de Brasil, lo que obliga a movilizar a 2,4 millones de funcionarios y jurados para atender el sistema electoral, cifras que hablan de la dimensión de la compulsa, en un país en el que 11 candidatos pelearán por la jefatura del Planalto.
En el país más grande de América latina, con tres husos horarios, el voto es obligatorio a partir de los 18 años, y optativo de 16 a 17 y después de los 70.
Aunque las chances de triunfo parecen limitadas a Dilma Rousseff, Aécio Neves y Marina Silva, hay otros 8 candidatos que pelean por la presidencia, en elecciones en las que se elegirán además gobernadores de los 27 estados entre 166 postulados.
Los votos renovarán además 27 bancas del Senado (la tercera parte) entre 172 candidatos, y todos los escaños de Diputados, 513, para los que hay 6.172 anotados.
El sistema electoral brasileño incluye el voto electrónico, para lo que se montaron 530.000 urnas en 450.000 centros de sufragio, a los que se suman unos 200 puestos de votación en el exterior. Habrá rápidamente cifras muy avanzadas sobre el resultado (se estima que en cinco horas habrá resultados consolidados), aunque los números definitivos estarán el lunes.
El mayor padrón del país estará en San Pablo, con casi 32 millones de potenciales votantes (22,4 por ciento del padrón), seguido de Minas Gerais, con 15,2 millones (10,68 por ciento) y Río de Janeiro, con 12,1 millones (8,50 por ciento).
El padrón tiene mayoría de mujeres –74,5 millones sobre 68,2 de hombres– y 10,8 millones de mayores de 70 años, cuyo sufragio tampoco es obligatorio.
Cualquiera que pretenda ser presidente en la noche del domingo debe lograr un voto más del 50 por ciento. Si no, habrá una segunda vuelta entre las dos fórmulas más votadas el 26 de este mes.