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Guardaron los paraguas

Cede la protesta en Hong Kong

Manifestantes que exigen apertura democrática en la ex colonia británica aceptaron conversar con el gobierno local que depende de Pekín, en momentos en que el sector de los estudiantes tuvo menos convocatoria que en los días anteriores.


Representantes de los manifestantes pro democracia aceptaron anoche conversar con el gobierno local de Hong Kong. Las actividades se reanudaron ayer luego de una caótica semana, gracias a esta desmovilización de los estudiantes que no obtuvieron concesión alguna y analizaban la forma de continuar.

Numerosos hongkoneses retornaron al trabajo y las escuelas reabrieron sus puertas, si bien las líneas de autobuses continuaron desviadas a causa del bloqueo que persistió en algunas calles.

Algunos establecimientos de enseñanza secundaria reabrieron sus puertas y el gobierno local afirmó que las escuelas primarias lo harán hoy.

En los lugares donde se habían desplegado miles de manifestantes a partir del 28 de septiembre pasado, la movilización era más débil que nunca. El movimiento obtuvo al principio respaldo, pero después de ocho días de parálisis, el descontento aumentaba, sobre todo entre los comerciantes, algunos de los cuales pagan los alquileres más caros del mundo, destacó un cable de la agencia AFP.

“Los magnates del sector inmobiliario no reducirán nuestro alquiler este mes, tendremos que pagarlo”, se quejó una pareja que tiene un comercio de venta de jugos de fruta.
El jefe del ejecutivo de Hong Kong, Leung Chun Ying, los exhortó a dejar trabajar a los 3.000 funcionarios que llevan una semana inactivos. Leung se declaró dispuesto a “tomar todas las medidas necesarias para restablecer el orden público”.

La coalición pro democracia Occupy Central tuiteó la noche del domingo pasado la decisión de liberar el acceso a la sede del gobierno y abandonar el barrio comercial de Mong Kok, donde violentos choques los opusieron a vecinos hartos y manifestantes favorables a Pekín.

Aunque la movilización parecía más floja que hace unos diez días, nada indicaba que los manifestantes más determinados estuvieran dispuestos a marcharse. “Nos quedaremos aquí hasta que el gobierno nos escuche”, prometía Jurkin Wong, un estudiante de 20 años, a dos pasos de una inmensa estatua de madera que representa un hombre con un paraguas, el emblema del movimiento conocido ahora como la “revolución de los paraguas”.

La Federación de Estudiantes de Hong Kong (HKFS), que ya se había reunido el domingo con representantes del gobierno –si bien hizo saber que no se trataba en ningún caso de una “negociación oficial sobre la reforma política”,– se volvió a reunir anoche aceptando avanzar hacia negociaciones formales.

Pekín aceptó instaurar el sufragio universal para la próxima elección del jefe del ejecutivo local en 2017, pero pretende conservar el control de las candidaturas, una propuesta inaceptable para los manifestantes que han salido masivamente a protestar a la calle.

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