La noticia del anuncio del cierre del restorán Sara de O –ubicado en bulevar Oroño al 1400–, por no poder hacer frente a la suba del alquiler del local, puso nuevamente de manifiesto la difícil situación que enfrenta el rubro gastronómico en la ciudad con caídas en las ventas e incrementos en las obligaciones mensuales a pagar. Desde la Asociación Hotelero Gastronómica y Afines de Rosario (Aeghar) señalaron que si bien no es común que los comerciantes del sector bajen la persiana, la cuestión de los alquileres “está muy complicada” y es por eso que van a solicitar una reunión con funcionarios de la Secretaría de la Producción del municipio para evaluar la situación.
“Estamos presos de los propietarios y en muchos casos los costos pasan a ser confiscatorios”, señaló su vicepresidente, Carlos Mellano. Por su parte, la Cámara de Empresas Inmobiliarias de Rosario (Cadeiros) recordó que “no es negocio para nadie tener los locales vacíos”.
“Lo que ocurre en Buenos Aires, donde cada dos días cierra un restorán, no pasa en Rosario, pero el problema de los alquileres es real, preocupa, y es algo que venimos denunciando”, señaló.
“Ya hemos tenido encuentros y vamos a volver a solicitar una reunión con la secretaria de la Producción, Eleonora Scagliotti, para evaluar nuestra situación y ver qué se puede hacer. Los negocios gastronómicos estamos presos de los propietarios, cautivos, y en muchos casos los costos son confiscatorios”, remarcó.
Del otro lado del mostrador, los titulares de las inmobiliarias recordaron que cada caso “tiene sus particularidades, por lo que no se puede generalizar”. “No conozco en profundidad qué pasó con Sara de O pero hay veces que los montos suben mucho porque durante un tiempo prolongado no se actualizaron. Es un pésimo negocio para los propietarios tener un inmueble vacío. Tampoco son comunes los casos de abusos por parte de los propietarios. En la actualidad hay en la ciudad unos 90 mil contratos de alquiler, de los cuales unos 73 mil pasan por nuestra cámara y de los cuales, a su vez, hay unas 700 quejas que llegaron a Defensa del Consumidor, un porcentaje bajo”, explicó Carlos Mellano, vicepresidente de Cadeiros.
Costos triplicados
El cierre del restorán Sara de O se suma al caso de La Vie en Rose, un local de comidas en barrio Pichincha que debió cerrar sus puertas ante la imposibilidad de pagar el alquiler.
Susana Santiago, titular de Sara de O, contó que “para hacer frente a los nuevos costos teníamos que generar 1.500 pesos diarios sólo para el alquiler, sin contar personal ni el resto de las cargas. Estamos hablando de que nos triplicaron los valores”. Frente a esto, el sábado 25 será el último día que abra sus puertas. “Fue grande la inversión. Empezar de nuevo en otro lado implica volver a realizar un enorme esfuerzo”, indicó.