En Rosario, Abel Pintos hizo historia. El fin de semana que pasó, consumó dos megaconciertos a lleno total en el Salón Metropolitano juntando a miles de fanáticos. Y en ese marco se permitió demostrar con creces por qué posee el título de ser el artista argentino más convocante y popular del momento.
La “Abelmanía” –rosarinas y cientos de chicas de toda la provincia y alrededores– dio rienda suelta al clásico folclore con el que homenajean a su ídolo que comenzó con un cálido recibimiento pero que, con el correr de los minutos, se fue transformando en una fiesta en sí misma que incluyó cotillón, papel picado, globos y hasta nieve artificial; todo amenizado por el eterno cántico: “Oh oh oh, que lo tiren a la hinchada”.
El vínculo de Pintos con Rosario lleva tiempo. Pero en los últimos años se acrecentó a la par de la popularidad que el músico fue obteniendo en todo el país. Ya en 2013, en el cierre de su gira Re evolución Sueño Dorado, también en Metropolitano, se permitió adelantar por primera vez un set de canciones de Abel, disco que el viernes y sábado mostró íntegramente, incluso, en el orden en que aparecen editadas las canciones en el disco.
El show del sábado tuvo todos los matices posibles con escenas nostálgicas, alegres, divertidas y poderosas. La banda acompañó con justeza y hasta se permitió algunos lucimientos individuales. En la segunda de las noches, el músico comenzó con “Aquí te espero” (primer tema del disco) para continuar con el difundido “Ya estuve aquí”.
“Estoy súper feliz. El año pasado soñé con volver y vivir una noche como aquella”, dijo Abel Pintos para el delirio de la platea femenina antes de continuar con una seguidilla de éxitos del nuevo disco: “Tanto amor”, “Lo que soy”, “Arder en Libertad” y “De sólo vivir”, uno de los temas más aplaudidos.
Emocionado y con lágrimas en los ojos, Abel dio paso a uno de los momentos más nostálgicos de la velada. “En todos los conciertos hay canciones especiales… Cuando uno puede escribir puede percibir lo que significarán… Todos nosotros llevamos emociones y recuerdos. Algunas son muy felices, otras menos pero compartirlas es positivo y ayuda… Este es uno de los momentos más especiales del concierto porque esta canción es especial para mi”, dijo Pintos antes de interpretar “El mar” reposado en una silla, en un ambiente escénico íntimo sólo alterado por imponentes imágenes alusivas a la composición que se proyectaron en las pantallas del escenario.
“La música es un canal de comunicación y yo desarrollo mi vida a través de ella”, había dicho Pintos en una entrevista con El Ciudadano en 2013. Y nada de eso cambió. Él vive intensamente las canciones, las siente y canta pero nunca antes de pasarlas por toda su humanidad. En ese tamiz las transforma y desde allí las comunica con su voz y sus gestos, revitalizadas, actuales. Eso lo hace genuino, honesto. Y su público lo sabe y agradece.
“Igual te quiero” volvió a colmar de alegrías el predio. Y la itinerancia por Abel concluyó con “Motivos”, dedicado a todos los que viajaron a verlo, dijo en la primera hora de concierto.
Pero todavía quedaba tiempo para más. Era la hora de los clásicos: “Sólo canto por vos” y “Todo está en vos” (La Llave, 2007); “El Beso” (Reflejo real, 2005); “No me olvides (Reevolución, 2010), alguno de los temas más celebrados del segundo bloque del concierto.
“Sigamos diciéndole ¡No! a las drogas y a la trata de personas”, declamó Abel Pintos antes de abandonar el escenario con una poderosísima versión de “Tiempo” (Sueño Dorado, 2012). Pero pocos minutos pasaron de ese tema hasta que volvió al escenario para hacer un bloque de bises que comenzó con “La llave” y fue subiendo en intensidad con “Bella Flor” (Sentidos, 2004), para comenzar a terminar bien arriba a partir de “Revolución (espíritu)” y volver sobre “Aquí te espero”, con el que cerró la noche no sin antes agradecer y prometer volver nuevamente.
Abel Pintos diagramó un recital que se extendió por más de dos horas y que sirvió para presentar su noveno disco de estudio, Abel, pero también para repasar aquellas canciones eternas en una serie de noches que, como dijo el artista, quedarán en su memoria para siempre: “Nunca me voy a olvidar de lo que vivimos acá”.