El deslizamiento de lodo que anoche arrasó decenas de viviendas en Niteroi, ciudad aledaña a Rio de Janeiro, llevó a más de 150 el número de muertos por las lluvias en la región, un saldo que podría aumentar ya que los bomberos estiman en más de 200 las personas sepultadas bajo tierra.
Un enorme deslave prácticamente destruyó la favela de Morro do Bumba, en la periferia de Niteroi, donde bomberos recuperaron durante la noche seis cuerpos sin vida y rescataron a 25 heridos de entre los escombros, informaron las autoridades este jueves.
El jefe de bomberos de esa localidad, Pedro Machado, estimó que más de 200 personas habrían quedado sepultadas bajo el lodo y afirmó que el personal de rescate trabaja arduamente en busca de sobrevivientes, con la ayuda de maquinaria pesada para remover los escombros.
«Según el testimonio de los vecinos, unas 200 personas podrían estar bajo los escombros, pero es impreciso, quizás sean más», dijo Machado.
Según las previsiones, las lluvias continuarán toda la semana, aunque en menor intensidad, después del peor temporal de los últimos 44 años en esta ciudad de 11 millones de habitantes (seis millones sin contar las zonas suburbanas), erigida entre el mar y las montañas.
El alcalde de Niteroi, José Roberto Silveira, decretó el estado de calamidad pública. Por lo menos ocho bomberos resultaron con heridas leves en las operaciones de búsqueda.
El secretario de Servicios Públicos de Niteroi, José Mocarzel, dijo a la prensa que «no tenemos un número exacto (de personas afectadas en el lugar). Parece que son más de 40 residencias, y no sabemos aún el número de víctimas. Fue una tragedia enorme».
Una parte del cerro se desprendió y se deslizó cuesta abajo a causa de las lluvias torrenciales, destruyendo todo a su paso entre las precarias viviendas de la favela. Personas desesperadas gritaban que había familiares sepultados por la avalancha.
El número de desalojados en todo el Estado de Rio de Janeiro alcanza los 14.000, según datos oficiales divulgados por la prensa local. Las autoridades instaron a la población más vulnerable a dejar sus hogares, en peligro de derrumbe.
Las escenas de unas inundaciones que desde el lunes a la noche provocaron todo tipo de dificultades a los cariocas fueron reemplazadas ahora por otras, mucho más tristes, de personas que lo perdieron todo, que quedaron solas tras perder a sus seres queridos, o que entierran a sus muertos.
Este jueves se cumple el segundo día de luto decretado por el gobernador Sergio Cabral, quien junto al alcalde de Rio de Janeiro, Eduardo Paes, hicieron un pedido de ayuda de urgencia al gobierno federal, de 208 millones de dólares para obras que permitan fijar las laderas de los cerros.
Paes indicó que, a mediano plazo, hasta 2.000 familias que viven en favelas podrían ser trasladadas a otras zonas, para evitar que continúen en riesgo en caso de anomalías climáticas.
El funcionario no precisó sin embargo en dónde serían reubicadas, en una ciudad conocida por sus dificultades locativas.
Rio de Janeiro, que será sede de los Juegos Olímpicos de 2016, cuenta con unas 1.000 favelas, muchas de ellas instaladas en zonas expuestas a las inclemencias del tiempo. En esas áreas ocurrieron la mayoría de los decesos por causa del temporal.
El riesgo mayor continúan siendo los deslaves, principalmente por la cantidad de agua encharcada en algunas zonas densamente pobladas, que amenaza con arrastrar la tierra y derrumbar viviendas, explicó Paes.