El cepo cambiario sobre la compra de dólares, una de las medidas más polémicas adoptadas por la presidenta Cristina Kirchner, cumplió ayer tres años y el gobierno salió a defenderlo porque, según señaló, “permite evitar ataques especulativos” sobre la economía.
Al cumplirse tres años de las estrictas restricciones cambiarias destinadas a atenuar la fuga de capitales, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, aseguró que esa medida es necesaria para evitar ataques especulativos y afrontar la crisis internacional.
Capitanich denunció que los “grupos concentrados y los especuladores financieros” pretenden “quebrar la voluntad política de los gobiernos que defienden los intereses del pueblo, como sucede en Argentina y Brasil”.
Tras el denunciado intento de “golpe de mercado” en Brasil, por la reelección de Dilma Rousseff, el funcionario dijo que “la presidenta argentina sufrió la misma estrategia de fuga de capitales y ataques especulativos, a pesar de haber obtenido el 54 por ciento de los votos en 2011.
El funcionario consideró que el gobierno ha tomado “decisiones estratégicas”, entre las cuales destacó la estatización de YPF, y consideró que es “absolutamente imprescindible observar esta política de prevención sistémica frente a un contexto internacional de crisis”.
“Desde 2008 en adelante hay una desaceleración de la economía mundial, lo cual afecta los niveles de demanda externa y por tanto el fluyo de divisas, esto implica administrar la transición”, aseguró el jefe de Gabinete.
Desde su aplicación, el cepo generó fuertes tensiones y desequilibrios en sectores clave como el de la importación de insumos y productos que no se fabrican en el país: el sector asegura que el gobierno le debe actualmente 5.000 millones de dólares.
El 28 de octubre de 2011, la Afip dictó la Resolución General 3210 mediante la cual impuso el “Programa de Consultas de Operaciones Cambiarias”, con lo que la primera gestión de Cristina Kirchner comenzó a restringir el acceso al billete verde.
El paso de los días y meses fue dando lugar a nuevas medidas de la Afip y del Banco Central con lo que las restricciones fueron aumentando, tras una fuerte fuga de divisas que rondó los 20.000 millones de dólares anuales en 2009 y 2010.
En diciembre de 2011, por ejemplo, a través de dos comunicaciones, la autoridad monetaria incluyó entre las operaciones supervisadas por la Afip el concepto de turismo y viajes y reguló normas para el ingreso y egreso de divisas en concepto de servicios, rentas y transferencias corrientes.
En febrero de 2012, se dictaminó que las empresas no podrían comprar divisas para girar regalías y dividendos al exterior y un mes después la comunicación A 5294 del Banco Central estableció restricciones para la obtención de moneda extranjera en cajeros del exterior e inició el bloqueo de los giros minoristas.
El Banco Central oficializó en julio de ese mismo año la prohibición de comprar dólares para ahorrar (Comunicación A 5318) y estableció que todas las compras de divisas debían hacerse con dinero bancarizado.
Después, estableció las declaraciones juradas para quienes quieren comprar dólares para viajar al exterior y se impuso un recargo del 15 por ciento, en concepto de anticipo de Ganancias y Bienes Personales, para las compras con tarjeta de crédito en el exterior, que subió al 20 por ciento en marzo siguiente y al 35 en diciembre.
El 24 de enero de 2014, el Banco Central flexibilizó el cepo con el permiso de la compra de divisas para atesoramiento, aunque con la autorización previa del ente recaudador; y se retrotrajo al 20 por ciento el recargo de las compras en el exterior.