Durante la tarde de ayer se realizó una conferencia de prensa en el club Federal, de barrio La República, en la cual miembros de la comisión directiva denunciaron una serie de amenazas e intimidaciones que vienen sufriendo por parte de grupos que pretenden limitar su labor cultural, social y territorial, describieron.
El club Federal fue fundado en 1943 y durante muchos años fue parte central de la vida social del barrio La República. Ubicado en Zeballos al 4600 desde sus inicios, en sus instalaciones tuvieron lugar festejos de cumpleaños, carnavales, asados y partidos de fútbol. Pero durante la década de los 90 las cosas cambiaron. Entre crisis económicas y sociales, el club, poco a poco, fue quedando abandonado. El revoque de las paredes se fue quebrando y se cayó.
El Federal pasó por diferentes manos, entre pesados que querían un lugar para jugar a las cartas sin chicos que gritaran y los muchachos de siempre, que usaban las instalaciones para hacer sus negocios turbios. De mal en peor, el club se fue apagando hasta que cerró sus puertas. Parecía condenado.
En 2008 el acta de defunción llegó a imprimirse y sólo le faltó la firma que cerrara el cajón en el que se velaba lo que fue el corazón del barrio. Las instalaciones de calle Zeballos iban camino al remate por deudas de impuestos y un grupo de empresarios planeaba construir un edificio de primer nivel. Pero La República se levantó, volvió a tomar el club y logró parar otro de los tantos negocios inmobiliarios que se adueñan de la ciudad. A partir de ahí el panorama cambió. Hoy el Federal cuenta con fútbol sala en todas sus categorías y brinda espacio para una Universidad Artística Popular; tiene casi 400 socios y sus actividades cada día son más ambiciosas.
Pero, como en cualquier tapera que se limpia, las ratas empezaron a aparecer por todos lados. De acuerdo con los propios socios del club, el movimiento social que se generó originó molestias en gente de la zona, casualmente, los mismos que disfrutan de las partidas de naipes por plata y a quienes les encantaría tener un bufé para “esconder cosas” detrás del mostrador. En un principio fueron insultos; en los últimos tiempos, tiraron tarascones. El club sufrió una serie de robos, donde los ladrones eligieron llevarse material que servía para el funcionamiento institucional, priorizándolo por sobre objetos de valor económico. A su vez, miembros de la comisión directiva fueron asaltados en sus casas y sus victimarios los amenazaron diciéndoles que conocían las tareas que realizaban en el club.
El domingo la situación llegó a un límite. Luego de un paseo, más o menos a las 18, el síndico del club llegó a su casa y, luego de ver algunas cosas fuera de lugar, se dio cuenta de que una bala había atravesado la ventana de calle e impactado contra una de las paredes. A su vez, luego de medir la altura del impacto, se puso pálido. “El hueco de la bala quedó a un metro treinta del piso. Tiraron al pecho”, explicó la víctima, quien prefirió no dar su nombre, mientras charlaba con El Ciudadano.
Cuando los miembros del club consultaron a los vecinos de la zona sobre las condiciones del ataque, todos señalaron que en La República no hubo ningún tiroteo, ni persecución. Alguien pasó en un vehículo, en principio un auto, y disparó derecho a la casa en cuestión.
Si bien el hecho fue denunciado ante el Ministerio Público de la Acusación, hasta ayer a la tarde, tres días después, la casa baleada no había sido peritada.
Por ello fue que ayer a las 17.30 el Federal abrió sus puertas a los medios, socios y amigos; para denunciar un problema del que nadie hasta el momento se hizo cargo.
“Este es un problema territorial. Acá viene también gente de Bella Vista y Villa Banana; a estudiar, a hacer deporte, a creer un proyecto que quiere cambiar soldaditos por artistas, balas por pelotas”, explicaron los miembros de la comisión directiva del Federal.