Un grupo de docentes y alumnos avanzados de la carrera de Arquitectura de la Universidad Nacional de Rosario entregó ayer un proyecto para refuncionalizar y hacer más accesible el edificio del centro de rehabilitación para personas ciegas y disminuidas visuales Luís Braille, de calle España 528. La iniciativa se presentó a las autoridades y a quienes asisten a diario a la institución luego de casi un año y medio de trabajo. Ahora desde ese espacio deberá buscar algún tipo de financiamiento para llevar adelante la propuesta, que despertó entusiasmo entre los directivos, ya que las modificaciones en el viejo inmueble son más que necesarias.
La iniciativa se gestó tras una convocatoria que realizó la Secretaria de Extensión de la UNR en el marco del proyecto “Una para todos, todos para una. Ciudad de ricos corazones”, el cual desarrolla esa repartición de la universidad pública.
La propuesta de salir a intervenir el Centro Luis Braille surgió por el interés de los tres docentes de la Facultad de Arquitectura que dirigieron el proyecto, quienes en el ámbito académico están involucrados desde hace varios años a cuestiones vinculadas con la discapacidad. “Nos acercamos a preguntar si querían que colaboremos. Al encontrar que había muchas cosas para trabajar le propusimos arrancar en la elaboración de una iniciativa a la directora, a quien la idea le pareció bárbara”, recuerda el docente Juan Alegre, director de la iniciativa.
El proyecto que realizaron los profesores y el equipo de estudiantes surgió con el fin de modificar aspectos de la estructura y composición del edificio, catalogado como Patrimonio Histórico de la ciudad.
“Lo que sucedió allí fue que con el paso del tiempo se agregaron espacios con distintos destinos, como un gimnasio, comedor y nuevos salones. También se fue ocupando todo el jardín: por ejemplo, hoy en algunos casos los asistentes para ir de un lugar a otro deben salir al patio y volver a entrar. Eso además complica la situación de personas con dificultades motrices, que también circulan por el lugar. La idea fue hilvanar esos espacios para acceder a ellos con cierta fluidez”, explica Alegre.
El arquitecto mencionó que los problemas básicos para quienes se mueven por el inmueble “son los escalones y desniveles que tiene la propiedad”.
“Nuestra idea está planteada sobre la lógica de una casa que se refuncionaliza. En ese marco, lo que pensamos fue hacer un proyecto para ver de qué manera hacer lago más seguro, cómodo, accesible y con libertad de movimiento. Por eso se planteó colocar rampas a los desniveles y que se pueda recorrer todo el edificio bajo superficies cubiertas”, agrega.
El proyecto también se planificó con el fin de que los asistentes al Centro Braille reconozcan y se hallen en el sitio a partir de sus otros sentidos. Por ejemplo, que los lugares suenen diferente. Además se trabajará con sensaciones olfativas que permitirán a todos ubicarse en el espacio”, explicó.
Alegre ubicó como factor clave para el desarrollo de la propuesta la activa participación que tomaron las autoridades y usuarios habituales del Centro. Hubo talleres y charlas de trabajo con alumnos y docentes, con quienes se fue dando forma el proyecto. “Uno de los factores importantes para los proyectos de extensión es que exista una contraparte que colabore, que haya un acuerdo previo. Y eso aquí existió”, explicó el docente.
Lo que se realizó en la jornada de ayer fue la presentación de los paneles con la información grafica, y dos maquetas. También se mostraron planos hápticos –relación de analogía entre lo táctil, lo sonoro y lo visual– en relieve. Todo en distintos colores, contrastes y texturas para ser reconocidos.
Las autoridades del centro Luis Braille quedaron ayer entusiasmadas y esperanzadas en que el plan pueda ir avanzando aunque sea en etapas. Para ello habrá que gestionar la financiación. Actualmente hay planes a nivel nacional que aportan a proyectos de este tipo. Los más importantes son los que entregan desde la Comisión Nacional para la Integración de las Personas con Discapacidad (Conadis).