“El núcleo del Festival No Autorizado será la censura, el control y el monopolio”. Visto así, el encuentro no pinta muy alegre. Espera, sin embargo, enfrentarse a ese leitmotiv con otras herramientas. El Parque de las Colectividades recibirá hoy desde las 14 a más de cien artistas, a feriantes, espacios autogestivos y público en general en defensa “de las expresiones culturales de Rosario”. La actividad es impulsada por el Colectivo Avispero, un espacio que comenzó a gestarse hace tres meses en el marco de las reiteradas clausuras y multas a bares y centros culturales y artísticos de la ciudad.
El Festival No Autorizado concentrará en dos puntos del Parque de las Colectividades: por Oroño y por Moreno. En cada punto habrá un escenario con bandas en vivo. Las dos calles se unirán con una feria y artistas itinerantes que ocuparán esa cuadra a lo largo y a lo ancho ofreciendo artesanías, libros, talleres de huerta, radios en vivo, teatro, danza, muestras de foto y artes visuales y todo lo que surja ese día o lo que cada artista local quiera llevar. Para asistir se necesita sólo un impulso: apoyar las infinitas expresiones artísticas que existen en Rosario.
“Buscamos dejar de estar en la clandestinidad y lograr que las políticas municipales nos acompañen. Asumimos el rol en que nos ponen y hacemos un festival no autorizado”, explicó Gary Martín, uno de los impulsores del encuentro de hoy. El Colectivo Avispero, principal gestor del festival, apuntó a la dificultad de sostener cualquier tipo de expresión cultural que esté por fuera de las propuestas oficiales de la Municipalidad.
También hizo hincapié en un aparente acoso por parte del Poder Ejecutivo local a través del control y las clausuras. “Lo planteamos como festival no autorizado por las fajas a la publicidad, que ha llevado no sólo a no poder hacer propaganda de lo que uno hace, vive o propone sino que ha asfixiado tanto a los bares que incluso Bienvenida Casandra va a cerrar en diciembre porque el desgaste ha sido terminante”, contó Nilo Costa, también miembro activo del Avispero.
Un año de control y clausuras
La intendenta Mónica Fein creó hace un año la Secretaría de Control y Convivencia Ciudadana. El ingeniero Pablo Seghezzo se puso al frente de la cartera y comenzó a tener a su cargo a la Guardia Urbana Municipal (GUM), Control Urbano, Inspección, Tránsito y el monitoreo del transporte y las cámaras de seguridad. Desde ese día las cosas cambiaron en la noche rosarina. Los controles se hicieron frecuentes y estrictos y, entre otras situaciones, las clausuras afectaron una serie de espacios bien concurridos que ya hacía años estaban surgiendo en Rosario: los ahora autodenominados bares culturales. Son espacios para música en vivo, organizar ferias, lecturas de poesía, ciclos de teatro, clases de distintas danzas y no están bajo ningún rubro. Su clausura o no depende de la interpretación que haga cada inspector de la legislación vigente. La falta de un marco que regule estos bares hace que se trabaje siempre a la expectativa de una posible clausura. Hay bares que cuentan, por ejemplo, con tres habilitaciones – bar con amenización musical, milonga y números en vivo, por decir – y aún así son clausurados por tergiversación de rubro.
El contexto llevó a que empiecen a surgir nuevos colectivos y todos levantaron la misma bandera: la de un reclamo que no es contra las medidas de seguridad, las clausuras o inspecciones sino para ser habilitados como lo que son y ser inspeccionados en ese marco. Uno de los colectivos es la ya mencionado Colectivo Avispero. “Somos un punto de encuentro multicultural, una red de contención y difusión de lo que nosotros suponemos que es cultura y arte y está por fuera de la cultura oficial de la ciudad. Empezó a funcionar porque nos sentimos parias en una ciudad que supuestamente respira y exporta cultura, donde nos encontramos con que no tenemos ni contención ni forma de expresión de nuestras necesidades”, definió Costa.
El nombre corresponde a un llamado a la sociedad en su conjunto: avispate, despertate, reclamá. Sus miembros eligen, por eso, decir que el Colectivo Avispero son todos y todas: los afectados directamente por las políticas culturales y de control de la Municipalidad, los interesados en el tema y los que aún merecen ser “avispados”.
“Encontrarnos y reclamar nos corresponde como ciudadanos y actores del arte. Este no es nuestro trabajo, queremos hacer lo que queremos y desde la legalidad”, contó Victoria Lessgart. El Colectivo se reúne todos los miércoles a las 18.30 en el Centro Cultural La Toma (Tucumán 1349) e invita a cualquier interesado a participar, sea o no artista.
Sin sol no hay festival
El Colectivo Avispero hace fuerzas y confía en que salga el sol. En caso de lluvia, como advierte el Servicio Meteorológico Nacional, o si el cielo está cubierto, la actividad se pasará al 9 de noviembre. El Festival sólo se hace con cielo despejado.
“La nueva regulación es más de los mismo”
Los ediles Jorge Boasso (radical), Roy López Molina (del PRO), Osvaldo Miatello (PJ) y Diego Giuliano (PRO) presentaron esta semana un proyecto de ordenanza con el fin de darle una nueva regulación a toda la actividad nocturna de la ciudad. La iniciativa no fue bien reciba algunos los espacios culturales de Rosario, quienes consideraron que no se ha contemplado prácticamente ningún punto de todos los planteados en los encuentros mantenidos a lo largo de este año. “Armaron una figura de bar cultural sólo para tener el argumento de que estamos contemplados. Si se pretende que realmente sea una ordenanza que represente a aquellos a los que el Concejo abrió sus puertas, deberán hacerse muchas modificaciones”, señaló Tomás Monteverde, miembro del ECUR – Espacios Culturales Unidos de Rosario – y representando al bar Distrito 7.
“La nueva propuesta se plantea desde la nocturnidad: eso quiere decir que mucho no nos escuchan, porque nosotros abrimos también de día. Seguimos en lo mismo”, consideró Ignacio Gorriz, representante del Centro Cultural El Espiral. “Y ni hablar si se resume todo a un rubro bailable o no bailable. Desde los espacios culturales entendemos que eso es parte de la cultura, no es una discusión. No podemos decir si se puede bailar o no, es como decidir si se puede sacar foto o no, si se aplaude o no”.
Tomás Monteverde agregó que, a pesar de que en el proyecto aparezca la denominación bar cultural, sus características poco tienen que ver con los planteos que el Ecur realizó a los ediles en los diversos encuentros que tuvieron. “Parece que tomaron algunas cosas sueltas y armaron una figura, pero sólo para tener el argumento de que estamos contemplados. El panorama para nosotros es complicado si la lógica es esta. Si se pretende que sea una ordenanza que represente a aquellos a los que el Concejo abrió sus puertas se deberán hacer muchas modificaciones”.
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