Search

Contra la inseguridad hay que “recobrar la alegría”

“¿Qué hacemos?”, plantea una jornada que se realizará pasado mañana en el Concejo.

Organizada por la Asociación Pro Rosario y el taller Anímese se realizará el miércoles a las 18, en el recinto del Concejo Municipal de 1º de Mayo y Córdoba, la jornada “Nosotros y la inseguridad ¿Qué hacemos?”.

La actividad, que estará coordinada por la psicóloga Cristina Goytía, experta en tratamientos de miedos y fobias y en terapia cognitiva, contará con la participación del empresario Rubén Bertini, un vecinalista de barrio Parque, el sacerdote de la parroquia San Vicente de Paul Alberto Murialdo, y el titular de la Asociación Empresaria de Rosario, Ricardo Diab, entre otros representantes de distintas organizaciones de la ciudad.

Según explicó Goytía, la jornada consistirá, entre otras cosas, en un panel formado por ciudadanos comunes que han sido víctimas de la inseguridad, como también de representantes de organizaciones sociales y eclesiásticas que contarán sus experiencias, inquietudes y las posibles soluciones que experimentan desde su ámbito particular o colectivo.

También se habilitará un “buzón de sugerencias”, se distribuirá material entre los presentes y al final de la actividad se abrirá un debate acerca de la problemática.

Goytía explicó a El Ciudadano la mecánica de la reunión prevista.

—¿En qué consistirá el aporte de los panelistas?

—Ricardo Diab, por ejemplo, contará sobre la situación de los comercios, que todos sabemos la forma en que son atacados constantemente y la queja constante que significa para ellos ser blancos de robos de manera casi continua.

También estará Rubén Enrique Bertini que  ha sido víctima de una entradera que le costó nada menos que  la vida de un hijo. Él mismo fue herido durante ese hecho pero canaliza su gran dolor en una acción positiva por la sociedad, tomando parte y participando en su ámbito después de lo que le pasó. Es un ejemplo.

Igualmente irán miembros de la vecinal de barrio Parque, encabezados por el ex juez Jorge Eldo Juárez, que muestran cómo se puede dar una respuesta a nivel seguridad por iniciativa propia, como es el caso de las alarmas comunitarias.

—Se refiere a acciones que no son impulsadas por el Estado…

—Estamos hablando siempre de ciudadanos comunes o de instituciones civiles y religiosas, no del Estado. Ése es parte del concepto que intentaré volcar en la jornada: que si bien tenemos una sociedad fragmentada, es una sociedad al fin. Como individuos no podemos hacer nada pero como sociedad sí, y más si empezamos a preocuparnos por nuestros pequeños mundos. Porque un cúmulo de pequeños mundos es muy similar al proceso de los fósforos: uno solo da muy poca luz, pero si juntamos muchos tendremos una luz muy fuerte.

—Desde su experiencia como terapeuta, ¿la gente vive con miedo?

—La sociedad está enferma, tal vez con gente que está más o menos afectada porque hay quien tiene mayores o menores recursos propios para no sufrir.

Ante el miedo hay siempre tres salidas: una es la catatonia, un estado de parálisis que por lo general lo sufren esas personas a quienes el miedo las hace quedar en su casa y que incluso han resignado la calle y han cortado muchos de sus vínculos de comunicación, lo que en muchas ocasiones deriva en una enfermedad mental.

Otra salida es esa persona que enfrenta sin medir el riesgo y se dan en esos casos de canalización del temor y del infortunio a través de la violencia, que lo hacen de manera extrema y mal. Después están los que miden el peligro y no se resignan a ser derrotados y es ésa la postura que queremos que la gente empiece a tomar.

—¿Es difícil combatir los miedos?

—Se puede, y con eso también se puede recobrar la alegría que se ha perdido.

Éramos –y creo que aún somos– un pueblo alegre: por eso debemos volver a recuperar valores que hacen a nuestra identidad. Somos muy hospitalarios y sin embargo ahora echamos a los extranjeros y así muchas reacciones más que son producto de cómo se reacciona ante diversas situaciones adversas.

Para eso, primero tenemos que apreciar el arma más importante que tenemos y que es nuestro voto. Después, tener en claro que debemos ser los hacedores del mañana, que todo lo que hagamos hoy construirá el futuro: ¿quién si no yo?, ¿dónde, si no aquí?, ¿cuándo si no ahora?

10