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¿Yo, señor? No, señor

En las distintas facetas de la vida argentina, la política está jugando el peor juego: no hacerse cargo de nada. La culpa está en el otro.

En las distintas facetas de la vida argentina, la política está jugando el peor juego: no hacerse cargo de nada. La culpa está en el otro.

El traslado permanente de las responsabilidades desalienta y apesadumbra al ciudadano. La culpa es de la lluvia, la culpa es de Massa, la culpa es de Scioli, la culpa es de Cristina, la culpa es de Reutemann, la culpa es de la policía corrupta, la culpa es del calor, la culpa es del periodista militante, la culpa es del periodista opositor, la culpa es de la “corpo”, la culpa es de 6-7-8.… infinitas y agobiantes cadenas de culpabilidad eluden las responsabilidades e intentan tapar falencias de todo tipo. Estamos atravesando un momento absolutamente crítico, en donde cuando nos despertamos agradecemos que no hayan entrado ladrones a nuestra casa y si lo hicieron que estemos vivos. Que el dólar haya retrocedido centavos en su valor y se mantenga dos días estable nos hace sentir “económicamente” tranquilos. Vivimos en un hermoso país hoy prisioneros del delito. La libertad que da la democracia se pierde por el cautiverio al que la corrupción nos somete. ¡Esto no es normal! Sin embargo, nos estamos acostumbrando mansamente. Los esfuerzos son aislados, generalmente protagonizados por el mayor sufriente entre sufrientes. Cuesta caminar sin miedo, sonreír sin culpa.

Discépolo está más presente que nunca. No pasa ni por Tinelli, ni por Luli Zalazar, ni por Redrado, ni por José Pablo Feinmann… estamos en un país en donde si nuestra presidenta se enferma, como ha ocurrido esta semana, no puede asumir las responsabilidades de gobernar su vice porque está sospechado, denunciado e imputado de todo tipo de corrupción.

Cuando un país pierde los ejes en los cuales se asienta su democracia, pierde su norte; por eso insistentemente y desde hace años advertíamos sobre la necesidad del buen funcionamiento independiente de los tres poderes. Ahí comenzó el desmadre argentino. Cuando la Justicia obedece a un Ejecutivo a través de jueces amigos, y el Legislativo sólo refrenda la opinión del Ejecutivo, el resultado es una democracia tan anémica que se resquebraja a manos de la anomia. El equilibrio de los poderes da gobernabilidad y restaña los errores.

Por el viejo dicho que para muestra basta un botón, me decía Jorge Fernández Díaz que no estaba en él escribir una novela negra (a propósito de su último libro El Puñal), pero Argentina se convirtió en una novela negra. Si la dirigencia política no reacciona y asume las responsabilidades de los desaciertos y las corrupciones y se anoticia de que estamos en un momento de suma gravedad para lo cual no hay piso, dejará de ser una novela para ser una realidad incontrolable.

Política en Santa Fe

Todo indicaría que el gobernador Antonio Bonfatti, haciendo uso de las facultades que la ley le otorga, llamaría a las Paso para mayo de 2015. Debido a que el actual senador Miguel Lifschitz, candidato a gobernador, aún tiene en el centro norte un 30 por ciento de desconocimiento, las filas socialistas analizan la posibilidad de que Bonfatti encabece la lista de diputados provinciales.

Del Sel, en su carrera por la gobernación, tiene en claro dos temas: primero, impulsar la conformación de una comisión investigadora de la corrupción; y, segundo, presentar un plan integral de seguridad para lo cual estará visitando Medellín los días 15, 16 y 17 del corriente mes, junto a Claudio Zapata y Luciano Laspina, invitado por Álvaro Uribe. Allí mantendrá distintas reuniones con especialistas en esta materia.

En el peronismo las autoridades partidarias desaprovecharon una excelente oportunidad de volver a ser competitivos en las próximas elecciones, cuando a instancias del Chueco Mazzón y con la anuencia del senador Carlos Reutemann, se fogoneó la unidad.

La impericia partidaria y el vedetismo de los posibles candidatos clausuró la iniciativa. A partir de ahora se deberá barajar y dar de nuevo. El kirchnerismo tenía cifradas esperanzas en el tándem Bielsa-Perotti. A propósito de este último, se lo vio salir desalentado del despacho del senador Reutemann. El proyecto de Reutemann no es el de Perotti.