Es fundamental aprender a dejar el orgullo de lado para poder ser felices ya que nada tiene que ver con la energía del amor; el orgullo se relaciona con nuestra mente y nuestro ego, es el causante de que cueste admitir que hemos cometido un error; si te dejas guiar por él, te impedirá sentir un verdadero amor por aquellos a quien amas: impide que puedas amar al otro por cómo es.
El orgullo muchas veces nos relaciona con la negociación, con la especulación y eso nada tiene que ver con el amor, ya que el amor no es posesión. Esta emoción negativa nos impide ser felices, nos relacionamos con el otro a través de una falsa autoestima, el orgullo nos impide relacionarnos con el perdón, nos imposibilita perdonarnos y perdonar a otros; y al hacerlo no nos damos cuenta de que los más perjudicados somos nosotros mismos, ya que en nuestro interior vamos acumulando energía negativa que nos relaciona con la ira, el resentimiento y la vanidad. Por no admitir que nos hemos equivocado hipotecamos nuestra felicidad: es imposible tener bienestar en nuestras vidas si somos orgullosos.
Nuestra mente tiene el control de la situación en todo momento y no deja paso a la voz que proviene del corazón; está preocupada por cómo es percibida por los otros y no se permite conectarse con lo que siente en realidad.
El orgullo no es lo mismo que una sana autoestima; ésta tiene que ver con una correcta valoración de lo que somos. Mientras que el primero está relacionado con la vanidad, con el ego y con nuestra mente, la segunda se relaciona con la energía del amor que procede de nuestra verdadera esencia que se halla en la voz de nuestro corazón y es desde donde podemos aprender a valorarnos y respetarnos para luego poder relacionarnos sanamente con el otro.
El orgullo nos relaciona con las apariencias, aparentamos ser alguien que en verdad no somos, nuestro verdadero Ser se esconde detrás de pesadas máscaras sociales que nos impiden ser felices y que llevamos colgadas delante nuestro para evitar ser heridos, pero con este proceder nos alejamos del verdadero amor hacia uno mismo, porque somos a los primeros a quien hemos mentido tratando de ser alguien más.
El orgullo se relaciona con la astucia, el engaño hacia uno mismo y hacia otros pretendiendo ser alguien diferente, levanta corazas delante de nuestro corazón para no ser heridos; no es lo mismo tener coraje y fortaleza interior que ser orgullosos. La fortaleza procede de nuestro verdadero Ser y nos conecta con nuestro poder interior, con el valor de Ser uno mismo, mientras que el orgullo se relaciona con la mente, con el ego y con el miedo a la libertad de Ser uno mismo. ¿Qué sentido tiene mantener máscaras que impiden nuestra felicidad? ¿Por cuánto tiempo puedes fingir ser alguien más que no eres? ¿A qué le temes en realidad?
Por miedo a ser en verdad quienes somos ocultamos lo que en verdad sentimos fingiendo que esto a mí no me afecta, que soy perfecto y no cometo errores. ¡Cuánto más sano es relacionarnos con la energía del amor universal! Ella nos relaciona con nuestro verdadero Ser, nos permite en primera medida perdonarnos a nosotros mismos por no ser prefectos, por habernos mentido durante tanto tiempo, perdonarnos por haber actuado equivocadamente, callando la voz de nuestro corazón y por haber levantado la voz de nuestro orgullo, de nuestro ego, limitado, carente, tapando las heridas de nuestro niño interior que ha sido herido y teme ser expuesto, teme sufrir dolor. El dolor es inevitable, el sufrimiento es optativo; por lo tanto, evita rememorar los errores cometidos una y otra vez en tu mente; conéctate con la energía que proviene de tu corazón, vive y disfruta el presente.
A medida que permitimos que la Energía del Universo nos relacione con un amor Universal, más podemos sanar nuestra relación con nosotros mismos permitiendo sentir una cuota sana de dolor, aceptándolo en primer lugar, no ocultándolo; en segundo lugar nos permitirnos aprender de él para poder crecer y evolucionar como seres humanos, elevándonos cada día un peldaño más en la escalera de la vida. Para evolucionar es necesario desapegarnos del orgullo, quitarle fuerza a nuestro ego y a nuestra mente y concentrarnos en nuestro corazón; al hacerlo le damos pie a que nuestra felicidad pueda manifestarse en nuestras vidas: ya no dependemos del que dirán, no importa sostener una máscara para obtener la aprobación de otros, vale más nuestro propio bienestar. La energía del Reiki nos permite aprender del dolor y del error, permite superar la necesidad de recurrir al orgullo para taparlos y relacionarnos en su lugar con nuestra autoestima.
Es necesario preguntarnos si tiene sentido fingir que no sentimos algo que en realidad sentimos por otro y que por orgullo callamos. ¿Acaso la felicidad puede hacer nido en el interior de tu corazón si está basada en una máscara que sostienes? Con ello nos negamos a sentir amor y respeto por uno mismo y por cada una de nuestras emociones. El Reiki permite relacionarnos con la honestidad hacia nosotros mismos, con la sinceridad de nuestras emociones, sincerándonos con nuestros sentimientos y perdonándonos por no haber actuado de otro modo. Cuando hacemos esto damos paso al nacimiento del bienestar necesario en nuestro diario vivir ayudándonos a sanarnos física, mental y emocionalmente. Con el ingreso de la energía del universo a nuestro cuerpo podemos desarrollar nuestra autoestima sanamente, valorar a nuestro verdadero Ser; éste no negocia con el orgullo por la búsqueda de la aprobación social y una falsa felicidad basada en el ego. Aprende a valorarte y a respetarte a ti mismo por lo que eres. Deja de lado los miedos que provienen del orgullo y atrévete a expresar la voz de tu verdadero Ser, deja de lado las pretensiones, las máscaras que no te permiten creer en ti mismo ni valorarte correctamente.
No postergues tu propia felicidad en nombre del orgullo, del ego, permítete sentir el amor en tu corazón, no tengas miedo a equivocarte y aprende de los errores, no los niegues. Supérate a ti mismo. Sé feliz, es tiempo de dejar caer las máscaras que te aprisionan e impiden a la felicidad nacer en tu interior. Atrévete a amar y amarte a ti mismo por lo que eres, no temas expresar lo que sientes por miedo a ser juzgado.
No permitas que tu vida se vuelva gris y apagada por no poder ser feliz sin la asistencia del orgullo, ni dejes que tu autoestima se vea debilitada por este motivo. Suelta toda actitud negativa que no te permita ser feliz, despídete de las máscaras y dale la bienvenida a la libertad de ser tú mismo.