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Los otros problemas que viven en un mar de fondo

Es difícil abstraerse de la realidad cotidiana, en especial viviendo en ciudades grandes, donde la problemática se muestra con mayor crudeza.

Es difícil abstraerse de la realidad cotidiana, en especial viviendo en ciudades grandes, donde la problemática se muestra con mayor crudeza. Propongo que por un momento miremos a nuestra Argentina exceptuándola de los dos problemas mayores que hoy padece: narcotráfico y violencia. De pronto observo su geografía y descubro que existe Vaca Muerta. Mi primera reacción es de enorme satisfacción. ¡Estamos salvados! Poco dura mi ilusión. Conversando con el diputado Héctor Daer me cuenta que este yacimiento necesita 7 mil ingenieros petroleros, pero de nuestra universidad egresan sólo 100 por año. A propósito de mi conversación con Daer aludiendo a su conocimiento en el tema sanitario, le pregunté sobre si estamos cubiertos a nivel asistencial en el rubro enfermería. Me contestó: “Los datos son alarmantes, tenemos 120 mil personas trabajando, pero en dos años se jubilan el 30 por ciento de los enfermeros. Hoy egresan aproximadamente 1.800 enfermeros por año, quiere decir que para recuperar los que se van por año se necesitan (sin considerar el crecimiento vegetativo poblacional) 20 años. Además el 50 por ciento de los enfermeros tienen más de 40 años, significa que en 15 años estaremos –de no revertirse las políticas– quedándonos con la mitad de los que hoy trabajan”.

En otro terreno, conversando con Eduardo Buzzi sobre el trigo me dijo que por 1000 kilogramos de trigo al productor le pagan 800 pesos… el pan en mostrador se vende aproximadamente a 20 pesos el kilo. Le pregunté ¿qué pasó en el medio para que de 0,80 peso pasemos a 20 pesos? Me contestó como al pasar: “Lo mismo sucede con la leche, la yerba, el tabaco, el arroz…”. Me quedé pensando en esto mientras caminaba hacia la radio. Al leer la disparidad en las cifras que maneja el Senado de nuestra provincia y la cámara de Diputados (Senado quiere aprobar 2.100 millones de pesos y diputados 980 millones de pesos) de presupuesto provincial, le pregunté al senador Alberto Crosetti, quien comentó que “al representar a un territorio se conocen más de cerca las obras necesarias allí”.

Después entrevisté al diputado Mario Lacava, quien preside la comisión de Obras Públicas, sobre esta diferencia sustancial. Me contestó: “La diferencia no es sólo de número, es de procedimiento. Queremos evitar que una vez más se subejecuten partidas de obras que nunca se realizan y dichos montos asignados se desvíen a rentas generales. Pretendemos que para todo endeudamiento el Ejecutivo muestre certificado de ejecución”. Sencillamente Lacava dice que Diputados quería evitar que el gobernador santafesino diera otro destino a dineros que se anuncian para la realización de determinadas obras.

Salgo de la radio, regreso a la oficina y me atrapa un e-mail con datos enviados por la socióloga Marita Carballo. Marita dice que la sociedad argentina no dimensiona el problema educativo. La evaluación PISA 2012, reconocida por medir con seriedad los logros educativos de alumnos de 15 años de edad, muestra que Argentina ocupa el puesto 59 entre los 65 países participantes y no alcanza el nivel 2 en lectura, lo que significa que la mitad de los estudiantes no entienden lo que leen. Lo más grave está en otro trabajo que indaga sobre si los padres creen que sus hijos reciben una buena educación. La mayoría cree que están recibiendo una muy buena educación. Un dato no menor: los jóvenes que obtienen los mejores resultados en las pruebas PISA pertenecen a familias con el índice socioeconómico más elevado y a hijos de profesionales. No obstante estos alumnos tienen un rendimiento menor al de chicos que en 30 países del mundo asisten a las peores escuelas. Ahí apareció el querido profesor Barcia, hoy al frente de la Academia Nacional de Educación, con un dato que me lleva al tema que no quería tratar: el narcotráfico y sus consecuencias. Dice Barcia que “las frías estadísticas muestran que la preocupación, la atención y el afecto de los padres para con sus hijos con problemas de adicción, reducen el consumo a un 4 por ciento. Mientras que el desentendimiento, la desatención, el desamor lo hacen subir a un 57 por ciento.

Esta radiografía de país (excluyendo la droga y la violencia), habla del último dato de Barcia: de falta de atención, de falta de entendimiento, de falta de proyección, de falta de servicio, de falta de entrega, de falta de planificación, de estar en los detalles, para entender y transformar un país con enormes posibilidades pero que viene a la deriva. Nada cambiará si no admitimos estos problemas, esta realidad, esta crisis que hoy nos atraviesa. En los distintos ejemplos detallados en este artículo aparece la doble intención, la deshonestidad, la mentira, también la desidia. Argentina está con problemas en su propio esqueleto, cada hueso duele, porque la mirada de la política se desvió, se entretuvo, fue cómplice o no le importó o no supo qué hacer.

(Pensé cuando comencé a escribir este análisis que los dos problemas más graves eran el narcotráfico y la violencia…).

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