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“La Agencia surge de la gente, de las asambleas ciudadanas”

David Asteggiano hace un repaso a un año de la creación de la Agencia Santafesina de Ciencia, Tecnología e Innovación.

La Agencia de Ciencia, Tecnología e Innovación, que funciona en el marco de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la provincia de Santa Fe, puso en marcha los primeros 17 proyectos de innovación tecnológica que responden a dos líneas, los destinados a brindar soluciones tecnológicas innovadoras, vinculadas al Sistema de Investigación Científica existente en la provincia; y, otra línea, destinada a la incorporación de equipamiento de alta complejidad inexistentes en el país.

La Agencia Santafesina de Ciencia Tecnología e Innovación se creó hace exactamente un año. Es un espacio en el que participan el sector científico tecnológico, representado por científicos de la UNR y de la UNL, el sector empresario y el Estado provincial.

“Éste es el desafío, a fin de cuentas es nada más que unir las capacidades que tenemos los santafesinos”, sostiene David Asteggiano, secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación de Santa Fe, y agrega: “Este es un proceso que se traduce en que la gente viva mejor, con mejor calidad de empleos, mayor valor agregado, que se traducirá en un aporte a la economía del país y al bienestar de la población”.

Para el secretario, “el objetivo es unir y articular las fortalezas de los tres sectores para transformar la matriz tecnológica de la provincia y hacerla más competitiva. Un modo de fortalecer los procesos productivos para que puedan insertarse en el resto del país, en la región y en otros países”.

Los proyectos involucraron a todas las regiones de la provincia: “Un hecho convincente es lo que, a mi juicio, tiene que ver con que en ellos están involucradas las cinco grandes regiones de la provincia. Un modo de extraer el potencial y las necesidades de cada uno de ellas integrándolas racionalmente; apuntalando al desarrollo local y regional”, sostiene Asteggiano.

“A la innovación hay que financiarla hoy”, afirma y enfatiza: “Cada uno de los proyectos recibió su financiamiento en este mes de diciembre. Está prevista una auditoría externa para que haga el seguimiento, a lo largo de los procesos productivos, de los diferentes proyectos; con ella evitamos crear una superestructura dentro del Estado generando una burocracia que entorpecería y aumentaría los costos”.

Para Asteggiano, “todo esto fue posible porque la más alta autoridad política tomó la decisión y, convencida, la sustenta. Sentimos un gran apoyo, ya que los proyectos de la secretaría que incluyen el polo de empresas que se asentará en el Área Tecnológica Nodo Rosario, en el ex Batallón 121; el Acuario; y este proyecto que lleva adelante la Agencia de Ciencia, Tecnología e Innovación, han despertado mucha confianza. Nosotros nos sentimos respaldados, lo que ha generado confianza interna y una fuerte motivación que nos llevó a alcanzar las diferentes etapas en un tiempo que juzgamos apropiado”.

—¿Cómo surgió la Agencia?

—La Agencia surge de las Asambleas Ciudadanas, en las que la comunidad fue proponiendo proyectos que fueron alimentando al Plan Estratégico Provincial, el que les fue dando marco y sustento. Es un plan de los santafesinos, del cual debe apropiarse la gente. En el mismo, se partió de la idea de imaginar la provincia que queríamos los santafesinos a treinta años; y en las asambleas realizadas en cada región, se fueron conformando los proyectos. Y una de las líneas que nos planteaba la gente, coincidente con la idea del Estado provincial, que en última instancia representa el interés de la comunidad, era contar con una economía para el desarrollo. A partir de ella, se puede delinear el proyecto de radicación en un lugar, usar el potencial humano y de recursos que allí existen, aprovechar la infraestructura, modernizar los procesos productivos, crear fuentes de trabajo y volcar mayor bienestar a las poblaciones para evitar el éxodo y las frustraciones. Hasta ahora, esa población no tenía más alternativas que engrosar la población de las grandes ciudades, contribuyendo al hacinamiento y a la mala calidad de vida que deviene en violencia e inseguridad, como pasa en las grandes urbes latinoamericanas. En síntesis es una contribución a mitigar esos problemas que son tan difíciles de resolver una vez instalados.

—¿Puede citarnos, a modo de ejemplo, uno de los proyectos que se financiará con el aporte de los santafesinos?

—Es justamente un ejemplo de capacidad y empuje de la gente que ante la necesidad vence cualquier obstáculo. Uno de los proyectos que se va a financiar es de Villa Ocampo, donde funciona una empresa tradicional que produce maquinaria agrícola. Es una zona que produce algodón. Santa Fe ha pasado a ser la segunda productora de algodón del país, con 150 mil hectáreas y lo hace con una distribución de la propiedad de la tierra en pequeños productores, los que no disponen de una maquinaria adecuada a sus pequeños terrenos. Tampoco las hay en el mundo, lo que hace que nos entusiasmemos, ya que estas maquinarias pueden ganar mercado global rápidamente. Este es un ejemplo de articulación entre un sector emprendedor y dinámico, con la participación del Inta y la UTN que diseñaron el prototipo; y hoy el Estado provincial provee la financiación para que esa idea llegue a producirse en escala.

—¿Cómo se materializa esta articulación?

—El Estado aportó una suma de dinero para la consolidación de la idea; la empresa aportó una cifra igual y el compromiso de hacer el prototipo para su posterior fabricación en escala.

—Y aquí tenemos consumado el triángulo de Sábato…

—Sí. Finalmente ese es el secreto: articular capacidades. Santa Fe es una provincia que tiene un sistema científico consolidado en las cinco regiones; en todas funcionan delegaciones del Inta, del Inti, de la UTN y de la UNR y UNL y existen casi veinte mil pymes con distintos grados de innovación y de creatividad, distribuidas en un territorio provincial que cuenta con 365 localidades, lo cual es su mayor fortaleza, y a la que es necesario dinamizar, articulando sus respectivas potencialidades. Ahí es donde aparece esta herramienta que fue una decisión política del gobernador para poder acelerar los tiempos, que es lo que se busca con este financiamiento.

—¿A cuánto asciende el monto de la financiación para estos 17 proyectos?

—Fueron 32 millones de pesos volcados en esta primera etapa; los que pasarán a ser 100 millones el año próximo, lo que nos va a demandar mucho trabajo, porque deberemos ejecutar 100 millones; nosotros y el resto de la provincia tendremos que poner manos a la obra para darles a los proyectos la conformación que requieren para que se transformen en realizables.

—¿Quiénes son las personas encargadas de aprobar o rechazar los proyectos?

—Tenemos una premisa básica; convocar a comisiones evaluadoras externas; ninguna persona que sea de la provincia para darle mayor transparencia. Personas de prestigio internacional de diferentes áreas del conocimiento. De una buena evaluación aprendemos todos, incluso quienes no calificaron, para que puedan con mayor conocimiento intentarlo nuevamente. Nos reunimos con ellos, analizamos el recorrido, tratamos de dar a luz donde estuvieron las dificultades para que ese esfuerzo no se pierda y pueda encararse nuevamente en una futura convocatoria.

—Tal vez la palabra clave de hoy sea proyecto…

—Estos proyectos nos ayudan a confirmar que esta provincia funciona porque hay mucha gente decidida que todos los días de sus vidas, al levantarse temprano, hace posible con su esfuerzo que las cosas pasen, con empuje y proyectos. Por otro lado, existe en la provincia un proyecto que engloba a estos proyectos personales. Proyecto que se construye y consolida dialogando; lo que implica reconocimiento y respeto por el otro, a quien escuchamos y valoramos. Se puede y se debe construir un proyecto dialogando; con la sociedad y entre sus diferentes sectores. Estos son proyectos de alto impacto a los que no se puede sino apoyar.

El Triángulo de Sábato

La idea del triángulo fue propuesta por John Kenneth Galbraith y desarrollado como modelo de política científico-tecnológica por Jorge Alberto Sábato. Así se denomina al modelo de política científico-tecnológica, desde la que se postula que para que exista una estructura científico-tecnología productiva es necesaria la presencia de tres agentes: el Estado, el cual participa en el sistema como diseñador y ejecutor de la política; la infraestructura científico-tecnológica, como sector productor y oferente de la tecnología, y el sector productivo demandante de ella. La existencia de estos actores no es garantía para el éxito; a su vez, se requiere que estos actores estén relacionados fuertemente y de manera permanente (Sábato y Botana, 1968. Sábato, 1975).

La virtud de un triángulo de estas características es la conformación de un sistema científico tecnológico con capacidad de transferencia y divulgación de los desarrollos científicos. Sigue vigente 30 años después.

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