Tres atacantes con armas automáticas y encapuchados irrumpieron en la mañana de ayer en la redacción del semanario satírico Charlie Hebdo, en pleno centro de París, y abrieron fuego. Hay al menos 12 muertos y unos 11 heridos, cuatro de gravedad. Se trata del peor atentado de los últimos 35 años en Francia. Las autoridades apuntaron al terrorismo islámico. Al cierre de esta edición, la Policía tenía identificado a los posibles atacantes que serían dos hermanos de nacionalidad francesa (Said y Chérif K, de 34 y 32 años) y a un tercer hombre llamado Hamyd M, de 18 años. Todos estarían relacionados al grupo Estado Islámico (EI), según el diario El País.
“Es un verdadero atentado terrorista”, expresó Hollande al llegar a la sede de Charlie Hebdo poco después del ataque, y agregó: “Es un acto de barbarie contra este periódico.
Los periodistas y policías fueron asesinados cobardemente”. Hollande aseguró que “varios atentados habían sido desactivados en las ultimas semanas”.
La publicación Charlie Hebdo, mordaz y crítica sobre todo tipo de institución política, cultural y religiosa, desde lo local a lo global, había recibido varias amenazas en los últimos tiempos e incluso una bomba incendiaria en 2011, adjudicadas por las autoridades a una acción de grupos extremistas islámicos en venganza por publicaciones de caricaturas del profeta Mahoma.
Entre las víctimas del atentado de ayer figuran el director de la publicación, Charb (alias de Stephane Charbonnier), y dibujantes históricos del semanario, como Cabú, Wolinski y Tignous.
Además de dos policías muertos, la balacera se llevó la vida del economista y periodista Bernard Maris.
Poco después de la masacre, decenas de campañas de apoyo a la histórica revista fueron lanzadas en las redes sociales. Se convocó a manifestar solidaridad en la plaza parisina de la República y en una docena de ciudades de Francia y en varias capitales europeas.
El gobierno francés decretó para hoy una jornada de duelo nacional y tres días de luto.
El ataque
A las 11.30, tres personas encapuchadas, vestidas de negro y con fusiles Kalashnikov ingresaron a la sede de Charlie Hebdo y dispararon sus armas durante más de diez minutos. Fueron al menos 30 disparos contra los periodistas y empleados de la publicación. Decenas se refugiaron en la terraza del edificio.
Los atacantes lograron escapar en un automóvil negro que los esperaba a pocos metros.
Antes, fusilaron a un policía en plena calle.
El ataque dejó 12 muertos (dos policías) y una veintena de heridos, cuatro de ellos de gravedad, según informó el Ministerio del Interior francés, que minutos después elevó al plan antiterrorista Vigipirate a su nivel máximo: “alerta atentado”.
En las inmediaciones a la sede del semanario, cercanas a la plaza de La Bastilla y rodeadas por un fuerte operativo de seguridad, la conmoción reinaba.
“Pudimos ver desde la ventana cómo los atacantes actuaron a sangre fría durante cinco minutos e incluso, al salir ejecutaron a un policía en el suelo”, confió Nicolas, testigo del hecho desde su ventana del cuarto piso sobre el bulevar Richard Lenoir.
Varios videos del atentado contra la oficina del semanario Charlie Hebdo circularon en los noticieros,entre ellos en el que se ve cómo los atacantes fusilan a un policía.
En otro, filmado desde una terraza, se escuchan claramente los disparos y el grito de “Allahu akbar” (Alá es el más grande).
Según la radio pública francesa France Info, en su huida hacia el norte de la capital francesa los atacantes atropellaron a un peatón y asesinaron a otro policía antes de robar un vehículo para continuar su fuga hacia los suburbios del norte parisino.
La sede de Charlie Hebdo (la redacción se encuentra en otro barrio parisino), poseía vigilancia policial especial luego de haber sido incendiada hace cinco años y recibir amenazas de grupos islamistas por haber publicado caricaturas del profeta Mahoma.
La intervención militar francesa en Irak contra la agrupación Estado Islámico (EI) le valió a Francia reiteradas amenazas de EI, grupo que llamó a matar franceses en cualquier rincón del mundo.
De las caricaturas satíricas sin concesiones al horror del fundamentalismo
El semanario francés Charlie Hebdo recibía regularmente amenazas por caricaturas políticamente incorrectas y sus burlas a políticos y religiones. El ataque del que fue objeto ayer dejó 12 muertos, y privó a Francia de figuras centrales del panorama periodístico: los dibujantes Charb, Cabu, Tignous y Wolinski.
La publicación, con una línea de izquierda libertaria, se destaca por sus ilustraciones y sus crónicas humorísticas, con ocasionales notas de investigación sobre catolicismo, sectas, islamismo, judaísmo, política y cultura.
El director, Stephane Charbonnier, “Charb”, había declarado hace dos años al diario Le Monde que era plenamente consciente del riesgo que corría, y que prefería “morir de pie que vivir de rodillas”. Vivía bajo protección policial desde 2011.
Otra de las víctimas, el celebérrimo caricaturista Jean Cabut, “Cabu”, era colaborador desde su fundación en 1970, y autor de una de las tres viñetas que en el 2006 hirieron la sensibilidad de los islamistas radicales.
Bernard Verlhac, “Tignous”, en tanto, también colaboraba en otros medios como Marianne, L’Echo des Savanes y Fluide glacial.
Georges Wolinski, otro miembro histórico asesinado ayer, nació hace 81 años en Túnez, era simpatizante del Partido Comunista sin haber militado nunca en él y dibujante habitual de su órgano de prensa, L’Humanité.
Charlie Hebdo dejó de publicarse entre 1981 y 1992 por falta de recursos y su rechazo a la publicidad, y sólo pudo regresar cuando un grupo de dibujantes, periodistas y artistas pusieron el capital para financiar nuevas tiradas, vendiendo un promedio de 140.000 ejemplares cada semana.
Las amenazas fueron recurrentes en los últimos años. El sitio de la publicación fue regularmente hackeado.
Paradójicamente, en su caricatura de esta semana, Charb se preguntaba: ¿Todavía no hubo atentados en Francia? En el dibujo, un presunto islamista armado dice: “Espere. Aún tenemos hasta fin de enero para decir feliz año”.