Casi visionariamente Santiago Kovadloff me decía la semana pasada que “respetar la palabra es sostenerse en el campo de la convivencia. Una convivencia está asentada en que el prójimo es indispensable para hacer algo”. Los hechos recientes ocurridos en el mundo y en nuestra propia geografía demuestran que la palabra está quebrada, herida, manoseada, ultrajada, vulnerada. Cuando las balas hablan la palabra está derrotada. También, cuando las palabras quieren explicar lo inexplicable se manchan y se ajan.
En el primer caso los cuarenta y dos jóvenes de Iguala nunca más encontrados. La brutalidad de su desaparición.
En el segundo caso Néstor, el niño qom, asesinado por las balas de la desidia, de la corrupción, del ¡qué me importa!
Dentro del primer caso se inserta el horror de Charlie Hebdo. Pensar que la semana pasada Kovadloff seguía diciéndome sobre el respeto de la palabra como ley, “Estos son principios que las religiones asentaron desde hace mucho, pero también es cierto que desde hace mucho no se los oye”.
Kovadloff sostiene que, pese a todo, la palabra no está derrotada. Sino afectada, vulnerada. Si analizamos la palabra desde la connotación política, cuesta ser optimista. Días atrás la presidenta de Brasil, Dilma Roussef, en su discurso inaugural del segundo mandato, dijo (con no poco triunfalismo) inaugurar la primera generación de personas que no pasan hambre. Que la quinta potencia del mundo después de siglos agende este logro es sencillamente una derrota. Como recordaba Kovadloff , “en los mismos estados del norte que le dieron la victoria a Dilma; el hambre, la ignorancia, la situación de empobrecimiento espiritual que viven generaciones tras generaciones comparten el empobrecimiento espiritual de latifundistas crueles que contribuyen al sostenimiento de la indigencia explotando a la gente que vive en sus dominios”. Brasil está lejos de ser un ejemplo donde la palabra que pronuncian los políticos no esté luxada.
Las fallas de la política
La terrible tragedia vivida por la familia Chomnalez tras el asesinato de su hija Lola no alcanza a tapar los desaciertos en que día tras día fue incurriendo la Justicia y la política uruguaya. Una justicia apurada es tan nefasta como la no justicia.
Ni Cristina, ni Lilita, ni Capitanich, ni Binner, ni Massa, ni Scioli, ni Macri pueden sorprenderse por el triste final de Néstor. Con la salvedad de las distintas responsabilidades que los citados ostentan, la pobreza, la indiferencia hacia el otro y la mirada lejana del poder los responsabilizan por lo acontecido. Ningún dirigente político con decisión puede firmar una copa de leche o un almuerzo de 2 o 3 pesos la ración. Allí comienza el verdadero problema. Primero, cuando es necesaria una copa de leche o un almuerzo fuera del ámbito familiar es porque la política del empleo falla. Si no hay empleo es porque no se acierta en las políticas productivas, de inversión, etc.
El segundo y grave problema, es pensar que con 2 o 3 pesos se puede nutrir a quienes no tienen otra forma de alimentarse. El tercer problema, y no menor, es creer que una vacuna puede alejar a un niño de este padecimiento y el cuarto, no tener claro, como recuerda el doctor Abel Albino, que la mamadera es tan nutritiva como el beso.
Visto parcialmente pareciera muy difícil la resolución de los problemas que atraviesa nuestra sociedad. Sin embargo creo que el mayor problema pasa por la pérdida del sentido común que nutre el accionar político.
Tironeos por los gendarmes
Rosario sigue siendo el epicentro de la violencia explícita. Esta semana el secretario de seguridad de la Nación, Sergio Berni, frente al ministro de gobierno provincial Rubén Galassi, y al viceministro de Seguridad Gerardo Chaumont despidió a gendarmería clausurando su acción en este territorio. Del chamamé se pasó a los pisotones de reproches. Rubén Giustiniani sin el acompañamiento de ninguna fuerza política, (léase Pro, FpV, PJ y sus derivaciones), le pide explicaciones al gobierno de Antonio Bonfatti por el silencio ante la partida de la fuerza.
Y a su vez dice: “Ante este juego político perverso entre el gobierno de la provincia y el gobierno de la Nación, yo pido que la sociedad toda se plante y peticione por el regreso de Gendarmería. Quedamos en manos de pibes que tal vez dispararon diez tiros en su vida, esta es la Policía Táctica. Y el gobierno de Bonfatti va desde nombramientos de nazis a narcos para estas altas responsabilidades”.
Miguel Lifschitz insiste en que su primer día de gobernador lo ocupará en encerrarse con la justicia, la policía y los legisladores hasta acordar el rumbo a seguir. “Bonfatti no será un candidato testimonial. Si soy gobernador será el presidente de la Cámara de Diputados. Si no lo logro, su presencia será clave en el ordenamiento político de nuestra estructura partidaria”
El PJ en su laberinto
El presidente del Frente para la Victoria José Luis Freyre acordó en Rosario llamar al congreso partidario el 24 de enero, pero el paso previo será la reunión del Consejo Ejecutivo provincial del PJ el próximo 15 de enero. En la reunión convocada por Freyre, no estuvo ni el sector de Omar Perotti ni el sector de María Eugenia Bielsa. A propósito de Bielsa, la visitó Julián Domínguez tratando de convencerla. Nada por aquí, nada por allá.
Agustín Rossi presentó su candidato a gobernador Leandro Busatto y a Luis Rubeo encabezando la lista de diputados provinciales y Roberto Sukerman como intendente de Rosario. Si la presencia de este sector preocupaba a Bielsa, el paso dado Rossi libera el obstáculo. En el salón Forum de Rosario dirigentes de los 19 departamentos se reunieron para manifestar un armado provincial garantizando las 14 senadurías indispensables para que Eduardo Buzzi sea candidato a gobernador. Se oyó decir: “Vamos por la gobernación y también al rescate del PJ”.