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“Nunca intentó contenernos”

Los padres del niño de dos años que murió en 2011 tras ser arrollado por un abogado que intentaba proteger su auto del granizo esperaban “otra actitud”. Aseguran que el causante quiso entorpecer su trámite con la aseguradora.

Guadalupe Rodríguez y José Luis Pais son los padres de Francisco, el niño de dos años que en abril de 2011 perdió la vida en Pichincha tras ser atropellado por un automóvil conducido por Leandro M., un joven abogado que en el afán de proteger su vehículo de una eventual tormenta de granizo subió a la vereda para protegerse bajo el techo de un comercio donde unas diez personas ya se refugiaban de la lluvia. Fue un domingo en familia que comenzó en la feria retro de Parque Norte y que se oscureció con la llegada del mal tiempo. En una entrevista con El Ciudadano la familia Pais habló de las idas y vueltas de la investigación, que pasó por las manos de cuatro jueces, y relató el duro momento que atravesó junto con sus otros dos hijos, César y Patricio, que en aquel entonces tenían 3 años y un mes, respectivamente.

Además, criticaron la actitud del imputado por haber querido entorpecer el trámite extrajudicial con la compañía de seguros y por no haber mostrado en ningún momento signos de arrepentimiento.

“Fue un domingo normal, de paseo. Como se venía la tormenta decidimos pegar la vuelta. Guadalupe estaba con Patricio en brazos mientras que los otros dos chicos estaban entre nosotros. Lo que puedo recordar es que el auto frenó, empezó a meter marcha atrás y terminó arriba de mi pie derecho y arrastró a mis dos hijos contra la pared. César salió ileso, pero por desgracia Francisco no”, recordó José Luis, quien reveló además que como consecuencia de ello hoy posee “dificultad para caminar, problemas en la rodilla y en el empeine”.

Casi sin dejar silencio, Guadalupe agregó la crónica: “Había unas nueve personas ahí con nosotros (en la parada de colectivos), por eso lo que nos pasó le podría haber sucedido a cualquiera. La novia (del conductor) era la que pedía que nos corriéramos para hacerle un lugar al auto debajo del cartel. Después, la que nos socorrió fue otra pareja que ayudó a parar un auto con el que nos llevaron al Centenario”.

El padre de la familia explicó que, si bien llovía mucho, “el granizo era ínfimo, casi un aguanieve”. Pero, para él, lo más indignante fue que ni el conductor del Renault Clio que arrolló a Francisco ni sus abogados se pusieron en contacto para ofrecer disculpas.

“En un momento se dijo que él nos había acompañado pero eso nunca sucedió. Sí estaba muy asustado y shockeado pero nunca intentó acogernos o preguntarnos si necesitábamos ayuda. Lo que siento no es rencor sino más bien dolor de que nunca hubo siquiera una llamada por teléfono”, completó.

La causa

El desenvolvimiento del juicio no resultó sencillo ya que el expediente cambió dos veces de carátula y pasó por las manos de cuatro jueces.

El fallecimiento de José Francisco Pais ingresó como homicidio culposo y recayó en el Juzgado Correccional 5ª, en aquel momento a cargo de Marisol Usandizaga.

Sin embargo, por pedido de la fiscal interviniente, Ana Rabin, la causa fue cambiada a dolo eventual por considerar que el hombre que conducía el vehículo debería haberse representado que podría causar un daño, por lo que fue redireccionada al Juzgado de Instrucción 4ª de Juan Carlos Vienna.

Luego de unos meses, éste se declaró incompetente y devolvió el expediente al primer juzgado, que por entonces tenía como nuevo encargado a Carlos Rubén Leiva. Pero este último fue designado a fines de 2013 para integrar el listado de magistrados del nuevo sistema de Justicia Penal, por lo que la causa quedó finalmente en poder de la jueza Correccional 10ª, Marcela Canavesio.

¿Año de resolución?

El abogado de la familia damnificada, Juan Domingo Centurión, reconoció que la complejidad del caso radica en que “no se trató de un simple accidente de tránsito, donde muchas veces no existe voluntad de cometer un daño”, sino que “aquí el conductor tuvo tiempo de pensar, frenar el auto, calcular y hasta valorar más la posibilidad de una pérdida material que lo que podía ocasionar a otras personas”.

El letrado criticó duramente a la defensa por haber intentado obstaculizar el trámite extrajudicial que mantienen los Pais con la compañía de seguros.

“No sabemos si fue por instrucción de su cliente o por una estrategia propia, pero nos llamó la atención que fue mucho más positiva la actitud de la aseguradora que la del propio imputado”, reconoció con indignación.

En igual línea crítica Centurión evaluó que “se espera otra actitud” por parte de un profesional del derecho como quien provocó el accidente fatal frente a hechos de estas características, por lo que aguarda, al igual que sus defendidos y en la misma dirección que la Fiscalía, una sanción grave para el presente y futuro que podría concretarse, según su parecer, “en los primeros meses del año”.

No obstante, si bien descartó de plano que el imputado pueda cumplir pena efectiva, por ser caratulado como homicidio culposo y por tratarse de su primer delito, reconoció que la peor sanción es el remordimiento.

“Que una persona joven, con toda una vida por delante, esté pasando por esto… Realmente yo no quisiera estar en su lugar”, completó.

Volver a empezar

Para la familia de Nuevo Alberdi la muerte de Francisco significó un durísimo traspié del que resultó muy complejo reponerse. Esto se suma a que tanto José Luis como Guadalupe tienen la necesidad de trabajar para poder mantener a sus otros dos hijos: César y Patricio, de 7 y 3 años respectivamente. Ante ello, decidieron invertir en un negocio de granja, atendido por la mujer de la familia, mientras que el hombre hace su aporte trabajando en una distribuidora de alimentos.

“Nosotros siempre tratamos de llevar una vida normal. Somos dos laburantes que tenemos que pagar un alquiler, con dos criaturas que necesitan atención, ir a la escuela… Eso mantiene la cabeza bastante entretenida, pero los recuerdos siempre están”, soltó José Luis con la mirada clavada en el suelo.

Para ellos, lo más duro fue comunicarles a sus hijos sobre lo que sucedió con su hermano.

“Es horrible. Duele mucho. César se acuerda de haberlo visto y del accidente. Les dijimos que su hermanito se fue y que no va a volver. Lo importante es no olvidarlo y dejarlo descansar, tenerlo ahí en una cajita cerrada con llave para poder abrirla y recordarlo cuando uno desee”, indicó el matrimonio.

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