Con sahumerios de nopal y mirra, el presidente boliviano Evo Morales recibió ayer las fuerzas de los dioses andinos Inti y Pachamama, en una ceremonia ancestral en el complejo ritual preincaico de Tiwanaku, antes de asumir, hoy, su tercer mandato en el Congreso boliviano en La Paz.
El rito andino, de arraigada tradición indígena, sirve para convocar el buen augurio y despejar los malos espíritus. Para asistir a la ceremonia, miles de indígenas, principalmente aymaras y quechuas, convergieron en Tiwanaku, cuya existencia se sitúa entre los años 1.500 a.C y 1.200 d.C.
Tiwanaku o Tiahuanaco, cerca del lago Titicaca, a 3.800 metros sobre el nivel del mar, alberga los restos líticos de una de las culturas más longevas de la humanidad.
“Cuando Cristo estaba naciendo en Belén, el año cero de nuestra era, esta ciudad ya era un centro ceremonial sagrado para todo el territorio andino, relacionado científicamente, comercialmente, con los pueblos de las tierras bajas y con los del norte y sur de este continente”, aseveró Evo Morales.
Momentos antes, a pesar del frío de 5°C, miles de indígenas y campesinos, principal sustento político de Morales, le dieron la bienvenida al presidente con banderas tricolores bolivianas y con las ajedrezadas y multicolores “wiphalas”.
“Estamos desde las 5 de la mañana aquí, nosotros estamos felices por que el presidente venga”, le dijo a la AFP la ama de casa Nicolasa Ramírez, aymara de 37 años.
Cientos de nativos, como Ramírez y su esposo, formaron una columna de honor para recibir al gobernante.
Entre chamanes
En contraste, Morales, aún sin los ropajes tradicionales, llegó en helicóptero a Tiwanaku, procedente de La Paz, a unos 71 kilómetros de distancia, y fue recibido por miles de indígenas, en medio del ulular de “pututus”, los cuernos vacunos convertidos en instrumentos de viento.
De inmediato un grupo de amautas, yatiris y otros chamanes realizaron cinco rituales en distintos lugares del centro religioso, en el cual también estuvo presente una centena de delegaciones de países extranjeros, entre ellos, en representacion de Argentina, el vicepresidente Amado Boudou.
El ambiente fue inundado por el olor de sahumerios, la quema de mirra, nopal, semillas y raíces de árboles, una antigua tradición de los nativos para capturar las energías benéficas de la naturaleza.
Los indígenas, sonrientes, saludaron a Morales con vítores aymaras como “¡Jallalla Evo Morales!” (Viva Evo Morales). Algunos trataron de alcanzar a su líder para estrecharle la mano.
A los pies de un milenario monolito antropomorfo de 7 metros de altura, los chamanes realizaron un ritual de “limpieza”, con ruegos y plegarias en aymara, alrededor del mandatario.
En este punto se produjo el cambio de la vestimenta. Los chamanes despojaron a Morales de su ropaje occidental (pantalón, camisa, chaqueta y zapatos), y le colocaron otra camisa blanca con adornos indígenas, una toga que llaman unku, un tejido de lana de vicuña y una gorra de cuatro puntas llamada chucu, que simboliza los cuatro puntos cardinales.
Los zapatos fueron reemplazados por ojotas de cuero. Encima de la camisa, lo vistieron con un pectoral, hecho de una aleación de oro, cobre y plata, cuya finalidad es absorber las energías de la naturaleza. Debe ir cerca del corazón para que gobierne con ecuanimidad, según la explicación oficial. Como símbolo de su liderazgo empuñó un báculo metálico.
Luego, flanqueado por sabios aymaras, recorrió varios puntos simbólicos de Tiwanaku, como la pirámide Akapana (lugar de descanso) y el templete Kalasasaya (las piedras paradas).
En cada parada, el ritual fue casi el mismo: chamanes con braseros encendidos y rogativas a los dioses Inti (sol) y Pachamama (madre-tierra) para que sus energías ayuden a Morales en su mandato que termina en 2020.
Lo mejor del pasado
En respuesta a los detractores de la preeminencia indígena, Morales afirmó sobre la ceremonia “No es un retorno romántico al pasado, sino una recuperación científica de lo mejor de nuestro pasado, para combinarlo con la modernidad”. El mandatario también abogó por cuidar la naturaleza: “Todos somos responsables de este único mundo, no es cuestión de razas, no es tema de colores, porque no es el color de mi cara lo que te va a matar, sino es el color del agua y el olor del aire que respiras” dijo.
La ceremonia oficial de investidura del tercer mandato consecutivo de Morales, de 55 años, se realizará en el Congreso hoy. Se espera la presencia de mandatarios y delegaciones de unos 40 países.