La sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal, integrada por los jueces Gustavo Hornos, Juan Carlos Gemignani y Eduardo Rafael Riggi, confirmó la sentencia condenatoria dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 2 de Rosario, en la que se condenó a un imputado a la pena de 6 años de prisión por el delito de comercio de estupefacientes. Lo curioso de este caso es que, durante el allanamiento, que ocurrió el 30 de agosto de 2011, lograron detener a todos los eslabones de la cadena de comercialización, entre ellos el proveedor de la sustancia, a quien ahora le ratificaron la condena.
Los magistrados del máximo tribunal penal del país confirmaron la sentencia recurrida por la defensa, en la que se tuvo por acreditado que el acusado comercializaba estupefacientes a través de una construcción tipo quiosco blindado (búnker), en Lavalle al 2700, en terrenos fiscales, en la intersección con la vía del ferrocarril Belgrano, donde luego del allanamiento se secuestraron 620 bochitas de cocaína, con un peso total de 586,4 gramos y 700 envoltorios de marihuana, con un peso total de 2.250 gramos, listos y anudados, con la inscripción de su peso y precio, para su comercialización directa.
El búnker, de fácil “desarmado” ante la posibilidad de sospecha de algún tipo de accionar policial o un ataque de grupos rivales, era con frente de ladrillos tipo block gris, con un pequeño agujero en un extremo superior de la pared, a través del cual se realizaban las transacciones (cambio de dinero por droga) y con única puerta de ingreso, de material oxidada, cubierta con una media sombra.
Detenidos
El operativo se realizó el 30 de agosto de 2011 y en esa oportunidad la Policía antinarcóticos provincialdetuvo a tres personas. “Lo importante de este operativo fue que pudimos atrapar al proveedor cuando realizaba la entrega de las sustancias.
Tuvimos suerte porque pudimos cortar con toda la cadena”, declaró una fuente relacionada al caso, quien especificó que dos meses antes habían realizado un operativo en el mismo lugar y secuestraron casi la misma cantidad de droga que en esta oportunidad.
De acuerdo con la investigación, personal de la ex Drogas Peligrosas comenzó las investigaciones por la venta de estupefacientes dos semanas después de que desbarataran el quiosco por primera vez. “En esa oportunidad, atrapamos a una persona en la habitación donde almacenaba los estupefacientes y los fraccionaba en otra habitación, tipo tapera, separada por unos metros de patio de esta”.
Los policías ingresaron cuando el proveedor, identificado como Carlos Alfredo Muñoz, de 39 años, se retiraba y un comprador de 22 años estaba por recibir su paquete por el hueco del quiosco. Al ver la presencia policial, el distribuidor quiso escapar, corrió unos metros por las vías y fue retenido en la vereda de Lavalle. Como la persona era del barrio, varios vecinos comenzaron a tirar piedras hacia los efectivos. Hubo forcejeos y resistencias pero la situación se pudo controlar rápido y nadie resultó herido.
En el interior de la habitación se apresó a Cristian Gómez, de 19 años, y se secuestraron 700 envoltorios de marihuana de 5 gramos cada uno, 574 bochitas de cocaína de 1 y de 2 gramos junto con tres celulares y dos motos, la cuales no registraban pedido de secuestro.
Por su parte, un investigador detalló que era una de las pocas ocasiones en que se detiene a todos los involucrados en la cadena de comercialización y compra de estupefacientes. El proveedor, a quien ahora le ratificaron la condena, tenía gran cantidad de antecedentes penales que le costaron una estadía hasta el año 2010 en la cárcel de Coronda.