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Santa Fe: hay 11 mil menores que trabajan en forma irregular

La provincia autorizó a 293 niños y adolescentes a realizar tareas. Pero la cifra real de la ocupación infantil es muy superior.

Según datos que entregan desde el gobierno provincial, en 2014 ingresaron 360 pedidos de autorización para que menores de edad pudieran trabajar en forma legal. De ese total, se aprobaron 293, la mayoría en el sector gastronómico. El dato se enmarca en la reciente e inédita sanción a nivel provincial de una normativa que establece nuevos criterios para permitir esos permisos y muestra que su aplicación comenzó a dar los primeros pasos. Sin embargo, el flagelo excede largamente ese guarismo. Según estimaron desde la misma administración santafesina, en todo el territorio hay alrededor de 8.000 varones y 3.000 mujeres adolescentes que trabajan desprotegidos y al margen de toda ley.

El Ministerio de Trabajo de la provincia dictó a mediados de 2013 la resolución 216, una norma sin precedentes en el país que busca proteger el trabajo adolescente al establecer nuevos mecanismos para emitir las autorizaciones.

Es en ese marco que el año pasado se recibieron 360 solicitudes. El grueso de las 293 aprobadas corresponde al sector gastronómico, al que le sigue el rubro artístico, la construcción y el comercio.

Los 67 pedidos restantes se negaron por falta de documentación, presentación a destiempo del certificado de alumno regular (requisito indispensable) o por no haber garantizado el puesto requerido condiciones de salud y seguridad.

Según explicó Julio Genesini, ministro de Trabajo de Santa Fe, la provincia es la única en el país que, a través de la resolución 216, establece un listado de tareas peligrosas para un adolescente. No son autorizados los trabajos a la intemperie sin protección o en condiciones de aislamiento. Tampoco los que se realizan bajo tierra ni los que pongan en riesgo la salud mental o cuando no existan las condiciones sanitarias y seguridad pertinentes.

Por el otro lado, la norma contempla cuatro situaciones en las que sí se da permiso en la medida en que los menores cumplan con la asistencia escolar.

Por ejemplo, los jóvenes de entre 16 y 18 años no pueden ser ocupados por más de 6 horas diarias. Para la autorización de la extensión de la jornada a las 8 horas se evalúan
las condiciones de trabajo y cada situación en particular.

En tanto, quienes tienen entre 14 y 16 años pueden desempeñarse en empresas familiares siempre que no se supere las tres horas diarias. Finalmente, se otorgan permisos individuales a niños que sean contratados para realizar trabajos artísticos, previa evaluación de condiciones.

Sobre este último hecho, Genesini recordó que uno de los primeros casos de autorizaciones se dio con la reciente película sobre la vida de Lionel Messi, la cual se filmó en la zona sur de la ciudad. “Allí tuvimos que aceptar unas 40 solicitudes de padres para que sus hijos pudieran formar parte del film. Incluso, hasta estuvimos presentes durante el rodaje para controlar”, señaló el funcionario.

Más datos

Las distintas situaciones y niveles de complejidad y gravedad que expresa el fenómeno del trabajo infantil hacen que su combate sea muy complicado.

Eso también dificulta la obtención de estadísticas serias para comprender cuál es la dimensión real del flagelo.

Desde el gobierno santafesino señalan que lo más aproximado es el dato que entregó una de las últimas Encuesta Permanente de Hogares (EPH), en el año 2009.

Allí el 5 por ciento de los niños de 10 a 17 años relevados en los grandes aglomerados urbanos de la provincia declaró tener una ocupación. En términos de género, son alrededor de 8.000 varones y 3.000 mujeres. El porcentaje va en línea con los guarismos que se manejan a nivel nacional.

Fuentes del Ministerio de Trabajo consultadas ayer estimaron que esos números, en líneas generales, se mantienen hasta el día de hoy.

En tanto, y sobre la base de ese relevamiento, la Universidad Nacional del Litoral realizó en 2011 el primer informe sobre trabajo infantil que se hizo en Santa Fe, todo a pedido de la cartera laboral.

De las conclusiones de esa investigación se conoció que en la provincia el comercio es, por lejos, el sector más demandante de niños y adolescentes trabajadores entre los 5 y los 17 años. El 32 por ciento de los casos relevados responde a esta tipología. Por lo general, se trata de la situación del “nene que ayuda” en el negocio, taller o finca familiar.

El segundo sector demandante es el empleo doméstico (21,6 por ciento). Lo siguen una vasta gama de prestaciones englobadas en Servicios (18,8 por ciento), Construcción (11,6 por ciento), Hotelería y restaurantes (9,4 por ciento), Producción primaria (5 por ciento) e Industria manufacturera (1,7 por ciento).

Otro mito que se desarticuló fue que el trabajo infantil es cosa de pobres. En el caso del trabajo infantil en comercios, el 40 por ciento de estas situaciones se hallaron en hogares por encima de la línea de pobreza.

Tres casos emblemáticos

Las inspecciones que realiza el Ministerio de Trabajo provincial dieron sus primeros frutos ya en los últimos días de 2013.

Por entonces, esa cartera realizó tres denuncias penales tras detectarse situaciones de trabajo infantil durante operativos de rutina. En los tres casos estuvieron involucrados adolescentes de 15 años, que fueron encontrados realizando tareas de discjockey, yesería y recepcionista, en distintas localidades de la provincia.

Las penas son duras. El artículo 148 bis del Código Penal estipula prisión de uno a cuatro años el que “aprovechare económicamente el trabajo de un niño en violación de las normas”. Eso, siempre que en el lugar no se compruebe algún delito aún más grave.

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