Desde el miércoles pasado, el Banco Central mantuvo vedado el acceso a divisas (al tipo de cambio oficial) a bancos e importadores. Esto, sin duda, ha sido un “cisne negro” para el mercado, sobre todo, en momentos en que no se vislumbraban mayores sobresaltos. Es que, a pesar de la estacionalidad negativa del mercado cambiario (históricamente, el primer trimestre del año es casi deficitario dado el bajo nivel de exportaciones), los operadores no esperaban movimientos significativos en la operatoria del mercado oficial de cambios. Desde la óptica del BCRA es, precisamente, el factor estacional el estandarte que esgrimen frente a los reclamos del sector privado. “La menor liquidación de divisas en este período del año es el argumento que usan para justificar el cierre de la canilla de dólares”, señaló un cambista con diálogo con la mesa del BCRA. Claro que todo esto se potencia debido al bajo nivel de reservas disponibles del BCRA. Ayer cerraron en 31.266 millones de dólares tras pagar 2 millones del sector energético, 12 millones de material de transporte ferroviario y un pago por operaciones cursadas a través del sistema SML por un millón de dólares.
Pero ayer la carencia de divisas no fue exclusividad de empresas manufactureras, sino que ya afectó al sector servicios, en especial, a las operaciones turísticas.
En la jornada de anteayer, nuevamente las mesas de operaciones de los bancos fueron instruidas de no realizar operaciones de venta de divisas bajo por ningún concepto ni por ningún monto. El acceso al mercado de cambios para realizar pagos al exterior sólo podría concretarse para operaciones calzadas, es decir, si la empresa tiene divisas disponibles para que la entidad pueda realizar la compra de cambio en forma simultánea.
Quizás anticipando la escalada de esta situación, el próximo lunes al mediodía habrá una cumbre técnica en el BCRA entre los representantes de los importadores y el titular del ente monetario, Alejandro Vanoli, acompañado de algunos funcionarios. Aunque vale señalar que la reunión solicitada tiene, para los importadores, un carácter más político que técnico. La delegación privada estará encabezada por Diego Pérez Santisteban, presidente de la Cámara de Importadores (Cira), que será secundado por Oscar Pérez (vice de Cira), Rubén García (secretario) y Ramón Esperón (tesorero).
No descartan que también sea de la partida algún banquero asociado a Cira para asistir en los claroscuros de la letra chica de las normativas.
En estas jornadas, la persona más buscada por todo el mercado fue lógicamente Marina Ongaro, la gerente de Exterior y Cambios, quien podría acompañar a Vanoli en la reunión. Claro que tampoco pararon de sonar los teléfonos de Juan Basco, subgerente general de operaciones; Julio Siri, gerente de control y liquidación de operaciones, y sobre todo de Oscar Marchelletta, a cargo de la gerencia de autorizaciones y regulaciones cambiarias.
El miércoles, se comunicó telefónicamente con Pérez Santisteban para bajar los decibeles de las declaraciones de uno y otro lado. El funcionario le ratificó que “el BCRA mantendrá una adecuada administración del mercado, a los efectos de garantizar la estabilidad cambiaria y financiera, en un contexto de gran volatilidad externa”. Vanoli también le dijo que no tomaron medidas de restricción a las importaciones y que se ampliará gradualmente el abastecimiento de divisas a los importadores, en la medida en que se reduzcan los factores estacionales. Del breve diálogo el ejecutivo extrajo el mensaje de que el acceso a las divisas dependerá de cómo venga diariamente la liquidación de los exportadores.
Para los analistas, este piquete al mercado oficial de cambios puede ser interpretado por los operadores como que no hay respaldo para afrontar estas volatilidades, si es que se debe a factores estacionales. Lo inesperado de esta reacción del BCRA no sólo puede afectar negativamente la operatoria de la economía al obstaculizar la importación de insumos, y materias primas, sino que al margen de que se trate de un recurso temporal se han afectado las expectativas.
Según estimaciones privadas, ya hay un stock de pagos de importaciones pendientes de 3.500 millones de dólares. “El problema que se ha generado en estas horas es que se amplió el universo de importadores afectados por el requerimiento de compensar la compra de divisas para girar al exterior. Hasta hace un año, medio centenar de compañías debía acogerse a esto; representaba casi la mitad de las importaciones totales. Ahora, sobre un universo de 20.000 importadores, el cierre del acceso al mercado de cambios afecta a gran parte de las principales 6.000 empresas importadoras –que importan más de 500.000 dólares–, que concentran el 95 por ciento del total comprado al exterior”, explico el titular de Cira. “El próximo lunes, lo que intentaremos advertirle a Vanoli son los riesgos de esta situación, porque, salvo las compañías con matrices afuera, las que operan con proveedores independientes pueden sufrir ya no el encarecimiento vía intereses, sino el corte del suministro. El 70 por ciento de las importaciones va a la producción industrial, agropecuaria y a servicios, y el 85 por ciento de estas importaciones no tiene contrapartida local”, afirmó Pérez Santisteban.
A fines de 2014 quedó claro que el gobierno se decidió en este año electoral a sacrificar nivel de actividad por mantener anclado el dólar oficial y las expectativas devaluatorias e inflacionarias. En este sentido, la advertencia de los importadores podría caer en saco roto.