Luna Palazzo nació en Reconquista, ciudad ubicada 480 kilómetros al norte de Rosario (donde reside actualmente) hace 19 años y espera un trasplante bipulmonar desde mediados de 2013. Está en lista de espera del Incucai, y desde la semana pasada pasó a ser un caso de emergencia nacional.
En las redes sociales se difunde su caso y por medio de familiares y amigos, una frase: «Los órganos no van al cielo, ni son la persona que ya no está, pero pueden seguir vivos en alguien más».
Luna tenía pocos meses de vida cuando se le detectó que padecía Fibrosis Quística, enfermedad genética que afecta sobre todo a los pulmones y el sistema digestivo y hace que los niños que la padecen sean más vulnerables a padecer infecciones pulmonares repetidas.
Su madre trabaja en el Banco Nación desde hace dos décadas, y fue rotando por distintas sucursales asentadas en diversos puntos de la provincia, entre ellos Reconquista, San Cristóbal, Villa Trinidad y Rosario.
En distintas páginas de Internet resuena su caso y entre otras cosas, se pueden leer algunas frases escritas o dichas por esta joven.
«Creo que una no elije ni la familia, ni nacer con una enfermedad aunque sí elije cómo vivirla, cómo sacar lo positivo de todo lo que nos suceda. Particularmente nunca dejé de hacer lo que yo tenía ganas de hacer por tener fibrosis quística, teniendo en cuenta que es una enfermedad que estará toda mi vida y es progresiva. Yo no soy fibroquística, la enfermedad no me determina, yo determino y elijo cómo vivirla. A la fibrosis quística no la padezco, no la sufro, solo es una parte de mí».
Hay que tomar conciencia y difundir la donación de órganos, sangre y médula ósea. A cada momento hay una persona como Luna que puede necesitar del prójimo.