La Secretaría de Control y Convivencia del municipio rosarino determinó clausurar el cantobar Bogart, ubicado en la zona de Santa Fe y Presidente Roca. El hecho se dio luego de que cuatro jóvenes haitianos que viven en Rosario fueran golpeados por un grupo de personas el viernes por la madrugada en el interior del local. En una parte de su resolución, el Ejecutivo planteó que “las agresiones estarían originadas en hechos de discriminación”.
El ataque que recibieron los cuatro jóvenes ocurrió la noche del jueves (ya entrado el día viernes) dentro del cantobar Bogart, ubicado en calle Santa Fe 1623. Los golpeados son haitianos que viven en la ciudad desde hace tiempo y llegaron para desarrollar sus estudios universitarios.
Según la versión que dio hace algunos días una de las víctimas, el hecho se desencadenó cuando un grupo de hombres que estaban sentados en una mesa cercana les pidieron por una cerveza. Ante la negativa, habrían empujado a uno de los muchachos, quien cayó al piso. Tras eso comenzó la agresión.
El joven atacado que contó lo sucedido (lo hizo en declaraciones televisivas el mismo viernes pasado), narró que uno de sus agresores “agarró una botella” y se “la tiró en la cabeza”. “Desde ahí fueron varias las personas que empezaron a atacarnos. Mientras intentaba salir también me siguieron golpeando”, expresó.
Una vez fuera del local, los estudiantes corrieron hasta un taxi para llegar a un lugar donde recibir asistencia médica. “Tuvimos que hacer eso porque eran muchos, no podíamos defendernos. Incluso, fuera del lugar volvieron a pegarnos. «Negros de mierda, ¿Qué hacen acá?», era una de las cosas que nos decían. Otros que se encontraban presente nos recomendaban que nos fuéramos porque nos iban a matar”, continuó en su relato.
Una versión que circuló en torno del hecho también dio cuenta de que los agresores habrían actuado con armas de fuego y blancas.
Como sea, los jóvenes (uno de ellos con un fuerte golpe en la cabeza fue el que llevó la peor parte, aunque se encuentra fuera de peligro) terminaron la noche en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez.
Al Concejo
El hecho provocó que miembros del Concejo se pusieran en contacto con los haitianos, quienes habían acordado con los integrantes de la comisión de Derechos Humanos establecer una reunión en la jornada de ayer. Sin embargo, los estudiantes finalmente no asistieron.
Quienes sí lo hicieron, en cambio, fueron los dueños de Bogart. Uno de ellos, Cristián Díaz, contó que este lunes a las 2 de la tarde agentes de la Secretaría de Control y Convivencia le clausuraron por 15 días corridos (“o hasta que se esclarezca el caso”) el comercio.
Tanto el titular del negocio como los ediles presentes (el tema a esa altura ya había pasado a la comisión de Gobierno) cuestionaron algunos puntos de esa resolución, a la que tuvo acceso este medio.
De movida, el Ejecutivo admite en el escrito que sólo se “ha tomado conocimiento” de la trifulca “a través de lo que informaron medios periodísticos”. En tanto, en el primero de los considerandos, se señala que las agresiones “estarían” originadas en hechos de discriminación.
“Que se utilicen esos argumentos para clausurarnos el local sólo con lo que se informó en algunos medios es realmente ridículo. No tiene ningún sustento”, sostuvo Díaz frente a los concejales, la gran mayoría opositores al gobierno local.
Lo paradójico, sin embargo, es que la resolución también fue cuestionada en un tramo por un edil oficialista. El radical Martín Rosúa sostuvo que “es bastante irresponsable” plantear el cierre temporal del negocio tomando como sustento dichos motivos.
En tanto, y en torno de lo que aconteció en el local la madrugada del viernes, Díaz manifestó ante la consulta de este diario que allí hubo un conflicto entre dos grupos de personas ajenas al bar y que el personal de seguridad de Bogart intervino para pacificar la situación.
“Se hizo lo que indica el protocolo de actuación de la seguridad en estos casos. Se intervino para separar retirando en primer lugar a uno de los grupos del comercio para protegerlo del otro, para que las agresiones no siguieran. Lo que sucedió fue que los muchachos golpeados se subieron a un taxi una vez que estaban afuera y no vieron que luego, minutos más tarde, retiramos al otro grupo. Estas situaciones no son fáciles, uno saca del bar en primer lugar al grupo que puede. Este caso lo hicimos con los chicos haitianos para ayudarlos”, señaló el empresario.
Díaz agregó luego un dato no menor: dijo que los estudiantes son clientes desde hace tiempo del cantobar.
Un local con historial vinculado a la violencia
El cantobar Bogart cuenta con un llamativo historial emparentado con la violencia. Uno de los más recientes casos ocurrió en marzo del año pasado, cuando dos hermanos de 23 y 29 años resultaron heridos de bala durante una pelea entre dos grupos que se encontraban en el local; por este hecho, estuvo un tiempo clausurado.
Uno de los hechos más resonantes en este cantobar ocurrió en abril de 2006, cuando el entonces jugador de Newell’s Old Boys Ariel Ortega se vio envuelto en una pelea.
Nunca quedó claro qué grado de protagonismo tuvo el Burrito en esa reyerta y si tuvo participación activa, pero igual no pudo escapar del escándalo. Por esta batahola, la Policía detuvo a un hombre de 36 años quien agredió a un agente de civil y luego se resistió al arresto.
Las barras bravas de Central y Newell’s han sabido dirimir sus diferencias en Bogart. A los tiros por supuesto. En junio de 2006, un muchacho de 29 años recibió un disparo en una pierna como parte de lo que la Policía enmarcó en “un nuevo episodio de ajuste de cuentas en el ámbito de la barra brava de Rosario Central”.
La víctima de la agresión resultó ser Matías A. –un joven con antecedentes penales por homicidio y robo calificado que supo jugar en las inferiores de Central–, quien ante los oficiales dijo no saber quién le disparó. Las versiones por esos días aseguraban que quien había apretado el gatillo era nada menos que Oscar “Paquito” Ferreyra, entonces uno de los líderes de la barra canalla junto con Andrés “Pillín” Bracamonte. Ferreyra está alejado desde hace algunos años de la tribuna auriazul y poco se sabe de su vida.
Muchos de los sucesos violentos ocurridos dentro de Bogart o en los alrededores han tenido como protagonistas a nombres “pesados” del hampa local. Como el ocurrido en enero de 2007, cuando un personaje asiduo de las crónicas policiales conocido como Toro, ex futbolista de Tiro Federal, cayó preso tras un encontronazo con Bola en la puerta del cantobar de Santa Fe al 1600. El nombre de Bola es Daniel José U., y es el padre de René, condenado como coautor material de la muerte de Roberto “Pimpi” Caminos.
Antes de ir preso, Toro, llamado Orlando Daniel G. recibió un tajo de 5 centímetros en la cabeza producto de un culatazo. Además le encontraron un revólver calibre 38 cargado que, juró, no le pertenecía. Dijo que el arma quedó ahí cuando él consiguió desarmar a su adversario. El Bola se dio a la fuga, pero fue detenido ocho días después en el mismo bar.