“Apenas entraron dijeron que lo tenían a Pato y a mi hija y que querían plata. Le di lo que teníamos ahorrado. Me ataron junto a mi hijo en una habitación y en eso llegó mi marido”, reconstruyó Adriana, esposa del periodista Ubaldo “Pato” Mauro, quien trabaja en la sección La Región de La Capital. Los asaltantes eran tres y durante 20 minutos amenazaron y amedrentaron a la familia en el interior de su casa de José C. Paz al 800 hasta que reunieron billetes en moneda extranjera por un valor cercano a los 40 mil pesos y algunos juegos originales de play station. Los pesquisas investigan si el trío huyó a bordo de un Renault Sandero gris.
La familia dialogó con El Ciudadano ayer a la tarde y contó que minutos antes del mediodía el propietario de la vivienda, el periodista Ubaldo Guido Mauro, llevó a su hija hasta una escuela de manejo que queda en el shopping Portal, a unas cuadras del lugar.
En la calle no había nadie. Minutos después, Pato regresó a su casa, abrió la puerta de rejas, ingresó a su vivienda y le sorprendió que no hubiera algún miembro de su familia dando vueltas por el living comedor. El periodista no tardó en encontrar respuesta a su inquietud cuando traspasó la puerta del estudio que queda en la planta baja. Un muchacho grandote y otro petiso le cortaron el paso. “«¡Dame la plata que tenés! Tenemos a tu mujer y a tu hijo arriba». Traté de tranquilizarlos un poco y le di algunos dólares que tenía en un libro y un par de pesos que tenía ahorrado mi hijo. Y me llevaron arriba y me ataron con medias, al lado de mi hijo y mi esposa”, describió el dueño de casa mientras los uniformados de la seccional 10ª terminaban de tomarle la denuncia.
“Dos de los asaltantes tenían armas, otro no. Uno era grandote y los otros petisos: uno era bien bajito. Eran muchachos, estaban bien vestidos parecían estudiantes. La peor parte la sufrió Adriana, porque fue blanco de los aprietes para que la familia entregara todo el dinero que tenían. “No fueron golpes fuertes pero le pegaban piñas en la cabeza y la empujaban. La apretaban, ella ya les había entregado los dólares y euros que teníamos ahorrados para hacer un viaje. Hasta que se convencieron de que no teníamos nada más, me sacaron la alianza y se fueron”, agregó Mauro para agradecer que estuvieran todos bien mientras estaban en compañía de los vecinos más cercanos, quienes aseguraron que a pesar de estar en sus viviendas no habían escuchado nada.
“Apenas se fueron llamamos a la Policía y nos asomamos. Vimos pasar un Sandero gris”, dijeron.
“Las entradas no estaban forzadas. O falsearon la puerta de rejas o saltaron por el tapial del costado. Y la puerta principal, a veces queda sin vuelta de llave”, reflexionó.
A su vez, los habitantes de la cuadra reconocieron que este último tiempo se incrementaron los casos de arrebatos y asaltos a familias de la zona norte.