Fueron dos balaceras. La primera en Ayacucho y Centeno, donde mataron a Leonel Carlos Zalazar, de 20 años. Poco después, desde una moto se hicieron varias detonaciones en Esmeralda y Doctor Riva. Según los investigadores, los hechos están vinculados.
Eran cerca de las cinco de la tarde de ayer. Una versión indica que un grupo armado venía corriendo a Zalazar. Pero el joven cayó en una emboscada: se metió en el pasillo de Ayacucho y Centeno, que tiene tres entradas y confluyen en un mismo espacio. Ahí le dispararon varias veces y lo remataron con un balazo en la cabeza.
Los vecinos prefirieron no dar detalles sobre lo ocurrido al fiscal de Homicidios Dolosos Adrián Spelta. Pero otra de las versiones, quizás la más inverosímil, sostenía que al joven le habían robado y fue, armado, a intentar recuperar sus cosas.
Sin embargo, poco después de que mataran a Zalazar, desde una moto realizaron varios disparos en Esmeralda y Doctor Riva. Y ante la posibilidad de que el crimen obedezca a una de las tantas peleas que se dan en el barrio y que suelen ameritar venganzas, el fiscal pidió que se realizara un operativo cerrojo en la zona para evitar más problemas.
Historia de balas y muerte
Las disputas entre grupos rivales en la zona ya dejaron una larga lista de muertos y heridos. El crimen de Claudio “Caio” Colli, ocurrido el Día de la Primavera de 2011, profundizó las diferencias entre bandas barriales separadas por 200 metros: los de Centeno y los de Ameghino, grupos que se disputan el territorio en un contexto narco.
En el medio, calle Garibaldi como frontera de ambos territorios: divide las jurisdicciones de la seccional 16ª (al norte) y 11ª (al sur). Por el homicidio de Colli, ejecutado cuando ya había subido a un colectivo, fue detenido un adolescente y, casi tres años después, Nahuel Ojeda, sindicado autor material, a quien le habían incendiado la casa tras el asesinato. Un año después, del homicidio de Colli, en octubre de 2002, un hermano de Nahuel, Leandro Ojeda, iba en moto con su mujer y dos niños cuando fueron atacados a tiros en Ayacucho al 4800. Leandro y Triana Racosky, su hijastra de cuatro años, murieron como consecuencia del ataque.
Antes y después, en un radio de pocas cuadras hubo un sinfín de muertes, no todas vinculadas con la guerra de los de Ameghino y los de Centeno. Las víctimas fatales se apilan: en 2013, Nicolás López y Nicolás Basualdo, Cristian Escobar, Fabricio Montes, Franco Gómez, Lucas López, Luciano Cáceres, Daniel Ramírez, Nicolás Brambilla, Hugo Neto y Leonel Segovia. En 2014, Emanuel Tomé. El 3 de diciembre del año pasado Jorge “Chancho” Pérez, de 36 años, fue asesinado de un balazo en la cabeza en la puerta de su casa, en Centeno al 200. Esa misma tarde y como consecuencia del homicidio, se desató en las cercanías un tiroteo en el cual una embarazada de 14 años fue baleada.
La noche del 4 de diciembre, Jonathan “Tico” Ferreira, de 24 años, fue asesinado de diez balazos en pasaje Rezzara y Colón. Y el último 22 de enero Cristian “Charly” Machuca, de 19 años, fue asesinado de once tiros en Necochea al 3900.