Miguel Echegaray conoce la Fundición Martínez, metalúrgica de la vecina localidad de Granadero Baigorria. Es operario en la parte de mecanizado pero pasó, en sus veinte años dentro de la fábrica, por casi todos los sectores productivos. Este verano pintaba para el olvido. Hacía meses que él y otro centenar de trabajadores estaban suspendidos y dependiendo de la asistencia estatal y las changas que podían conseguir para llegar a pagar las cuentas. La fábrica, que ya venía con problemas financieros a mitad del año pasado, cesó su producción en octubre. El empresario alegó no tener más plata, los hornos se enfriaron y el conflicto calentó a las familias baigorrenses que dependían de esa fuente de trabajo. Concurso de acreedores lanzado, fue la seccional Rosario de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) la que encabezó la búsqueda de un nuevo socio capitalista para reactivar la tradicional fundición santafesina. En la espera, los trabajadores cumplían horario a pesar de estar suspendidos. No era nostalgia. Su misión era evitar el vaciamiento de la empresa y el desguace de la planta con la posible venta de la maquinaria por parte del empresario en retirada.
Este pie de guerra se levantó en los últimos quince días cuando avanzó un acuerdo para que el grupo metalúrgico Carlos Boero SRL, dedicado a la producción de ejes y suspensiones, se haga cargo de la fábrica. Miguel Echegaray, desde hace un año delegado del personal, calcula que en un mes los trabajadores estarán listos para el calor de los hornos y el olor a metal fundido.
La empresa no cambiará de rubro. Seguirá siendo proveedora de autopartes y, según confiaron desde la UOM, competirá en el mercado local, el mismo que según el anterior propietario bajó la demanda y, con la anterior administración, llevó al establecimiento a la ruina.
Resistencia premiada
Casi cuatro meses pasaron de la última jornada de producción a mediados de octubre en la fábrica Martínez, que se inició como tornería y fundición de hierro en 1951. Desde hace más de una década la fábrica se dedica especialmente a producir piezas para autos, camiones y tractores. Ahora, en el marco de una nueva situación, en pocos días los trabajadores empezarán con las tareas de limpieza y mantenimiento para volver a fundir el metal y fabricar las piezas que se ensamblan en las terminales automotrices.
Esto es posible porque tras el trámite de concurso del anterior titular, la UOM logró un acuerdo con un nuevo empresario que se hará cargo del establecimiento. Si bien el nombre permanecerá, la firma será conducida por Ignacio Boero, hijo de Carlos Boero, del rubro de las autopartes y en particular de ejes y suspensiones para camiones.
Según contaron desde la UOM, de los originales 150 trabajadores permanecerán en la fábrica unos cien ya que algunos decidieron tomar retiros voluntarios y otros fueron reubicados por el sindicato en otras empresas de la zona. También se gestionan jubilaciones para algunos de los trabajadores que tenían problemas por insuficiencia de aportes.
Con la reapertura se mantendrá la línea de producción de campanas y otras autopartes destinadas al mercado local.
Un verano duro
Durante el verano la mayoría de los trabajadores sobrevivió con el aporte de la Nación (recuadro), contratos cortos – de uno o dos meses– y changas. El problema, tal como planteó Echegaray, es que durante enero y febrero no pudieron siquiera cobrar la asignación familiar a través de Ansés.
“Para recibirla teníamos que estar despedidos y figurábamos como suspendidos. Es muy difícil para al menos 50 trabajadores que tienen cargas de familia”, agregó el delegado sindical.
Logro sindical
“Es un logro muy importante que nos llevó tiempo y trabajo pero estamos para esto, para que la gente no se quede sin laburo, más en un año que viene complicado”, precisó a este medio el secretario general de la seccional Rosario de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Antonio Donello. Según explicó el sindicalista, esta intermediación entre privados (quien estaba en concurso y quien quería comprar) es parte de la nueva visión que tiene la conducción gremial que responde a Antonio Caló. Pretende, insistió Donello, otra relación con los empresarios, para cuidar las fuentes de trabajo y luego sus derechos de los afiliados.
“Sabemos que es un riesgo para el empresario pero vamos a acompañar a los trabajadores y la empresa para que crezca y pueda, confío en tres o cuatro años, contratar más gente”, refirió el sindicalista.
Agregó que “nada de esto hubiese pasado si los compañeros no acompañaban. No generaron problemas sino que daban soluciones”. A tal punto, comentó, que son los propios operarios los que por estas horas reparan la fábrica, en particular, la línea de producción con miras a una pronta reactivación.
A futuro quedará mejorar las condiciones laborales: construir un nuevo vestuario y comedor. Pero lo central está salvado: la fábrica volverá a producir en breve y los trabajadores asegurarán su fuente de ingresos.
La deuda
En el plano judicial el concurso de acreedores de Fundición Martínez, tramitado en el juzgado Civil y Comercial 18 a cargo de Susana Silvina Gueiler, está cerrado pero no saldado: se acordaron, según señalaron desde el sindicato, cuotas anuales hasta 2017 con los dueños de las acreencias. Por el lado de los trabajadores, la deuda se irá pagando tras la reactivación de la fábrica en su totalidad. Hasta el momento los operarios percibían una asistencia de 2 mil pesos del Ministerio de Trabajo de la Nación como parte del Programa de Recuperación Productiva (Repro).
Celebran los industriales metalúrgicos
La venta de Fundición Martínez a Carlos Boero SRL se concretó el pasado lunes, tras casi cuatro meses de negociaciones. Es una operación que significó la recuperación de más de un centenar de fuentes laborales y donde jugó un rol clave la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Rosario, entidad que fue la encargada de acercar ambas partes y acompañar todo el proceso, en conjunto con la UOM.
“Estamos muy complacidos por el final que tuvo. Se trata de dos socios de nuestra entidad y nosotros estuvimos desde el comienzo acompañando no sólo institucionalmente con gestiones ante organismos provinciales sino también en asesoramiento permanente de la mano de uno de los miembros de nuestro consejo directivo, Miguel Conde”, comentó el presidente de la entidad, Claudio Mossuz.
Conde, titular de la fundición San Diego y con una experiencia de más de 30 años en el sector, es una de las voces autorizadas en la materia, y por eso fue el primero a quien desde Boero consultaron antes de embarcarse en la compra de una empresa que no mostraba su mejor cara.
“El primer contacto no fue para la adquisición de toda la empresa, pero enseguida surgió el interés genuino en quedarse con la compañía, ya que ellos son grandes compradores de fundición”, comentó el empresario.
“Nosotros participamos desde un comienzo, hicimos mucha fuerza para que esto se concretara y vamos a seguir apoyando ya que es una empresa que se recupera y lo hace de la mano de una firma de jerarquía como lo es Carlos Boero SRL”, cerró Conde.