“Que este nuevo aniversario de su creación nos inspire a seguir construyendo el país que soñamos y deseamos”, dijo Mónica Fein. La intendenta, junto al gobernador Antonio Bonfatti, encabezaron en la mañana de ayer el acto oficial por el 203º aniversario de la creación de la Bandera, que tuvo lugar en el Mástil Mayor del Monumento. Luego, en la Sala de las Banderas, presentó el informe técnico y el estudio de costos de la primera etapa de restauración y puesta en valor del Parque Nacional a la Bandera, cuyos fondos serán gestionados ante el la Comisión Nacional de Monumentos Históricos.
Tras el izamiento, y la entonación de las estrofas del Himno Nacional, la intendenta resaltó las cualidades de Manuel Belgrano, quien a orillas del río Paraná le dio el mayor símbolo patrio en “un tiempo de batallas” y “de ejércitos movilizados”.
“Se iban sentando las bases de aquello que luego seríamos para siempre, la República Argentina”, distinguió Fein destacando que la enseña patria, enarbolada por primera vez y juramentada en la tarde del 27 de febrero de 1812, es “un estandarte para los tiempos de guerra, pero también para los tiempos de paz”.
“Fue la bandera celeste y blanca, esta que hoy homenajeamos, la que guió con esperanza al ejército sanmartiniano en su cruce de los Andes, y también la que acompañó a nuestros jóvenes soldados en las trincheras de Malvinas, en una guerra que nunca debió ser”, sostuvo.
En otro pasaje de su discurso, la intendenta remarcó que “la Bandera viene cobijando desde hace más de dos siglos a decenas de generaciones argentinas, fue testigo de momentos de alegría y momentos de dolor”.
“Ha marchado por las calles de nuestro país acompañando a los trabajadores en sus justas reivindicaciones, a las Madres en sus búsquedas desesperadas, a los estudiantes en sus reclamos, y a todo el pueblo, sin distinción, desde el norte hasta el sur, en cada pedido de verdad y justicia, y en cada escuela de la Patria”, continuó.
“Ojalá este nuevo aniversario de su creación sirva, más allá de ser un justo homenaje a su creador, un motivo y una razón que nos inspire a seguir construyendo el país que soñamos y que deseamos. Y que esta bella bandera que flamea alta en el cielo sea testigo, ahora y por siempre, de toda la felicidad y dignidad que como pueblo nos merecemos”, concluyó Fein.
Una tarde de 1812
“Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, mandela hacer blanca y celeste, conforme a los colores de la Escarapela Nacional. Espero que sea de la aprobación de V.E.”, escribió Manuel Belgrano el 27 de febrero de 1812 al “Excelentísimo Gobierno Superior de las Provincias del Río de la Plata”. En la misiva el general informaba al Primer Triunvirato, integrado por Juan José Paso, Feliciano Chiclana y Manuel de Sarratea, que había procedido a izar la enseña y a hacer prestar juramento “para entusiasmar a las tropas y a estos habitantes”, los que entonces se asentaban en la pequeña Villa del Rosario. “Excelentísimo señor: en este momento que son las seis y media de la tarde se ha hecho salva en la batería de la Independencia, y queda con la dotación competente para los tres cañones que se han colocado, las municiones y la guarnición”, completaba el parte.
Belgrano había llegado con la misión de vigilar sobre el río Paraná posibles movimientos de tropas realistas asentadas en Montevideo. Pero su salida de Buenos Aires había sido otra de las consecuencias del llamado “Motín de las Trenzas”, una sublevación en el Regimiento de Patricios en diciembre de 1811, que se negó a aceptarlo como comandante, en disconformidad con el desplazamiento de Cornelio Saavedra.
La respuesta de los triunviros y del secretario de Guerra, Bernardino Rivadavia, fue sangrienta. Y las trenzas o “coletas” de los soldados, que le dieron nombre al alzamiento, desaparecieron para siempre.
Afirmado en el poder, el Triunvirato envió a Belgrano al norte, y comenzó a recibir sus informes. Que había ordenado a sus tropas dejar de usar escarapela roja “para evitar confusiones” con los realistas. Se abolió el distintivo rojo y se reconoció el celeste y blanco. Pero la Bandera, por el contrario fue desautorizada por el influyente secretario de Guerra.
Ya era tarde. Instaladas las baterías Libertad, frente a las barrancas del Paraná, e Independencia, en la isla frente a la Villa del Rosario, la salva y la jura terminaron de armar la brecha entre Belgrano y Rivadavia. Según la tradición, habrían sido dos franjas, una blanca y una celeste debajo, las que componían la Bandera, cosida por María Catalina Echevarría de Vidal, e izada por primera vez por Cosme Maciel, dos vecinos de Rosario, frente a las tropas formadas con su comandante al frente.
Monumento al folclore
Una multitud de rosarinos respondió a la convocatoria al Monumento para celebrar, con un recital folclórico, el nuevo aniversario del primer izamiento de la Bandera. La “fiesta popular” programada por el gobierno de la provincia y la Municipalidad reunía anoche en un imponente escenario a Antonio Tarragó Ros, Ramona Galarza, Bruno Arias, Varón del Ludueña y Horacio Guarany, junto a cantautores rosarinos con el lema: “Todos bajo la misma Bandera”. Y con la explanada del Monumento colmada, también hubo cincha: sin caballos y en paz, una veintena de carreros enarbolaron una gran pancarta en medio del público en protesta contra el plan para suprimir los carros tirados por caballos.