“Las veces que dije que Rosario me debía un hijo no fue por su gente, porque la gente común siempre estuvo presente, ayudándome, sino que me refería a las instituciones que nunca investigaron como debían haberlo hecho”, asegura una voz de mujer del otro lado del teléfono. Quien habla, con un tono que mezcla firmeza, angustia y bronca a la vez, es Marisa Olguín, la mamá de Bruno Gentiletti, el niño de 8 años que un día como hoy pero hace dieciocho veranos, desapareció del balneario La Florida a donde había concurrido desde Las Rosas para pasar el día. Actualmente, la causa está archivada en la Justicia pero a la vez latente, porque debido a la tenacidad de la madre del pequeño –que en junio próximo cumpliría 27 años–, el caso cambió su carátula de “búsqueda de paradero” a “desaparición”, por lo cual no puede prescribir.
A casi dos décadas del hecho, y pese a la ausencia de datos concretos, su familia espera que aparezca y Marisa no baja los brazos y “nunca lo hará”. Incluso, los hermanos menores de Bruno: María Belén, Martín, Franco y Gisela –quienes estaban en el balneario el día de la desaparición– son vehementes impulsores de la búsqueda y acompañan a su madre.
El caso Bruno Gentiletti no sólo conmocionó a la comunidad de Las Rosas, donde vivía el niño, sino también a los rosarinos y al país. Hoy, Olguín mantiene la esperanza de que su hijo esté sano y salvo aunque confiesa que muchas veces, cuando imagina el esperado encuentro, no duda en que sería muy duro.
“No solamente el impacto es de este lado. A veces la gente me dice: «El día que se reencuentren…»”, pero nosotros, que creemos que Bruno está vivo, también somos conscientes de que hoy es un hombre que y estuvo separado de nosotros por dieciocho años”, dice la mujer.
Doble cuestionamiento
Olguín recuerda que el expediente de su hijo cambió de carátula en 2007 gracias a los esfuerzos de la familia. El juez de Instrucción de turno que debió hacerse cargo del caso en un principio fue Edgardo Bistoletti, quien en 1997 también estuvo al frente de la causa Pira, el emblemático caso del joven que mató con su auto a dos muchachas en Salta y Dorrego pero que permanece fugado desde entonces. La causa Pira prescribió a finales del año pasado y Bistoletti murió en 2013, aunque al momento de su muerte ya no ejercía como juez sino que se desempeñaba como Defensor del Pueblo de la provincia.
Para la mamá de Bruno, la gran deuda con la familia Gentiletti es de la Justicia, de la Policía y de las autoridades que “esperaron tres meses para hacer la reconstrucción de los hechos”, cuando las primeras 24 horas son cruciales en la búsqueda del paradero de un menor.
“Prefectura fue la única institución que hizo su trabajo: buscó a Bruno por cinco meses hasta que determinó que si se hubiera ahogado su cuerpo tendría que haber aparecido durante el tiempo en que buscaron”, refiere Olguín.
Ante la inactividad que asegura la mamá de Bruno que tuvo la Justicia, fue la propia familia del pequeño la que comenzó a proponer en Tribunales las posibles vías de investigación. “Hoy mismo no confío en el accionar del juzgado y a veces no me acerco ni les digo todo lo que pienso o sé”, dice.
Hacia el final de la charla, Olguín se quiebra y concluye: “El 18 de junio Bruno cumpliría 27 años, nos lo arrancaron”. Y recuerda que todo lo relativo al caso se puede conocer en la página web www.brunogentiletti.com.ar.
OTROS CASOS SIN RESOLVER
El caso sin resolver más antiguo en la ciudad es el de Bruno Gentiletti, pero hay otros dos cuyas investigaciones no prosperaron: el de Luis Maidana, que se fue de su hogar en 2007 con 10 años, y el de Axel Ledesma que desapareció de su casa en Pérez a los 18 meses. “Hubo un antes y un después en nuestra vida por estas causas”, dijo Nadia Shujman, quien fue subsecretaria de Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe.
