Damián vivió siempre en Luis Agote. En el barrio conocido también como “el de la Terminal” fue donde aprendió a tocar la batería, tuvo su banda de rock, dio clases, se enamoró y tuvo cuatro hijos, con un quinto en camino. Desde que nació hasta los 36 años vivió en una casa antigua de techos altos en Tucumán al 3700. La misma casa en la que nació su padre y la misma casa de la que salió ayer por la madrugada cuando fue asesinado a puñaladas en el medio de la calle en un intento de robo. Para su familia y los vecinos de la zona, el Agote que vivió el esplendor de ser un centro del comercio y el transporte de la ciudad se volvió en un barrio peligroso, donde los hechos de inseguridad ocurren a diario. Por eso, esta tarde a las 19 marcharán en silencio para pedir justicia.
Según el relato de Julia, su hija mayor, Damián Lucero salió ayer a las cuatro de la madrugada de la casa de Tucumán al 3700. Tenía que caminar tres cuadras y media hasta la Terminal de Ómnibus. Allí lo esperaban su hija de 10 años junto con su tía, que volvían de unos días de vacaciones en Buenos Aires. A los pocos minutos de salir, Julia escuchó a su papá gritar desde la calle, del otro lado de una ventana enrejada de la casa que había quedado abierta. Pedía que llamaran a la ambulancia.
Julia salió con su mamá, que está embarazada de siete meses, y se encontró con su papá completamente ensangrentado. Él les dijo que le habían querido robar a la vuelta de la casa, por calle Constitución al 400. Julia, que tiene 19 años, recuerda que le temblaban las manos y no podía ni marcar los números en el celular.
En la calle no había nadie y Julia empezó a tocar los timbres de todos los vecinos, mientras su mamá agarraba una toalla y se la ponía a Damián en el abdomen, tratando de frenar la hemorragia.
Julia decidió ir corriendo hasta la comisaría 7ª a buscar ayuda, pero su papá la frenó: el barrio se había vuelto un lugar peligroso y era mejor esperar. En ese momento, empezaron a salir algunos vecinos pero nadie parecía entender la gravedad de la situación.
Julia vio venir un taxi, lo paró y en el vehículo se metieron su papá y su mamá rumbo al hospital Centenario. La chica se quedó en la vereda hasta que vio un patrullero pasar por la esquina, les contó a los policías lo que había pasado y se subió al móvil siguiendo a sus padres.
Damián ingresó al Centenario a las 4.20 con heridas de arma blanca múltiples en la zona del abdomen. Después de 20 minutos en la guardia de emergencias pasó al quirófano, pero falleció a las 7.30 debido a la gravedad de las lesiones recibidas.
Damián tenía cuatro hijos y uno más en camino. Trabajaba en una verdulería, ubicada a dos cuadras de su casa. Hasta hace algún tiempo daba clases de batería en una habitación que había acondicionado en su casa para recibir a los alumnos, aunque en el último tiempo su principal ingreso venía de la verdulería.
Tuvo una banda de rock que formó con amigos del barrio. Los vecinos lo recuerdan como un tipo solidario y la mayoría lo conocía desde siempre ya que nació y murió en la misma zona.
Hoy a las 19, su familia y los vecinos de Luis Agote convocaron a una marcha en silencio desde su casa en Tucumán al 3700 para pedir justicia y el esclarecimiento del crimen, así como mayor seguridad en una zona en la que, afirman, todos los días ocurren hechos delictivos.