Fue una tarde histórica, no hay dudas de ello. Pero de esas que prácticamente nadie querrá evocar con una sonrisa. Es que, por primera vez en el fútbol de primera división, debió jugarse en Rosario un partido a puerta cerrada. Así, con las tribunas del Gigante desnudas, Central derrotó a Temperley por 1 a 0. Y purgó la sanción impuesta por el comité ejecutivo tras los incidentes ocurridos en el partido de la segunda fecha, ante Tigre también en Arroyito.
Desde lo estrictamente organizativo, no hubo problemas. Los hinchas entendieron que no debían acercarse al estadio. Y el operativo de seguridad con 226 efectivos fue holgadamente suficiente como para que no haya inconvenientes.
Sí hubo filtraciones. Picardías de lado, en los palcos pudo verse a más de los 58 dirigentes (NdR: 29 por equipo) habilitados para estar en la cancha. Y esas presencias quedaron al descubierto a la hora del festejo del gol de Ruben.
Desde lo futbolístico, la sensación de ausencia de público generó ambiente de partido de práctica. Para graficarlo, vale destacar una frase de Nery Domínguez apenas finalizado el partido. “Jugar sin hinchas en esta cancha es horrible, ojalá que no vuelva a repetirse”, dijo el volante.
En una larga bandera que descolgaron antes del inicio del encuentro, los dirigentes mandaron un mensaje a la gente: “Somos la pasión más grande del país, seamos también responsables. Hoy privamos a todos de la fiesta más grande del mundo. Nunca más el Gigante así”. Ojalá el deseo se haga realidad.
El Valor de los nombres (Por Gabriel Pennise)
Algunos suelen llamarlo jerarquía, eso que no se compra. Se trae de base, y que sirve para desatar partidos enredados. En ese terreno, los veinte minutos de Gustavo Colman, son de manual. Juega de primera, tiene panorama, maneja pelota y tiempo, pero luce como un hombre de 45 años. En lo físico es donde debe mejorar para ser el eje sobre el cual debe girar el fútbol de Central. Su ingreso fue determinante.
A Cervi y su prodigiosa zurda una jugada le alcanzó para recibir de Colman, y como ante Olimpo encontrar la sociedad justa para el triunfo con Marco Ruben. Ese destello le bastó a Central para superar a un entusiasta pero limitado rival. La cuarta pata de la mesa en donde se apoyó la victoria fue Yeimar. El Negro es bruto, carece de técnica individual, pero en el mano a mano no pierde jamás. Tiempista para anticipar y despiadado para luchar en la altura. Vino sin pulido de fábrica, por eso no brilla, pero es muy útil. Tanto que nadie duda de su titularidad.