El “lejano oeste” rosarino sigue su actividad de violencia insurreccional sin anoticiarse de ciertas necesidades electorales de algunos candidatos que, más que otros, necesitarían de una tregua en el Far West criollo, de cara a las Paso del mes de abril. “Un micrófono para hablar vale mucho más que un arma para matar”, describe Carlos del Frade. Ya no se trata sólo de violencia delictiva, se trata de impotencia con desenlace delictivo lo que cada día opaca la vida en Rosario. ¡Estamos en una sociedad que en vez de hablar mata! Vale menos la palabra que la bala. Susana Stochero habla de un “colapso de la seguridad” que se expresa no sólo en lo delictivo, sino que trasciende fronteras que van a la salud, a lo vial y recuerda que Santa Fe es la segunda provincia en inseguridad vial.
Rubén Giustiniani habla de la emergencia que atraviesa la seguridad y para subrayarlo refiere cómo la provincia de Santa Fe cuadriplica la media nacional: “En Rosario, 23 homicidios cada 100 mil habitantes, en Santa Fe 28 y en la Nación 6”. Avalando los dichos de Susana Stochero, Del Frade aporta otro dato: “En las villas de Rosario y Santa Fe, 8 de cada 10 pibes no ingresan a la secundaria”.
Estos tres candidatos a diputados provinciales que supieron exponer sus coincidencias y sus disidencias sobre la mesa de un programa de TV acuerdan en que hoy es imposible hablar de ningún tema sin abordar prioritariamente la inseguridad y el narcotráfico.
Emilio Tenti Fanfani me recordaba días pasados que “hoy lo que garantiza el empleo es el estudio universitario. Lo que todo el mundo tiene ya no vale. Si todos tienen secundario, no esperen tener trabajo. Hay que integrar la primaria y la secundaria, que debe ser la nueva primaria de donde obviamente no se sale con posibilidades laborales. Hay que inventar una nueva institución educativa argentina”.
Susana Stochero aportó el siguiente dato educativo y no menor: “De 2 mil establecimientos educativos en Santa Fe, sólo 230 tienen doble escolaridad, aproximadamente un 11 por ciento”.
Todas las políticas, como por ejemplo la creación de un observatorio de seguridad barrial, la reforma policial o profundización de obras públicas, no tendrán éxito si no se aborda como remedio el problema central: ¡la educación! Santa Fe y sus nuevos gobernantes deberán optar entre dos grandes caminos: uno de ellos es lograr que todas las escuelas tengan doble escolaridad para que los chicos que hoy son los marginales de la marginalidad tengan alguna oportunidad de vida; la otra opción es gastar plata haciendo más cárceles y contratando onerosos asesores ante una realidad que sólo necesita ser comprendida.
La cabeza del próximo gobernante debe tener en claro que las medidas coyunturales o de emergencia que tal vez deberá tomar por los años de inacción no pueden alejarlo de la revolución que deberá realizar. Las escuelas con doble escolaridad y atractivos para adolescentes aturdidos por el alcohol, la droga y la exclusión deberán estar asociadas con la producción. Así, generar trabajo para que las familias vuelvan a depender de un jornal y no de un plan. Es necesario realizar planes de viviendas para evitar los hacinamientos que expulsan a chicos y grandes de esas precarias moradas. En Santa Fe, en el trabajo cultural, sólo se deberá seguir el camino iniciado por la María de los Ángeles “Chiqui” González, aumentando o incentivando orquestas infantojuveniles, Islas de los Inventos, etc. Dotar a clubes barriales de recursos. Clubes que pelean a destajo contra los búnkers de drogas y asociarlos a la escuela del lugar para que sean parte de esa doble escolaridad. Y, por último, las cárceles deben ser rehabilitadoras a través del estudio, el trabajo y con una sola tortura: la imposibilidad de ser libre mientras dure la condena. Las comisarías deben vaciarse de presos. El Estado debe dar trabajo haciéndolas pintar al igual que los hospitales y las escuelas.
Los gobernantes deberían por ley atenderse a través de la salud pública y sus hijos y nietos deberían concurrir a las escuelas estatales. A la corrupción debe aplicársele la máxima condena que prevé nuestra legislación penal.
A dos meses de la muerte aún hoy no esclarecida –suicidio o asesinato– del fiscal Alberto Nisman, la esperanza de saber qué pasó se destiñe ante tanta vocación por entorpecer su dilucidación. Con multiplicidad de actores protagónicos en el juego de entorpecer, cobra fuerza aquello que dice que, a medida que el tiempo transcurre, se atropella a la verdad.
La Convención Nacional de la UCR aprobó realizar una alianza con el PRO y éste con la Coalición Cívica. El entusiasmo de un sector mayoritario del radicalismo no condice con los resultados obtenidos: no podrán ser gobierno; en todo caso, de triunfar el porteño Mauricio Macri, el centenario partido ocupará casilleros como en Santa Fe con el socialismo.
