“Él es un monstruo. Si tanto ama a sus hijos como dice, por qué quiso quitarles a su madre”. Así describió Rosalía Benítez a Mario Toledo, su ex marido que en septiembre de 2012 le disparó al menos cinco veces delante de su hija en su casa de Villa Gobernador Gálvez y la dejó agonizando por quince días en terapia intensiva. En diciembre pasado, la Justicia lo condenó a 10 años de prisión por los delitos de tentativa de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, portación de arma de guerra y amenazas en calidad de autor. En su momento, el fallo provocó la indignación y el rechazo tanto de Rosalía como de sus familiares, amigos y de las organizaciones que la acompañaron durante dos años en la búsqueda de justicia. Por eso, ayer por la mañana, en una audiencia de apelación, la Fiscalía solicitó el aumento de la pena a 18 años, mientras que la defensa pidió reducirla a cinco. Al final de la jornada, Toledo tomó la palabra y dijo que ama a sus hijos y desde la cárcel les escribe cartas y poesías.
La noche del 21 de septiembre de 2012 Rosalía estaba en su casa en Villa Gobernador Gálvez junto con su hija, que en ese entonces tenía nueve años, cuando Mario Alberto “Cacho” Toledo (57 años) intentó asesinarla de al menos cinco tiros.
Restricción
Unos meses antes, la Justicia le había prohibido al hombre acercarse a su pareja tras comprobar la violencia y las amenazas a las que la había sometido durante los 17 años que estuvieron juntos. Sin embargo, esa madrugada Toledo se subió al techo, arrancó los cables del teléfono y sorprendió a la mujer en el patio. Rosalía y su hija corrieron hasta una de las habitaciones que da a la calle, abrieron una ventana e intentaron escapar, pero Toledo les cortó el paso. La pequeña se metió debajo de la cama y fue testigo de los cinco impactos que recibió su mamá por parte de su papá. Toledo descargó las armas y huyó.
La mujer fue socorrida por sus vecinos. Rosalía pasó 15 días en coma y le llevó un mes recuperarse por completo en el Heca. Las balas gatilladas por Toledo la alcanzaron en el abdomen, detrás del cuello, en la axila, una mama, en una mano y en el brazo izquierdo.
El 23 de diciembre pasado en un juicio oral y público, los magistrados Julio Kesuani, María Isabel Mas Varela y Edgardo Fertita condenaron a Toledo a diez años de prisión por los delitos de tentativa de homicidio agravada por el uso de arma de fuego, portación de arma de de guerra y amenazas. El fallo fue rechazado tanto por Rosalía como el ministerio público, por lo que ayer se celebró una audiencia de apelación a sala llena en la que la Fiscalía, a cargo de Cristina Rubiolo, solicitó el aumento de la pena a 18 años.
Premeditado
Los argumentos de la fiscal apuntaron a que todos los testimonios (de Rosalía, sus hijos y sus vecinos) coincidieron en que la tentativa de homicidio fue un acto premeditado y que el ataque sucedió cuando pesaba sobre él una prohibición de acercamiento a la vivienda.
“Todas las acciones de Toledo esa noche fueron con intención de matar”, dijo Rubiolo.
Además, la fiscal de Cámaras argumentó que según todos los médicos Rosalía se salvó por un milagro y que el Estado debería condenar de manera ejemplar un caso de violencia de género como este, teniendo en cuenta que la mujer hizo tres denuncias previas y nunca se sintió protegida y amparada por la ley.
Menos años
Por su parte, la defensora Mirtha Llonch solicitó la reducción de la condena de diez a cinco años argumentando que Toledo no cuenta con antecedentes penales previos al hecho y que, según su testimonio, no fue a la casa con intenciones de matar a Rosalía sino para hablar sobre el régimen de visitas de los dos hijos de la pareja. Asimismo, sostuvo que no hay pruebas suficientes que sostengan la hipótesis de que llegó a la vivienda armado. Finalmente, dijo que los argumentos de la Fiscalía acerca de la violencia de género se basan en que, según Rosalía, el hombre le hacía la comida salada a propósito y le compraba facturas viejas.
Arrepentido
Más tarde, los jueces le dieron la palabra a Toledo, quien sostuvo que esa noche fue a la casa de Rosalía con la única intención de buscar a su hija y que nunca se imaginó que las cosas fuesen a terminar así. Además, dijo que en la cárcel les escribe cartas y poesías a sus hijos porque los ama mucho y que por ellos está terminando el secundario.
Al finalizar la audiencia, Rosalía se mostró esperanzada con la posibilidad de que se eleve la condena a su ex marido: “A los jueces me gustaría decirles que ese hombre odió siempre a la familia, nunca quiso a sus hijos. Él es un monstruo, si tanto ama a sus hijos como dice, por qué quiso quitarles a su madre. Las cartas que dice que escribe son para mostrarles a los demás que cambió, pero él nunca cambió: sigue siendo la misma basura de siempre”.