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El Frente Progresista se resetea

El Frente Progresista juntó a toda la familia para la foto y relanzó la campaña con un acto al que no faltó ninguno de sus componentes.

El Frente Progresista juntó a toda la familia para la foto y relanzó la campaña con un acto al que no faltó ninguno de sus componentes. El dato esencial allí fueron las presencias de Mario Barletta, precandidato superado por Miguel Lifschitz en la interna a gobernador, y José Corral, actual intendente de la capital provincial, encaminado a la reelección y llamado a ser la figura más gravitante de la UCR santafesina en los próximos años.

Corral tiene más que legítimas aspiraciones a pelear por la gobernación dentro de cuatro años, pero sabe que sus chances para 2019 serán menores si el Frente Progresista no es reelegido en 2015. Además, a las intendencias no le sobra nada en cuanto a recursos económicos, por lo cual el acompañamiento de un gobierno provincial propio no le será indiferente en esa travesía de cuatro años.

Todos en el Corral

La unidad del Frente Progresista implica la convicción de atarse y tirar todos del mismo carro. Se expresa, además de por flashes y declaraciones, en la ratificación de proyectos de obras públicas que serán ratificadas y explicitadas de acá al 14 de junio, como el ya anunciado conducto pluvial Larrea (352 millones de pesos), el carril exclusivo y remodelación parcial de avenida López y Planes y la intervención en el Fonavi Centenario, entre otras.

En ese contexto donde el precio de la armonía es que quien conduce se encargue de que todos los miembros de la coalición tengan su espacio y debido protagonismo, persiste algo de ruido en la Coalición Cívica-ARI, que destacó en la elección a intendente de Rosario, pero su cosecha en cuanto a representación institucional le dejó sabor a muy poco: no logró colocar un concejal propio en la principal ciudad de la provincia y la victoria 70 a 17 de Bonfatti sobre Rubén Giustiniani, sumada a la aplicación del cupo femenino, condenó a Ariel Bermúdez al primer lugar de la lista de diputados suplentes, dejando sin banca a esa fuerza.

Si bien los 69 mil votos de Pablo Javkin en Rosario no son una cifra inusual, en el contexto de la mala elección de la intendenta cobraron un valor inocultable y lo instalaron en la elite de los candidatos más considerados por los rosarinos.

Fue, además, el depositario de un voto frentista crítico, fracción de un voto castigo más amplio también canalizado a través de candidaturas de otras fuerzas. Al socialismo, que hegemonizó la conducción del Frente Progresista en los últimos 24 años, así como en otros tiempos cosechaba todos los laureles, esta vez le tocó la bronca.

Señales desde Rosario

El Frente tuvo innumerables reuniones en los últimos quince días. Las tensiones poselección empezaron a aflojar y se disipó la conmoción inicial por el inesperado resultado de las primarias.

El piso de consenso entre los miembros del Frente es que todos necesitan que se gane.

Lo segundo es la importancia de una autocrítica y que la candidata (porque a pesar de haber hecho un flojo papel electoral Mónica Fein ganó la interna oficialista) incorpore algunos de los temas y visiones que representaba el espacio que postuló a Javkin. Lo tercero es que todos se pongan delante del carro para tirar.

Este último aspecto empezó a tomar forma con la carta abierta que Javkin publicó en las redes sociales. Su redacción ambigua motivó diferentes lecturas, disipadas 24 horas después cuando en una entrevista radial el diputado nacional contestó sin rodeos que votará por Mónica Fein y la lista completa del Frente Progresista.

Hubo otras señales de que las piezas del rompecabezas empiezan a juntarse. Los acompañantes de la intendenta a una reunión con comerciantes de zona norte fueron el uno y dos de la lista de candidatos a concejales: el socialista Horacio Ghirardi, cómodo ganador de la interna y el más votado en la categoría, y la radical María Eugenia Schmuck, que tiene asegurada la reelección y será uno de los nombres en ganar protagonismo durante la campaña, no sólo por su buen desempeño electoral, sino porque emigrado Boasso a las filas de Macri, quedó como la figura de la UCR rosarina con mejor proyección futura.

El viernes hasta última hora de la tarde las distintas patas del Frente Progresista de Rosario estuvieron suturando heridas y planificando las cinco semanas a todo o nada que tienen por delante.

Hay criterios aún en debate, pero claridad en cuanto a tirar del mismo carro. Para las próximas horas y días se acordaron señales contundentes en ese sentido.

La ciudad de la furia

Gran parte del futuro del Frente Progresista se juega en Rosario. Bonfatti, que hizo muy buena elección en la provincia, en Rosario obtuvo 25%; Lifschitz 28% y Fein no llegó al 21%. Son porcentajes muy diferentes a aquellos que los consagraron al tope de las preferencias de rosarinos y santafesinos en general.

Miguel Lifschitz concentra esfuerzos para recuperar las adhesiones que hace cuatro años lo llevaron por goleada al Senado provincial.

Más complejo es el intento de retener la intendencia. La diferencia con Lifschitz es que Mónica Fein fue por la reelección; el voto en esa circunstancia no tiene demasiadas vueltas: es por aprobación o desaprobación.

Fein perdió la pole position con la candidata del PRO. También aquí es útil valorar los méritos de cada uno. Ana Laura Martínez fue la más elegida en la ciudad, con 128 mil votos, una cifra que no es para desmerecer, pero que, puesto en contexto de lo que fueron anteriores comicios, sobre todo aquellos en los que se jugaba una reelección, habla más de la hemorragia que sufrió el socialismo que de batacazo del PRO.

En esa disputa que entablan en cada rincón de la ciudad el PRO, ganador en primarias en casi todas las seccionales salvo las tres del centro, y el oficialismo, tercia el peronismo, que por un lado ve una oportunidad en el enojo expresado hacia el Frente Progresista, pero por el otro la necesidad de frenar el avance del PRO.

“En lo que queda de campaña voy a poner especial énfasis en los barrios de Rosario porque tenemos votos para rescatar, de gente que nunca lo votaría a Macri porque sabe que va a gobernar para los ricos pero lo quiere votar a Del Sel. Tenemos que hacer ver que son lo mismo; llevar ese mensaje a esas seccionales donde hace dos años algunas gané yo y otras hicimos un gran papel”, explicó estos días Héctor Cavallero, líder de la lista de diputados provinciales del Frente Justicialista para la Victoria y una de las cartas del peronismo en la ciudad.

El veterano Tigre vuelve a caminar el territorio que va desde el macrocentro hasta el límite de la ciudad y que conoce a la perfección. De hecho durante muchos años fue su reinado.

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