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Sabor a poco

El equipo de Gallego continúa sin un rumbo de juego. En definitiva, empate justo y poco productivo.

Empate con sabor a poco o no tanto, depende de la óptica donde se lo mire. Newell’s igualó en el Parque 1 a 1 y sigue sin encontrar una identidad clara de juego tras doce fechas. Pero el punto no parece tan malo si se tiene en cuenta que esta vez enfrente estaba San Lorenzo, un rival serio, tal vez el más peligroso de los que enfrentó hasta ahora. Gallego tuvo una puesta en escena desde los nombres más ambiciosa, pero el equipo sigue sin un rumbo de juego claro y así difícilmente pueda aspirar a mucho más.

El empuje de Newell’s en el inicio dio sus frutos. Tras una jugada donde la Lepra movió la pelota de lado a lado, Ponce sacó un remate tan potente como sorpresivo que se coló contra el poste derecho de Torrico. Pero el equipo de Gallego sufre muchas veces el mal de la manta corta, y justo cuando el DT se había animado un poco más en ofensiva, la que falló fue la defensa. En una jugada simple y básica San Lorenzo encontró el empate.

Falló López en un cierre, y Cauteruccio, cayéndose, le ganó la posición a Casco y le dio cruzado, ante un Ustari que mostró escasa resistencia. Empate rápido del Ciclón que golpeó a Newell’s, que a partir de ahí se repitió en ataques por derecha donde Orzán mostró tanta voluntad como incapacidad.

Con Figueroa apagado, Maxi desconectado y muy marcado, la pelota de la Lepra empezó a pasar mucho por Bernardello y Mateo, y los ataques desaparecieron.

Y a diferencia de otros partidos en el Coloso, el Rojinegro esta vez tuvo enfrente un equipo serio, ordenado y con jugadores que supieron administrar el juego como Romagnoli o Mercier. Y Cauteruccio, solito arriba, complicó a toda la defensa leprosa, pero por suerte para Gallego el uruguayo desperdició dos chances claras, primero pateando sobre el cuerpo de Ustari, y luego fallando con el arco de frente y el arquero jugado.

Pudo tener su chance Newell’s, es cierto. Vigliano extendió su racha fatídica de fallos perjudiciales en contra de la Lepra y obvió un penal a Maxi sobre el cierre de la primera etapa, y en un partido tan cerrado, esos detalles pueden significar la diferencia entre ganar o perder.

A los 26 minutos del complemento el Tolo se la jugó. Tal vez condicionado por las críticas y obligado por la localía, el DT mandó a la cancha a Castro por Orzán y Tevez por Bernardello. Dos cambios para buscar los tres puntos.

Pero no siempre las intenciones se trasladan al juego, y mucho menos al marcador. Y esa loable idea de Gallego de ir por el triunfo no se vio reflejada en la cancha. Tevez fue repetitivo en su juego, Castro hizo poco y Maxi siguió incómodo en la cancha, sin espacios para desnivelar. Y así el partido se murió con un empate tan justo como poco productivo.

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