Un muchacho de 22 años fue asesinado y otro de 24 herido a tiros ayer por la madrugada en barrio Itatí. Según indicaron fuentes de la investigación, las víctimas estaban sentadas en la vereda, cuando pasaron dos muchachos y los balearon sin mediar palabras. Los heridos fueron trasladados al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez; el más joven de ellos no logró sobreponerse a las heridas y falleció unas horas después de ingresar, mientras que su acompañante, un joven que hace tres años había sido detenido en el emblemático búnker que se levantaba en el barrio (ver recuadro), anoche se recuperaba.
Los tiros fueron a eso de las 3 de ayer, en la puerta de un pasillo ubicado en Pueyrredón al 2700, entre Gálvez y las vías del tren; contra un portón blanco de metal que funciona como entrada de un complejo de viviendas que, de acuerdo con vecinos de la zona, fue usurpado hace algunos años por un grupo de familias. “Cuando se murieron los dueños no quedaron herederos y las ocuparon. De todas maneras es gente muy tranquila, personas trabajadoras”, señaló una mujer de la zona que intentaba saber qué había ocurrido en el lugar.
Voceros de la Fiscalía de Homicidios Dolosos explicaron que, según sus investigaciones, Santiago Báez, de 22 años y su amigo Fabián A., de 24, estaban tomando una cerveza en la vereda cuando fueron atacados por dos encapuchados que llegaron caminando al lugar. Los tiradores se les aparecieron de la nada y, sin siquiera tener un intercambio de palabras, dispararon sobre ellos no menos de 6 veces.
Ambos fueron trasladados en un móvil del Sies hasta el Heca; llegaron juntos, pero no tuvieron la misma suerte. Entraron al centro de salud más o menos a las 3.30 de ayer: Fabián presentaba múltiples heridas de arma de fuego en los brazos, las piernas y el abdomen, pero su cuadro clínico no era grave y los médicos pudieron estabilizarlo. Diferente fue la situación de Santiago, quien ingresó con un tiro en el abdomen, en estado delicado, y falleció a eso de las 5.
Dada la hora y el lugar del ataque, en principio, el único testigo con el que cuentan los pesquisas es Fabián, el sobreviviente. El muchacho fue entrevistado por uniformados, pero no aportó ningún dato de relevancia. “Dijo que no tiene idea de por qué los balearon; que no los vieron venir. Que cuando se percataron ya los tenían encima y no pudieron hacer nada”, explicó un vocero del caso, quien señaló que los tiradores tenían sus rostros tapados con capuchas y gorras.
De todas maneras, al margen de la falta de datos concretos, todos los investigadores vinculados con el caso descartaron de plano que se haya tratado de un intento de robo o una pelea menor; los matadores llegaron al lugar con un objetivo y lo cumplieron.
Al ser consultados sobre el ataque, vecinos del barrio explicaron que en los terrenos que están pegados a las vías férreas, entre Pueyrredón y Santiago, hay un grupo de personas que se dedica a la venta de drogas desde hace mucho tiempo. “Antes había un búnker, ahora no sé cómo es que venden. Si la falopa la tiene un tipo en una mochila o la siguen guardando en una casa. Pero a la noche las vías parecen la peatonal Córdoba y se llena de gente densa”, explicó un muchacho, insinuando que los tiros podrían estar relacionados.
El caso es investigado por la Fiscalía de Homicidios Dolosos, a cargo esta semana de Ademar Bianchini, con la colaboración de uniformados de la seccional 5ª.
Aquel búnker emblemático
Fabián A., el muchacho herido ayer por la madrugada, había sido detenido con otros tres jóvenes en el búnker ubicado en Pueyrredón al 2700 el 27 de noviembre de 2012, cuando la Dirección de Prevención y Control de Acciones provincial se incautó allí de envoltorios de cocaína y marihuana.
Para entonces, el lugar había sido allanado dos veces, la última en agosto de 2012, cuando fue derribado. Pero luego lo levantaron y en enero de 2013 volvió a ser destruido por las topadoras del Ministerio de Seguridad.
En mayo de 2014 hubo un nuevo operativo en una vivienda ubicada frente a donde había funcionado el búnker. Los uniformados se incautaron de algo de droga y detuvieron allí a Juan R., de 46 años.
Investigadores vinculan el lugar con la banda de los Monos y le atribuyen a esta organización alguna responsabilidad en el crimen de Claudio Cesco, alias Murdo, ultimado en Juan XXIII y Espinillo, cerca de su casa, de una decena de tiros el 6 noviembre de 2012. Una supuesta represalia por la caída en desgracia de la boca de expendio.