—Si uno mira el proceso de estos años en Santa Fe, uno ve que el PJ y el Frente hegemonizaron la discusión política y hoy nos encontramos que el PRO llegó a la instancia definitoria de la Gobernación.
—Yo no me pasé en ningún momento discutiendo, sino gobernando y haciendo crecer a Santa Fe en función de un plan estratégico. El 85 por ciento de los 346 proyectos que tenemos entre el Estado y la sociedad están plasmados. Podemos hablar un rato largo de los derechos a la salud, en educación, la mejor calidad educativa del país dicho por la Nación, del agua potable, de viviendas, de la reforma del sistema procesal penal, de la Policía…, ¡de tantas cosas! Y también de los problemas, porque se avanza y obviamente surgen nuevos.
—¿Entonces, cuál es su lectura de por qué no está afianzada aún la posibilidad de ganar la Gobernación?
—Hay una banalización, una farandulización… La gente por allí no escucha propuestas. Se le dicen cosas, como bien dicen los candidatos (en referencia al PRO), “yo le hablo del corazón”. Yo también hago cosas con el corazón, pero a la vez uso la cabeza para saber cuáles son las necesidades santafesinas. Y sé lo que podemos perder: lo que pueden perder los jubilados, el 50 por ciento de la población que usa la salud pública y los chicos que van a la escuela. Y a eso agregarle las falsas promesas: que en un día van a terminar con la delincuencia, el narcotráfico y la corrupción.
—¿Y el Frente qué dice?
—Yo digo que es una sociedad enferma en la cual vivimos, que tiene muchas expresiones de violencia en los hechos más simples de la vida. Y eso no se termina de un día para el otro, son procesos, y a veces largos. Hay gente a la que le gusta escuchar que se lo van a resolver mañana, y hay pícaros que se aprovechan y dicen que mañana se lo van a resolver. Y es mentira.
—Cuando lean esto Del Sel y Boasso van a decir que usted se suma a “la campaña agresiva”.
—No. Describo a los que ya actuaron, que privatizaron el banco de Santa Fe, entregaron Aguas, casi entregan la EPE. Son los que ellos muestran. Están diciendo que van a traer funcionarios de Buenos Aires… ¿qué conocen de la realidad santafesina? ¿Qué tiene que ver Santa Fe con Buenos Aires? Cuando se le pregunta al candidato qué opina de equis tema, responde “no sé, lo voy a consultar con los expertos”, ¿y quién elige los expertos?
—¿Usted ve injerencia desde afuera de Santa Fe? Le pregunto por el PRO.
—No me cabe duda. Hay una nacionalización de propuestas entre dos proyectos que disputan con mucha fuerza la futura presidencia de la Nación, y eso permea a la sociedad santafesina.
—Cualquiera diría que estamos en una campaña de balotaje. El Frente tienta a votantes peronistas, y el PRO hace lo propio con radicales. ¿Hay polarización o es un deseo?
—Las Paso dejaron una paridad: 3 mil votos de diferencia. Y obvio que uno apela a los indecisos, a los que no fueron a votar, los que votaron en blanco, y a todos los que piensan en quién quiere que gobierne Santa Fe y todo lo que podemos perder si consideramos que el PRO no es garantía de ningún proyecto para que avance Santa Fe.
—¿Por qué cree que no se tradujo en votos el histórico nivel de inversión pública que hay hoy en Rosario?
—Porque hay un epifenómeno que es el de la violencia y la gente ve que ése es el problema. Y yo lo comprendo: quiere soluciones ya. Pero yo no le miento a la gente, no es mi estilo. Es un proceso complejo y en el que se ha supradimensionado la realidad de Santa Fe y en particular de Rosario. Mire, en otros distritos del país ocurren cosas cinco o seis veces peores que las nuestras.
—¿A qué se refiere?
—Secuestros extorsivos, presencias de cárteles de droga… Santa Fe no tiene eso. El problema no es el narcotráfico, lo dijo (el secretario de Seguridad, Sergio) Berni. Acá son las relaciones interpersonales. Me cansé de decirlo: el 85 por ciento de los homicidios son por esa razón. Ahora, lo dice alguien de afuera y le dan credibilidad; lo dice el gobernador y se descree. Yo entiendo. Todos vivimos mal y queremos vivir mejor, y entonces se busca una varita que nos haga vivir mejor.
—La cantidad de homicidios en Santa Fe de 2010 para acá se duplicó. Y está por encima de cualquier otro distrito del país.
—No es así, no es así.
—¿Cómo no es así?
—Vayan a ver el conurbano de Buenos Aires. Se esconden esas cifras, no hay cifras, pero yo tengo datos. Vayan a ver Mendoza, Córdoba. Los invito a leer un matutino de esa provincia de un día sábado hace mes, mes y medio, no recuerdo con precisión el día. Reportaje al gobernador (José Manuel) De la Sota a página completa. ¿Qué dice?: “Tengo cuatro barrios rodeados por la Policía donde le pido documentos a quien entra y sale, pero adentro tengo cocinas (de drogas) móviles”. Acá eso no existe. Y lo dijo el gobernador, y nadie tomó nota, pasó como una cosa más.
—¿Usted insiste en que Santa Fe blanquea estadística y otras jurisdicciones no?
—Totalmente. Y más: en Santa Fe, policía que erra el camino se lo hecha. ¿Y antes qué pasaba? ¿No había policías corruptos? Los policías que yo heredé vienen de hace 30 años. ¿En la Bonaerense no hay policías corruptos, en Córdoba? No se echa a nadie. Acá el que se saltó de la raya, afuera.
—Sí, tiene récord de policías separados de sus puestos, pero también están las causas, eternas, que no avanzan en serio, sobre los patrimonios ilícitos de comisarios.
—¿Y quién tiene que hacerlo? La Justicia; ¡que avance la Justicia! Yo creo en la Justicia independiente, no en la Justicia amañada donde el Poder Ejecutivo carga todos los días para lograr impunidad.
—Pero el gobierno tiene un interés legítimo en empujar esas causas, necesita que se dé el ejemplo con condenas.
—Por supuesto, yo quiero la mayor pena para los que cometen delitos. También creo que hay que revisar alguna legislación del Código Penal de la Nación. Hay mucha liviandad. Que entran por una puerta y salen por la otra es verdad, pero el juez lo que está haciendo es interpretar los Códigos.
—Usted mencionó que estuvieron sobredimensionados los problemas de seguridad en Santa Fe…
—Sí.
—¿Por quién?
—Por medios de Buenos Aires que durante años nos atacaron a los santafesinos.
—¿Cuál sería el interés para hacer eso?
—Porque hay medios que son parte de un proyecto político. No son independientes esos medios de Buenos Aires. Tienen intereses partidarios, lo están demostrando todos los días. Apoyando a uno u otro candidato. Son dos transatlánticos que se enfrentan y nosotros estamos en el medio. Santa Fe parece que no es un buen ejemplo para que cunda en el país. Nos han castigado permanentemente. ¡Los inventos que tuvimos que soportar!
—¿Por ejemplo?
—(El ex gobernador Hermes) Binner parecía que vendía bebés. En Sunchales, población de 20 mil habitantes, había 21 búnkers, 6 casinos, 6 prostíbulos… ¿y dónde está eso? Una era la casa de una maestra, la otra dirección era el Banco de Santa Fe, otra la EPE. Después había un secretario de Seguridad que iba a buscar droga a Perú, y resulta que había ido al velorio del padre, y antes a verlo porque estaba en terapia intensiva. Y permanentemente una campaña para denostar a Santa Fe.
—¿Por qué Nación accede a ahora a mandar gendarmes?
—Hagamos la evolución de la película. El Móvil 2 de Gendarmería se iba de Rosario. Nosotros reclamamos en soledad dos años y medio porque creíamos que era necesario destruir los búnkers y la Justicia federal no nos daba autorización porque decían que había que filmar para seguir la cadena hacia arriba. Cuando logramos que vinieran, cambio de ministro a nivel nacional de por medio, se reinstala el Móvil 2 en su plenitud, pero además vinieron más efectivos. Hicimos la articulación de fuerzas que tanto habíamos reclamado, capacitamos a la Policía Comunitaria y la PAT. Hoy tenemos un montón de barrios de Rosario que están custodiados. Hemos bajado la tasa de delito en Rosario, hemos bajado la tasa de homicidios, y ahora viene una segunda etapa con la llegada de 1.050 gendarmes.
—¿Bajaron las tasas de homicidios y delitos?
—Hay récord de detenidos y récord de delitos esclarecidos.
—¿La tasa de homicidios bajó porque bajó, o por la aplicación de políticas públicas? Usted mismo adjudicó el 85% de los casos a cuestiones interpersonales difíciles de prevenir.
—Bajó por todas las políticas públicas. Siempre dije que la solución no es únicamente policial. Es Policía, Justicia, el Plan Abre. Es inaugurar la vivienda número 4 mil en Zona Cero y al mismo tiempo disponer 47 millones en Villa Oculta (está contigua), para urbanizarla. Eso es darle dignidad a la gente y terminar con la violencia.
—Su gobierno tiene inversiones trascendentes en marcha, por contenido y por inversión, como los acueductos, el entubado de calle Sorrento, la red cloacal, etc. Cuando le preguntaron por el mantenimiento de las rutas, usted contestó que como gobernante tenía que elegir. Entonces le pregunto: ¿por qué no pudieron terminar los hospitales iniciados en 2008?
—Por la magnitud. De los cinco de mediana complejidad, van a estar terminados cuatro. Con respecto a los cinco de alta complejidad y emergencia, estamos hablando de 22 a 24 mil metros cuadrados, esos no se terminan en una gestión. Le recuerdo a los rosarinos que el Heca llegó en el año 15 de la gestión.
—Dijo hace un momento que la primaria dejó un escenario de paridad con el PRO. Si tuviera que decir qué va a definir la elección, ¿dónde apuntaría?
—Apelar a la conciencia de los santafesinos. Y explicitarles con toda franqueza lo que hicimos y lo que hay que hacer, eso incluye las deudas, pero que comprendan que hay cosas que requieren de tiempo, hay recetas complejas para problemas complejos. Y que aquel que le dice lo que quiere escuchar lo está engañando.
—¿El respaldo que recibió como candidato a diputado en las urnas es un respaldo personal o a la gestión?
—Es a la gestión, porque yo encarno la gestión. Y creo que Miguel Lifschitz en las Paso tenía 30 por ciento de desconocimiento que ahora está superando.
—¿Hay problemas para asociar la figura de Lifschitz a la gestión?
—No. Ocurre que el que todavía no lo conoce no lo asocia. Pero esto es: en 2007 Hermes Binner inició un proyecto que siguió Antonio Bonfatti y que tiene que seguir Miguel Lifschitz.
—Con todo lo que pasó en estos cuatro años, agregado lo que se dijo y lo que se sugirió, ¿usted siente que fue dañada la imagen de transparencia y honestidad que es el capital político esencial del socialismo de Santa Fe?
—No, de ninguna manera. Nadie nos ha dicho que no ha sido un gobierno transparente. Obviamente que la ciudadanía a lo mejor vivió una etapa en la que no existían estos conflictos sociales. Nos tocó una etapa tremendamente difícil del país, con caída del aparato productivo, sequías, inundaciones. El gobierno nacional tendió muy pocas manos, no hemos recibido ni una sola vivienda de Nación, todas las hicimos con recursos propios. Las dos cámaras legislativas en contra, hemos tenido buena relación, pero para los proyectos uno requiere más agilidad.
—Se compensó con que no han tenido poco presupuesto.
—No crea que hemos tenido tanto. No hay un solo kilómetro de ruta nuevo de la Nación, salvo la Circunvalación de Rosario. Vayan a ver Entre Ríos: está hecha nueva. En el sur, están nuevas.